Necesario, alcanzar mejores condiciones de vida, conocimiento y cultura: Carlos Martínez Assad
Eliminar las fronteras entre las ciencias
Patricia Vega
Carlos Martínez Assad (Jalisco, 1946), egresado de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM y doctorado en la Universidad de París, ha publicado una veintena de libros y numerosos artículos en los que confluyen diferentes disciplinas humanísticas como la historia, la sociología y la politología. Su trabajo lo realiza, desde hace varios años, en el Instituto de Investigaciones Sociales, de donde fue director (1983-1989) y responsable de la publicación de 40 volúmenes de la Revista Mexicana de Sociología.
Es investigador nacional nivel III. Publicó 75 libros de la colección Regiones, del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. Actualmente edita la revista Eslabones, desde su cargo como presidente de la Sociedad Nacional de Estudios Regionales. Sus libros El laboratorio de la revolución (Siglo XXI editores, 1979) y Los rebeldes vencidos. Zedillo contra el Estado cardenista (Fondo de Cultura Económica, 1990) son ya considerados textos clásicos que lo convirtieron en uno de los pioneros de la historia regional. Con su libro ƑCuál destino para el DF? (Océano, 1996) aborda el cambio extraordinario que se ha operado en la capital en los últimos años.
Ha sido becario de la fundación Guggenheim, y a nivel nacional ha recibido diversos premios por sus investigaciones, entre ellos el Universidad Nacional, en 1997. Actualmente es candidato a la vicepresidencia de la Academia Mexicana de Ciencias, y a lo largo de su trayectoria ha encaminado sus esfuerzos para que se reconozca el estatuto científico de las ciencias sociales.
ųƑCuál es el panorama que nos presenta el fin del siglo XX mexicano?
ųCon el siglo XX termina un mundo de grandes cambios en todos los órdenes. Pasará como una era en la que los grandes descubrimientos continuaron y otros se pudieron aplicar; por ejemplo, la aviación. Esto es realmente importante porque, sobre todo, acortó el tiempo. Lo vertiginoso del siglo no podría haberse dado sin la posibilidad de esas movilizaciones múltiples de personas, que con la masificación pudieron trasladarse primero por la navegación marítima. El mundo globalizado del que tanto se habla ahora se inició con el cristianismo, y probablemente se complementó con la primera y segunda guerras mundiales que involucraron a todos los países del orbe. Pero ahora los millones de personas desplazadas de sus países originarios han provocado intercambios con mayor impacto, como los personales y familiares.
"El siglo XX mexicano se inició con una revolución que transformó a la sociedad, y pasamos de 15 a 100 millones de habitantes con todos los cambios que eso significa. La sociedad se modernizó y abogó por la implantación del laicismo en toda su organización vital."
ųƑQué papel ha tenido la educación en todo ese proceso de cambio?
ųLo que más influyó en ese proceso fue la educación, la panacea que desde los liberales se concibió como lo que podría sacar al país del atraso. Estuvo en el ánimo de gobiernos tan contrastantes como los de Porfirio Díaz y Lázaro Cárdenas. Pero los cambios sociales se dieron efectivamente, y con la extensión de las clases medias la demanda educativa aumentó. La universidad se concibió desde los años 40 como el primer escalón para ascender socialmente. Hasta en el cine mexicano comenzaron a aparecer los profesionistas, desde luego los abogados, pero también los ingenieros y los médicos. Incluso los investigadores.
"Los regímenes posrevolucionarios auspiciaron que la educación llegara a estratos sociales a los que hubiera sido imposible. Las líneas de investigación que enfatizaron sobre la cultura y la identidad como mexicanos tuvieron amplia recepción, creándose espacios académicos institucionales tan importantes hace 70 años por gente tan notable como Vicente Lombardo Toledano, Alfonso Caso y Lucio Mendieta y Núñez. Por sus cubículos pasaron Miguel Othón de Mendizábal, incluso fotógrafos que realizaron el inventario más completo de los pueblos indios.
"La investigación se institucionalizó muy rápidamente porque la Revista Mexicana de Sociología surgió en 1939, y desde entonces se mantiene ininterrumpidamente. En ella escribieron José Gaos, José Medina Echavarría, Manuel Gamio y muchos más. Ya por esos años se ha-cían estudios sobre las causas de la deserción estudiantil en la universidad. Entonces eran mucho menos estudiantes y, sin embargo, 53 por ciento no terminaba su carrera. Así es que el fenómeno no es tan nuevo como se dice."
ųEn este contexto, Ƒcómo fue que se llegó a la separación de las ciencias?
ųLas disciplinas no nacieron tan marcadamente diferenciadas. Era usual que un antropólogo hiciera sociología, algo de filosofía y hasta de historia. Igualmente, entre el médico y el químico la diferenciación no era tan notoria. Incluso en las grandes escuelas las matemáticas y la filosofía estuvieron reunidas. Pero el mundo de la especialización se ha impuesto; nada más curioso que unas disciplinas se agrupen como humanidades y otras como ciencias, como si éstas últimas no tuvieran como finalidad incidir en elevar la calidad de vida de la sociedad. Es obvio que por sus objetivos no hay disciplina que no pueda caracterizarse como humana.
"Pero en 1980 la UNAM había alcanzado ya su conformación actual, después de pasar por el trauma de 1968, como principal institución generadora de profesionistas, muchos destinados a la investigación. El aumento de la población agudizó los contrastes sociales y se hizo más imperiosa la necesidad del desarrollo científico y tecnológico que coincidiera con esos cambios.
"A partir de entonces, la diferencia entre las ciencias exactas y naturales con las sociales y humanísticas se ensancha. Pero eso debido más a las concepciones que irradian desde los centros de poder que de lo que debieran ser sus prácticas. Algo semejante a una resistencia fue la aceptación de científicos sociales y humanistas en la Academia Mexicana de Ciencias.
"Si algo caracteriza a los regímenes neoliberales es ese desprecio por lo que no tiene ni aplicación ni incidencia inmediata, muy en la perspectiva de los parámetros de una sociedad como la estadunidense. Se habla de impactos, y si no son visibles se consideran sin importancia. Sin embargo, la obra de Octavio Paz fue reconocida con el premio Nobel y es la heredera de esa tradición que muy claramente unía en el trabajo de Sor Juana o de Carlos de Sigüenza y Góngora a la ciencia con la filosofía."
ųƑCuáles son algunos de los principales retos que hoy enfrenta la ciencia?
ųUno de los dramas de nuestra época es el desequilibrio entre las ciencias, entre las llamadas exactas y las sociales; algo que uno de los grandes pensadores de nuestra época como Inmanuel Wallerstein ha insistido en corregir, porque la ciencia debiera ser concebida como una unidad. Quizás la diferencia aceptada debiera ser la de las disciplinas que responden a una tradición clásica, digamos la astronomía, la química, la arqueología, contra las que están en la infancia como la sociología o la aeronáutica espacial.
"Otro de los problemas difícilmente superable es cómo eliminar la tensión entre el modelo liberal, que deja a la investigación una libertad que raya en el espontaneísmo, y el que, por adecuarse a los financiamientos y los criterios de evaluación, limita el desarrollo del conocimiento en problemas que aún no encuentran oferta para ser estudiados."
ųIntelectuales como Edgar Morin hablan de la necesidad de un conocimiento multidisciplinario...
ųLas fronteras entre las ciencias han resultado muchas veces ficticias, por lo que deben ser superadas, sobre todo si queremos alcanzar mayor incidencia. Ahora es difícil realizar con toda legitimidad investigación que no se respalde en la inter y multidisciplinariedad. Uno de los medios para contrarrestar tantas limitaciones puede ser el replantearse de manera muy consciente los objetivos de las disciplinas en vísperas del comienzo del siglo XXI y, en el plano concreto, incidir más en la elaboración de la ley de ciencia y tecnología, que se promulgó sin que la comunidad académica participara.
"En fin, muchos de esos problemas incluso se relacionan con el actual conflicto universitario que, lamentablemente, lleva tanto tiempo. Primero, porque el régimen ha insistido en la educación como vía para lograr un más alto desarrollo, y cuando la demanda escolar aumenta, como se ha expresado en la educación superior, no hay posibilidad de satisfacerla. Segundo, cuando parámetros teóricos se han derrumbado, no hay aún la posibilidad de sustituirlos. Y tercero, hay que recuperar la autonomía del quehacer científico, respondiendo a las necesidades sociales que no son sólo las de alcanzar mejores condiciones de vida, sino también de conocimiento y cultura."