Tabasco, frontera entre olmecas y mayas
Tabasco es la frontera entre lo olmeca y lo maya. También lo es, en cierta forma, del desarrollo: frente a la zona arqueológica de La Venta, se emplaza un complejo petroquímico, y del otro lado del estado una zona arqueológica recién descubierta porque al fin se construyó la autopista entre Tenosique y La Ceiba, en Guatemala.
Sin ser el patrimonio una veta turística, al gobierno le gustaría que quienes van a Palenque se quedaran en el estado. En el primer semestre de este año visitaron las siete zonas abiertas al público, en Tabasco, un promedio de 14 personas diarias.
Pellicer, mito en La Venta
La Venta tiene un mito y se llama Carlos Pellicer, el poeta que salvó de la destrucción que el desarrollo prometía, las monumentales piedras viejas de la cultura madre, que es la olmeca. Todas éstas forman parte del parque La Venta, en Villahermosa: reproducción en pocas hectáreas, de algunos de los caminos que recorrieron Pellicer y sus colaboradores en los años sesenta.
En la auténtica Venta, hoy sin embargo es difícil imaginar que este gran terreno verde de 5 kilómetros cuadrados, que fue pantano, donde abundan las réplicas, haya sido la sede de la cultura del jaguar y no, como parece ahora, el patio trasero pero bien cuidado de un México que creyó en el petróleo.
El 4 de mayo de este año Rubén Marín encontró, al hacer un pozo, una piedra que parece caracol semejante al genital femenino, que todavía no logran definir su significado. Es la única pieza original que permanece en La Venta. Y eso porque los habitantes no la quieren dejar salir.
Juanefes Jiménez tiene 25 años de trabajar en el INAH. Explica lo mismo cómo fueron las temporadas de búsqueda de vasijas y vestigios, que el uso de la planta conocida como la dormilona, que la historia de Sebastián Torres, primer habitante de La Venta, que el significado de subir los brazos al llegar a la cima de la Acrópolis ųúnico punto elevadoų y constantemente lista la historia de cada monumento que salvó Pellicer.
Su acento, su convicción en la zona, hacen que por momentos la magia aparezca, tenue, en un descuido.
De Tabasco la zona más visitada es Comalcalco (11 mil 702 personas en el primer semestre del año). Ciudad de ladrillos y de recientes hallazgos de jeroglíficos que sorprendieron en la última mesa de Palenque, así como de tumbas acompañadas de esqueletos infantiles. El arqueólogo Ricardo Armijo Torres explica cómo los mayas sacralizaban el espacio con muertes para construir sus edificios, en la zona de la que se tiene conocimiento desde 1884 y que ostenta un nombre impuesto en náhuatl, dos acrópolis y una plaza.
Al sur del estado hay un buen plan de visitas, que conforman las zonas de Reforma, San Claudio y Pomona. Son una muestra de la posibilidad de un paseo turístico por una carretera en la que, por ahora, más bien abundan trailers, por los que circula el desarrollo, sin carril para la historia o el turismo.