AMENOS DE TRES MESES de la renuncia, por edad, de Samuel Ruiz como obispo de San Cristóbal de las Casas, según el canon 401 del derecho canónico, crece la interrogante sobre si Raúl Vera, obispo coadjutor, continuará al frente la diócesis.
Monseñor Raúl Vera es nombrado obispo coadjutor el 15 de agosto de 1995. Llega en medio de enormes expectativas y temores de que su pre-sencia revirtiera el compromiso por los indígenas y, particularmente, neutralizara la labor de don Samuel. Sin embargo, ocurrió todo lo contrario. Vera desde el inicio se pronuncia por una solución integral a los conflictos en los altos de Chiapas, expresa su abierta indignación a la represión gubernamental sobre las poblaciones indígenas y avala el trabajo pastoral de la diócesis, la postura de defensa derechos indígenas y, sobre todo, la trayectoria y peso del obispo Samuel Ruiz.
Hay que recordar que una de las estrategias del Vaticano con los obispos rebeldes ha sido la de incrustar en la estructura diocesana a coadjutores que contrarresten el poder del religioso en cuestión y reorienten la estructura pastoral a los dictámenes establecidos por el Vaticano. Vienen a nuestra memoria casos dolorosos como el de Bartolomé Carrasco, en Oaxaca, y la relación ríspida con Héctor González, actual titular; o recientemente las disputas abiertas entre Arturo Lona, obispo de Tehuantepec, y su coadjutor, Felipe Padilla, que han trascendido a los medios, involucrando al nuncio Justo Mullor. Hechos similares los encontramos en la Tarahumara, Chihuahua, entre otros.
En el caso de San Cristóbal, la presencia de Raúl Vera, lejos de minar el trabajo de 30 años de la diócesis, lo fortalece. Para Vera ha representado pagar altos costos, que van desde atentados contra su vida y difamaciones, hasta una visceral oposición de sectores actuales del gobierno mexicano. Y, por supuesto, no podemos olvidar a los sectores conservadores de la Iglesia que reprueban su actitud.
Raúl Vera fue transferido a San Cristóbal de las Casas, gracias a la acción del entonces nuncio Jerónimo Prigione, quien tuvo hacia 1993 en un puño a Samuel Ruiz. Este estuvo amenazado por la curia vaticana; había trámites muy avanzados para removerlo de Chiapas. Finalmente, el levantamiento zapatista en 1994 y la soli-citud en ese momento de Manuel Camacho Solís, comisionado para la paz en Chiapas, fueron determinantes para sostener al obispo en San Cristóbal, por ser pieza clave en la negociación con el EZLN. Posteriormente, bajo la administración de Zedillo, la diócesis ha tenido continuos roces con el gobierno, que van desde los exabruptos presidenciales, hasta el cierre de templos y la expulsión de sacerdotes extranjeros.
A tres meses del retiro de don Samuel Ruiz, las in-quietudes entre los miembros de la diócesis y la propia comunidad religiosa crecen, ante los temores de una posible remoción de Vera. Creemos por el contrario que no hay indicios significativos al respecto. El Vaticano generalmente no actúa de manera precipitada; tiene un sentido muy agudo del largo plazo. Tocar a Vera será intervenir en contra de la causa indígena, y el Vaticano al respecto es muy cuidadoso; ha tenido serios tropiezos en su política internacional, hay que reconocerlo, en especial ante al caso Pinochet y su tibieza frente a la guerra en Bosnia.
Samuel Ruiz y Chiapas están muy presentes en la conciencia internacional y los medios europeos progresistas. Por tanto, tendría altos costos realizar una acción brusca, pues la comunidad internacional reaccionaría. Un indicador, que por cierto preocupa a ciertos sectores conservadores mexicanos, es la actitud amistosa hacia Chiapas del nuncio Justo Mullor. Si bien no se ha expresado sobre la continuidad de Raúl Vera, tampoco ha dejado de sacar "las manos del fuego" por los obispos de San Cristóbal. De realizarse un cambio o una remoción, se realizaría en otro momento y en circunstancias menos apremiantes que las actuales; queda el conocido recurso de incrustar al coadjutor del coadjutor. El Vaticano es muy sensible a los entornos; por ello, una mayor presión del gobierno acabará finalmente por fortalecer la posición de Vera en San Cristóbal. *