Con la unidad del CGH, a la victoria del movimiento estudiantil

Por medio de un documento que ya circula como volante en los planteles de la UNAM, un amplio grupo de estudiantes que participan en el Consejo General de Huelga (CGH) señaló ayer que ''el rector sigue instalado en el empeño de destruir al movimiento'' y ha apostado a ''la intervención de la fuerza pública y buscó para ello el respaldo presidencial''.

El texto presenta un análisis de la estrategia política de la rectoría y hace una evaluación del movimiento estudiantil en la UNAM después de 142 días de huelga. También advierte que la violencia y la intolerancia dentro del CGH debilitan al movimiento y, tras una reflexión sobre el pliego petitorio de seis puntos, presenta una estrategia de unidad para conducir al movimiento a una victoria sobre la posición de la rectoría y del gobierno federal.

Por considerarlo de interés para nuestros lectores, reproducimos el texto íntegro del citado documento:

Declaración

 

A 142 días de iniciada la huelga estudiantil en la UNAM, los estudiantes que suscribimos este documento consideramos impostergable realizar un balance de lo hasta ahora ocurrido en nuestro movimiento.

1. Ya nadie cuestiona las razones de la huelga. La aceptación por la Rectoría y por el Consejo Universitario del documento de los eméritos, el cual reconoce la legitimidad de nuestro movimiento, es la prueba más palpable de que ese reconocimiento es general. Se acepta que las cuotas ilegales, origen del movimiento, deben ser removidas; se acepta que el Ceneval y las reformas del 97 no son inamovibles y están sujetos a discusión; se acepta que es necesaria una profunda reforma de la Universidad; se acepta que esa reforma debe ser democrática y debe ser discutida y resuelta con la participación de toda la comunidad universitaria. Todo esto es un triunfo de nuestras razones contra la campaña de calumnias y difamación de que fue y sigue siendo objeto nuestra huelga. Este triunfo se consiguió con la lucha. De lo contrario, jamás habrían cedido en las razones, aunque se resistan aún a ceder en los hechos.

2. Perdido su argumento original sobre el financiamiento, obligado a aceptar esas razones, el rector sigue instalado en el empeño de destruir al movimiento por la fuerza. Apostó a la intervención de la fuerza pública y buscó para ello el respaldo presidencial. Esta salida violenta ha sido frenada hasta ahora por nuestro movimiento y por un amplio sector de universitarios y de la opinión pública, pese a las acciones de provocación promovidas por la Rectoría. Esa apuesta a la violencia es lo que explica la negativa del rector al diálogo y quita toda credibilidad a sus palabras.

3. La situación actual se caracteriza por un empantanamiento de las salidas políticas, las únicas razonables y deseables para todos, y por un enorme desgaste para la Universidad. En lugar de presentar propuestas y soluciones, las autoridades maniobran para cerrar una salida. Su recurso al documento de los eméritos, cualquiera sea el valor que se adjudique a dicho documento, no es sincero, sino que esconde una maniobra más para doblegar al movimiento. Así lo prueba el hecho de que el rector y el Consejo Universitario lo presenten como un ultimátum dirigido al movimiento estudiantil, contra lo manifestado por los propios autores del documento. Con esta actitud inaceptable, el Consejo Universitario se ha plegado a la posición intransigente e intolerante de la Rectoría. Ese CU no puede ahora lavarse las manos y olvidar que fue esa misma actitud de insensibilidad y de sumisión a la Rectoría, en su sesión del 15 de marzo donde aprobaron las ilegales reformas al RGP, la que originó el prolongado conflicto que vivimos.

4. Esta actitud de insensibilidad y sumisión se repite ahora, cuando el Consejo Universitario propone al CGH abrir un diálogo cuya condición es que éste acepte de antemano el documento que le propone la Rectoría y envíe a ese diálogo una comisión sujeta a las condiciones que la Rectoría le fija. Lo normal sería que el CU llevara su propuesta y el CGH la suya para, a partir de ambas, entablar la discusión y llegar a conclusiones de consenso. La Rectoría y el CU no quieren eso, sino imponer sus propias decisiones sin discusión alguna. Esta actitud aparece como una provocación para conducir al CGH a rechazar ese falso ''diálogo'' amarrado. Es decir, para que no haya diálogo y el sector pueda insistir en su intención de una solución violenta, mientras finje que busca una solución negociada para ceder a la enorme presión de la comunidad universitaria y de la opinión pública en ese sentido.

5. En este contexto de cerrazón, provocación y apuesta por una salida de fuerza, el CGH ha mantenido la huelga en todas las escuelas y ha forzado a las autoridades a reconocer al CGH como su interlocutor y a mantenerse, aunque sólo sea formalmente, en el supuesto de buscar una negociación.

Al aceptar el documento de los eméritos, el Consejo Universitario ha tenido que reconocer indirecta y mañosamente la validez de los seis puntos. Esta validez también ha sido reconocida con sinceridad por grandes sectores de la comunidad universitaria: profesores, investigadores, trabajadores. Esas demandas son la columna vertebral de nuestro movimiento. Recogen dos de nuestras aspiraciones fundamentales. Por un lado, queremos mantener abiertas las puertas de la UNAM y de la educación superior para todos los jóvenes. Por otro, queremos llevar adelante una profunda transformación de la institución educativa, de los procesos de enseñanza-aprendizaje, de sus contenidos y su orientación, del necesario rigor de los métodos de evaluación que la propia comunidad de la UNAM, y no instancias externas, debe aplicar a esos procesos, a las tareas de investigación y a toda la organización del trabajo académico. Queremos la modernización y, en consecuencia, la democratización de la toma de decisiones y de la gestión universitaria. Queremos una UNAM para México y no para las necesidades y los fines de un puñado de poderosos empresarios que se consideran a sí mismos ''el mercado''. El reto fundamental de nuestro movimiento es hacer efectivas estas demandas construyendo al mismo tiempo una correlación de fuerzas que permita la transformación de la UNAM en las siguientes fases de la lucha donde se deberá plantear y resolver la reforma universitaria.

6. La cerrazón y la violencia de Rectoría, las amenazas externas y la larga duración de la huelga han significado también un desgaste para el propio movimiento, pese a la solidaridad que no ha dejado de rodearlo. Es también hora de hacer un balance del movimiento mismo. El CGH ha mostrado su capacidad de mantener la huelga en todas las escuelas y de seguir siendo el punto de articulación del movimiento. Sin embargo, ha sido poco capaz de tomar rápidas iniciativas políticas que nos permitan sacar ventaja de la parálisis de las autoridades universitarias, de las disputas y divisiones existentes en el seno de éstas, de su retroceso público y obligado en el tema de las cuotas y de la enorme presión de amplios sectores universitarios a favor de una transformación profunda de la UNAM. Esta presión no es contra el movimiento estudiantil: es contra la cerrazón e ineptitud de la Rectoría. Debemos aliarnos con esos sectores, salir a buscarlos y a dialogar con ellos y no tomar una actitud defensiva. Nuestros aliados no sólo están en el SME y en organizaciones sociales; no sólo están en los compañeros del STUNAM o en los académicos más cercanos al CGH; están en toda la comunidad universitaria, cuya participación será imprescindible para la transformación que queremos. No nos encerremos permitiendo que el rector quiera presentar esas fuerzas como si fueran suyas. Nuestros aliados principales están dentro de la UNAM y allí están también los adversarios principales del rector y de sus métodos. No nos polaricemos y discutamos con ellos nuestros acuerdos y diferencias, porque la transformación de la UNAM ya empezó ahora.

7. Es preciso reconocer que la discusión entre nosotros sobre distintas estrategias y alternativas se ha visto limitada por un ambiente interno de polarización extrema y por la utilización dentro del movimiento mismo de métodos violentos y agresivos por parte de exponentes de algunas corrientes. Toda agresión violenta debe ser desterrada del movimiento, de las asambleas y de las reuniones del CGH. Quien utilice la violencia física y el insulto contra otro compañero por sostener opiniones diferentes debe ser motivo de crítica y condena pública por el mismo movimiento. La violencia física y verbal, aunada a la descalificación y anulación arbitraria de los resolutivos de asambleas, ha creado una situación que debilita al CGH. Existe el riesgo real de una fractura profunda al interior del movimiento, sólo evitada por la responsabilidad y la seriedad de muchos de los compañeros descalificados o agredidos. Pero no se ha podido evitar que muchísimos compañeros se retiraran o dejaran de participar en asambleas debido a tales agresiones, debilitando así progresivamente al movimiento mismo y fortaleciendo en su seno a la minoría de intolerantes y fanáticos. La violencia y la intolerancia dentro del CGH han aumentado notablemente en las tres últimas reuniones. Se han visto materializadas en la instalación de barreras, barricadas y guardias de saneamiento político dentro de la misma sala de sesiones, con las cuales se busca acallar la pluralidad de posiciones políticas y la más elemental libertad de expresión universitaria. Para preservar al movimiento de un desastre, es preciso discutir abiertamente esta situación y desterrar esos métodos en forma inmediata y radical.

8. Las autoridades, cuya mano puede no ser ajena a la presencia de ciertos individuos violentos y de notorios porros por todos conocidos, han querido aprovechar esa situación para escindir al movimiento. Esta intención ha tenido el apoyo de otras fuerzas externas cuya principal preocupación ha sido y sigue siendo el levantamiento de la huelga en lugar de la construcción de una solución victoriosa. El uso inaceptable de la agresión y la violencia dentro del movimiento ha incrementado la presión externa que busca recrudecer los choques entre supuestos "ultras" y supuestos "moderados". Estas identidades ficticias, que sólo buscan congelar la discusión a través de insultos y descalificaciones de quienes piensan diferente, han sido estimuladas desde afuera para polarizar y paralizar a nuestro movimiento. Se intenta magnificar diferencias tácticas e incluso estratégicas, que siempre existen en un movimiento tan vasto como el nuestro, que debiera reivindicar su pluralidad como una riqueza y un ejemplo en lugar de reproducir la intolerancia y la cerrazón que han caracterizado al sistema político priista. Así se vuelve casi imposible sostener una discusión de fondo, con argumentos y razones, sobre el futuro del movimiento estudiantil. Se ha limitado hasta un extremo peligroso la posibilidad de explorar todas las alternativas políticas a nuestro alcance sin por ello abandonar ninguna de nuestras seis demandas originales. Así se erosiona la unidad interna de nuestro CGH y se lo deja expuesto a las iniciativas externas de nuestros adversarios comunes, la Rectoría, el Gobierno federal y los poderosos intereses de la derecha en la política y en los medios de comunicación. Las naturales diferencias tácticas y políticas en un movimiento tan vasto y multiforme han sido presentadas como diferencias entre enemigos. Sobre esa base se han querido justificar inadmisibles purgas y expulsiones al interior de diversas asambleas. Muchos compañeros se han visto obligados a alejarse de esas asambleas o se les ha impedido participar, haciendo que éstas pierdan representatividad y riqueza. Esos métodos sectarios y represivos dentro del movimiento lo debilitan y dan alimento a las agresiones y calumnias de Rectoría y sus aliados externos. Lo decimos enérgicamente: HEMOS LLEGADO AL PUNTO EN QUE DESDE ADENTRO MISMO DE LA HUELGA DEBEMOS TERMINAR CON ESTA INACEPTABLE SITUACION. La democracia, la tolerancia y el debate que reclamamos en la UNAM los queremos primero dentro de nuestro movimiento.

9. La articulación de amplios sectores de estudiantes en torno a las asambleas que han defendido la gratuidad de la educación y han peleado por un Congreso Democrático y Resolutivo, y el establecimiento de alianzas sobre objetivos y pasos precisos con sectores diversos de docentes e investigadores y con el STUNAM, deben estar en el horizonte inmediato de las decisiones políticas del CGH. Tenemos que tomar la iniciativa para romper el cerco informativo y evitar la separación que nos quieren imponer con relación al resto de la comunidad universitaria que, al igual que nosotros, está profundamente preocupada por el alargamiento de la huelga y por la negativa de las autoridades a dialogar, a razonar y a resolver las demandas estudiantiles que ya todos reconocen como legítimas. Sin abandonar el espíritu y esencia de nuestro movimiento, el CGH debe presentar las seis demandas del pliego de una forma que obligue a la Rectoría a dar satisfacción a nuestros planteamientos. Las demandas del CGH tienen que formularse de tal manera que aparezcan como acuerdos posibles, que generen el consenso de amplios sectores de la comunidad y que deban ser aprobados de inmediato por el Consejo Universitario. La presentación de nuestras demandas debe evidenciar la vocación de confrontación de la Rectoría y su falta de disposición para resolver el conflicto sin que las autoridades de la UNAM puedan escudarse en la supuesta cerrazón del CGH. Esto debe obligar a la Rectoría a ceder y así permitir el regreso de la UNAM a nuestras actividades normales.

En esta lógica, el Consejo General de Huelga debe reflexionar sobre la formulación de nuestro pliego petitorio para encarar las próximas jornadas de lucha. Para este efecto, presentamos las siguientes reflexiones:

I. El CGH debe concentrar sus esfuerzos en lograr que el Consejo Universitario abrogue los reglamentos de pagos aprobados el 15 de marzo y el 7 de junio de 1999 y suspenda definitivamente el cobro de servicios a los estudiantes. Este es el punto que dio origen al movimiento estudiantil y que debe quedar plenamente satisfecho de cara a los estudiantes que votaron por la realización de la huelga estudiantil.

II. El Congreso Universitario Resolutivo es la demanda estratégica del movimiento estudiantil. Representa la vocación de miles de universitarios para avanzar en la transformación de nuestra Universidad. Esta demanda concentra el antagonismo de las autoridades y los sectores conservadores de la UNAM que buscan mantener el control sobre la toma de decisiones en la Universidad e impulsar su proyecto eficientista y excluyente, y evitar que se realice el Congreso.

La oposición a nuestra demanda de Congreso se finca en una visión falsa de lo que para nosotros significa el carácter resolutivo, incluyente y democrático. En gran medida esta visión falsa es un producto de la falta de precisión que hemos tenido respecto a los mecanismos, composición y organización del Congreso. Por esta razón es imprescindible avanzar en definiciones precisas sobre estos temas.

III. Las reformas de 1997 que limitaron el acceso y permanencia de estudiantes en la Universidad representan un agravio más del Consejo Universitario en contra de la comunidad. Sin mediar discusión académica alguna entre estudiantes y profesores, las autoridades hicieron que un asunto estrictamente académico formara parte de un proyecto político de "modernización" conservadora de la UNAM. En el mismo sentido procedieron al establecer un mecanismo externo de evaluación que lesiona una de las facultades fundamentales de la Universidad, su derecho a evaluar y a seleccionar a los aspirantes a la educación universitaria. Los dos temas representan elementos esenciales de la vida académica de la Universidad en lo que respecta a la relación de la UNAM con su propio bachillerato, en el primer caso, y con las instancias evaluadoras del gobierno federal en el otro. La integridad y autonomía de la UNAM están en juego en relación con estos dos temas.

Estamos convencidos de la justeza de nuestras demandas al plantear la necesidad de desvincular a la UNAM del Ceneval y al exigir el reconocimiento pleno al bachillerato que imparte la Universidad. También seguimos reclamando la necesidad de reconocer las distintas condiciones y realidades que vivimos los estudiantes universitarios y que determinan los tiempos de permanencia en la Universidad, la velocidad de los estudios, la eficiencia terminal, y los ritmos de titulación.

Este movimiento ha servido para convencer a amplios sectores de académicos y estudiantes de la necesidad de discutir entre todos estos asuntos que son de primordial importancia para la vida académica de la institución. Estas dos demandas del CGH son del interés general de los Universitarios y por consiguiente planteamos la necesidad de llevarlos a la discusión y decisión del conjunto de estudiantes y profesores. El espacio de discusión y decisión sobre estos temas será el Congreso Universitario en la medida en que los términos para la realización del mismo tendrán que ser satisfactorios para el movimiento estudiantil.

IV. En el momento en que las demandas anteriores sean aceptadas por el Consejo Universitario, las autoridades de la UNAM tendrán que comprometerse a cumplir un conjunto de garantías mínimas para el levantamiento de nuestra huelga:

a. En primer lugar deberán establecerse los mecanismos y procedimientos que garanticen que todos los estudiantes puedan concluir el semestre 99-II. Para este fin el Consejo Universitario tendrá que comprometerse a completar cinco semanas de clases, a proporcionar asesorías y a realizar nuevas rondas de exámenes para todos los estudiantes que así lo requieran. Una vez concluido este proceso, todos los estudiantes de la UNAM habrán de iniciar de manera simultánea las actividades correspondientes al semestre 2000-I.

b. Las autoridades universitarias deben retirar todas las actas internas y denuncias penales en contra de quienes hayan participado en el movimiento estudiantil de 1999. El Consejo Universitario, a través de la defensoría de los derechos universitarios y de la comisión de ocho profesores eméritos, deberá garantizar que no exista ninguna represalia académica o administrativa en contra de estudiantes, al nivel general de la UNAM, o en cada una de sus dependencias. El Consejo Universitario y el CGH integrarán una comisión mixta de seguridad cuyos fines inmediatos serán investigar la composición y atribuciones de los llamados cuerpos de vigilancia, para proceder a su des-politización y depuración abriendo paso a una discusión de la comunidad sobre los programas de seguridad comunitaria en los distintos campus de la UNAM.

Con base en las reflexiones anteriores, los estudiantes del Consejo General de Huelga que suscribimos este documento:

Llamamos a los estudiantes de la UNAM a discutir estas propuestas y avanzar en el diseño de una estrategia política unificada para conseguir los objetivos que dieron inicio a nuestra lucha. Hacemos un llamado a todos los integrantes del Consejo General de Huelga a abandonar las prácticas intolerantes que dividen y lesionan al movimiento, a cancelar todas las expulsiones y suspensiones de compañeros del Consejo General y las asambleas de cada escuela, y a retirar todas las barreras y obstáculos que impiden la libre discusión de las ideas. La democracia interna y la unidad del CGH son condiciones imprescindibles para el triunfo del movimiento estudiantil.

Invitamos a los colegios del personal académico a tomar una participación a nuestro lado en la construcción de una solución al actual conflicto y en avanzar conjuntamente hacia la transformación democrática de la Universidad.

Pedimos a los trabajadores administrativos de la UNAM que continúen con su actitud solidaria hacia nuestro movimiento de huelga y a que contribuyan con su experiencia a la discusión sobre las alternativas del movimiento de huelga.

Proponemos a los ocho profesores eméritos que se conviertan en una comisión de mediación que cree las condiciones para que comisiones del Consejo Universitario y del CGH se sienten a dialogar con el propósito de encontrar una solución viable y satisfactoria al actual conflicto.

Solicitamos a los consejeros universitarios profesores, investigadores y alumnos generar una discusión amplia y responsable entre ellos y con sus comunidades sobre las posibles alternativas que permitan una solución pacífica y negociada a las demandas enarboladas por los estudiantes en paro. Los consejeros universitarios deben asumir la responsabilidad de representar a sus comunidades y no aceptar las presiones de la Rectoría para enfrentar nuevamente al Consejo Universitario contra los estudiantes de la UNAM.

Demandamos a los directores de escuelas, facultades e institutos que tomen en cuenta la opinión de sus comunidades, busquen lo más pronto posible una solución que de respuesta a las demandas de la huelga y ejerzan su derecho de voz y voto en el Consejo Universitario con toda responsabilidad.

Emplazamos al rector y al cuerpo directivo de la Universidad a abandonar de una vez por todas la tentación de terminar con la huelga estudiantil por la vía violenta y a optar con toda decisión por una solución negociada al conflicto. Ello implica eliminar todos los obstáculos y candados que la Rectoría ha puesto para entablar un diálogo entre el Consejo Universitario y el CGH.

šTodos a las asambleas estudiantiles!

šUnifiquemos al movimiento estudiantil en torno a una estrategia común que nos permita enfrentar con éxito a la Rectoría y al gobierno federal!

 

CCH Naucalpan: Olga Martínez, Dael Ramírez, Karla Alba; CCH Oriente: Eloy Rodríguez; CCH Sur: Rodrigo Figueroa, Libertad Arguello, Gerardo Guerra; Posgrado: Luis Lemus, Ricardo Strauss; ENAP: Santiago Pérez Garci, Juan Angel Chávez; ENEO: Ulises Nava Vergara, Fabián Infante; ENEP Acatlán: Ernesto León Alba, Karina Guzmán Tovar, David Sosa; ENEP Aragón: Tonatiuh Mendoza, Rene Rivas, José Hernández Espiricueta, Mariel Yuenuen, Gregorio Faustino, Alberto Aguilar, Guillermo Vargas; ENEP Zaragoza: Cesar Belmonte; Prepa 6: Gabriela Martínez, Larisa Arellano, Orlando Angeles, Germán Barroso; Prepa 7: Osvaldo Iván Mendoza, Ernesto Chávez; Prepa 8: Aleida García Villacorta, Rodrigo Villa, Gilbert Gil, Eduardo de la Cruz; Trabajo Social: Joaquín Hernández; Arquitectura: Julio Goitia, Guillermo Perucho, Manuel Hernández, Francisco Porras, Reina Martínez, Oliver Sánchez, César Rosales Morón, Carlos Maya, Julio García, Gonzalo Gutiérrez; Ciencias Políticas y Sociales: Carlos Chávez, Vladimir Montes, Marco Velázquez, Oliver Bárcenas, Miguel Leal, Rodrigo Martínez Leal, Fernando Guzmán; Ciencias: Kim Ley, Alfonso Bautista, Víctor Hugo Anaya, Juan Carlos Anaya, Temilotzin Ibarra, Fernanda Adame, Daniel Hinojosa; Contaduría: Albizu Martínez, Miriam Martínez, Ligia Alvarez, Miriam Baldovinos, Rubén Ramirez, Raul Noé López; Derecho: Sergio Méndez Silva, Rodrigo Aguilar; Economía: Mireya Alvarado; Filosofía: Fernando Belaunzarán, Bernardo Bolaños, Juan Miguel Reyes, Ana Gallardo, Claudia Sanginés, René Crespo, Jocelyn Pantoja, Marco Méndez, Luis Rios, Javier Arochí; Ingeniería: Yusen Ley, Iñaki Perujo, César Gómez, Teresa Vidal, Antonia Gamboa, Emiliano Palacios, Carlos Zamora, Gabriel García Villa, Gonzalo Barrero, Edgar Guzmán; Medicina: Nadia González, Jéssica Leal, Adalberto Loyola; Química: Itzel Guerero, Irma Sánchez, Octavio Gaitán, Viviana Escobar, Elisa González, Rodrigo Graciano, Juan Manuel Arellano; Veterinaria: Eduardo Rocha, Marta Angélica Correa.