n El conflicto no puede resolverse sin el EZLN, admite Carrasco Altamirano
El gobierno, dispuesto a discutir las causas de la suspensión del diálogo
n También se analizaría la presencia militar n La instancia de mediación debe ser mexicana, señala
Andrea Becerril y José Gil Olmos n El gobierno federal está dispuesto a discutir las diferencias de fondo sobre los acuerdos de San Andrés, plasmados en la iniciativa de ley indígena de la Comisión de Concordia y Pacificación (Cocopa) y cuyo incumplimiento ocasionó la ruptura de las negociaciones con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) hace tres años, dijo el secretario de Gobernación, Diódoro Carrasco, al comparecer ante comisiones del Senado de la República y en respuesta a cuestionamientos a la nueva propuesta gubernamental para Chiapas, formulados por los senadores Carlos Payán Velver, del PRD, y los independientes Pablo Salazar Mendiguchía e Irma Serrano.
Los senadores criticaron al secretario de Gobernación porque no se incluyeron en la Carta Abierta al EZLN la reubicación de tropas ni el cumplimiento de los acuerdos de San Andrés. Asimismo, censuraron la actitud ''incendiaria'' y provocadora del gobernador Roberto Albores, cuya destitución demandaron.
El senador Payán Velver aclaró que el PRD no participará en la discusión de la ley indígena, como lo propone el gobierno, ya que es ''un desacato'' a los acuerdos de San Andrés. Salazar Mendiguchía preguntó cómo se podrá resarcir el daño causado por las medidas unilaterales de Albores, quien sigue batiendo ''tambores de guerra'' en Chiapas.
Al respecto, el funcionario reconoció que hay quienes piensan que las acciones y declaraciones del gobernador sustituto ''van en contra de una posibilidad de entendimiento, de diálogo y, justamente, de recuperar las bases de confianza''.
Sin embargo, añadió el encargado de la política interior del país, a la exigencia de Albores para que el gobierno federal se hiciera a un lado y le dejara a él solo resolver el conflicto con los zapatistas, siguió ''una reconsideración pública del propio Ejecutivo, que nos vuelve a poner en el camino y en el carril que estamos proponiendo en esta carta para buscar condiciones de diálogo y de distensión en el estado de Chiapas''.
Afirmó también que en el gobierno federal hay ''plena conciencia de que el conflicto no se puede resolver sin el EZLN'' y que por ello en la Carta Abierta se le dice ''que es un elemento central para poder avanzar en la recuperación de la confianza y en la apertura de canales de diálogo''.
Chiapas ocupó buena parte de las casi cuatro horas que duró la comparecencia de Carrasco Altamirano para analizar el quinto Informe de Gobierno. La insistencia de Payán Velver y Salazar Mendiguchía llevó al secretario de Gobernación a insistir en que el gobierno federal está dispuesto a discutir todo.
Aparente cambio de postura
En lo que podría ser un cambio significativo en la postura del gobierno ante la iniciativa de la Cocopa, el secretario de Gobernación dijo, en respuesta a una pregunta de Payán Velver, que existe disposición para discutir las diferencias que provocaron la ruptura de las negociaciones con el EZLN, entre ellas ''la colectivización de la tierra entre las comunidades indígenas, el reconocimiento del municipio por el pueblo indígena y el uso y explotación irrestricta de los medios de comunicación''.
Previamente, el senador perredista le había hecho notar a Carrasco que la reciente oferta al EZLN ''no le entra'' a los motivos por los cuales se suspendió el diálogo con los zapatistas. Por ello, la convocatoria al Senado para reanudar los trabajos legislativos en torno a las iniciativas sobre derechos y cultura indígenas son ''un desacato a ese gran acuerdo nacional que fueron los acuerdos de San Andrés''.
El legislador perredista se refirió también a la ''gran militarización'' en la zona de conflicto. En 1995, expuso, había siete cuarteles militares y cinco campamentos y este año suman ya 26 cuarteles y 57 campamentos.
Momentos antes, Salazar Mendiguchía había considerado preocupante que se busque reabrir la negociación y que la nueva oferta del gobierno federal no incluya la reubicación del Ejército ni la iniciativa de la Cocopa, ya que cualquier propuesta que no contenga estos elementos ''está condenada al rechazo, por no decir al fracaso''.
Aclaró que ninguna persona ''medianamente cuerda'' podría pedir que el Ejército Mexicano saliera de Chiapas, ''pero lo que sí urge que revisemos'' es la cantidad de militares en las comunidades y la función que están desempeñando al realizar tareas que corresponden a las autoridades civiles.
Preguntó cómo se va a resarcir el daño que han causado a la pacificación las acciones unilaterales de remunicipalización y desarme aplicadas por Albores Guillén. El gobernador, ''lejos de ser promotor de paz, es un incendiario que ha provocado por todos los medios no sólo la ruptura del proceso, sino de la convivencia social''.
Para rematar, Salazar Mendiguchía le dijo a Carrasco Altamirano que la propuesta gubernamental ''es un texto de buena intención, es una incitativa pacifista, pero está acompañada de los tambores de guerra que está batiendo desde hace muchos días el gobernador Roberto Albores''.
En su respuesta, el secretario de Gobernación insistió en que el gobierno está dispuesto a discutir el ''tema delicado y estratégico de la presencia militar en la zona de conflicto'', pero ''debemos tener un canal de comunicación, de diálogo, de negociación, que posibilite definir estrategias y acciones tácticas en esta materia''.
Al final, ante la insistencia de la senadora Irma Serrano en que se destituya a Albores Guillén, el funcionario sólo señaló: ''Es fundamental que dejemos de lado tentaciones autoritarias''.
Asimismo, se pidió al PRD que reconsidere su negativa a participar en la discusión sobre la reforma indígena en el Senado. El funcionario argumentó que si hay acuerdo en lo fundamental, que es destrabar las negociaciones con el EZLN, ''discutamos cómo nos ponemos de acuerdo en el método; discutamos cómo resolvemos diferencias, porque me parece que hay valores superiores''.
Pese a los cuestionamientos, no hubo asperezas, ni siquiera cuando el secretario de Gobernación llamó al senador Pablo Salazar Mendiguchía ''señor senador Albores''. El chiapaneco soltó una carcajada y le dijo desde su lugar: ''ƑQué pasó, señor secretario? ƑYa nos llevamos así?'' El funcionario también rió y pidió disculpas por la equivocación.
Antes de dejar el Senado, Carrasco Altamirano rechazó la posibilidad de que la instancia de intermediación propuesta sea internacional. ''Tiene que estar integrada por mexicanas y mexicanos de reconocida imparcialidad, de carácter civil y no partidista'', concluyó.