En los últimos años del dirigente vitalicio de la CTM, Fidel Velázquez, fue muy frecuente la broma de que ya había muerto, pero que no se había enterado. Ahora lo mismo se puede decir del sistema de control político conocido como corporativismo, que el ahora sí ya fallecido líder sindical contribuyó decisivamente a construir.
Uno de los muchos aspectos marginales del debate entre los Cuatro fantásticos del PRI está en lo sucedido a Leonardo Rodríguez Alcaine, el sucesor de Velázquez al frente de la CTM.
Los acontecimientos en torno a quien es, además, dirigente vitalicio del SUTERM, quedaron opacados por los comentarios en torno a lo dicho por los precandidatos. Pero a la larga, estos hechos tienen también una gran trascendencia en el proceso de cambio de nuestro país.
Como sucede en todos los sitios donde se presenta, Rodríguez Alcaine fue rodeado por gran número de reporteros para conocer sus opiniones acerca del debate, del cual se expresó en términos negativos. Al mismo tiempo, partidarios de Manuel Bartlett y de Roberto Madrazo lanzaban improperios contra el líder de la CTM, a quien lo menos que le dijeron fue dinosaurio.
Ante esta situación tan dispar, surgió de forma lógica una pregunta: ¿realmente a quién representa este señor? Casi imposible la respuesta. El número real de afiliados de la CTM se mantiene en secreto. Las elecciones están casi eliminadas en ese sector del sindicalismo y, por tanto, los votos no se cuentan.
En cambio, es una realidad que cada vez con más frecuencia pierden los candidatos surgidos de sus filas e invariablemente los sufragios de los vecinos de unidades habitacionales de obreros son mayoritariamente para la oposición. Tampoco las organizaciones del sindicalismo oficial tienen ahora el peso para presionar al gobierno o al sector patronal.
Entonces, ¿no ha llegado el momento de extender el certificado de defunción del sindicalismo y corporativismo? O, por lo menos, darles la mala nueva a esos líderes definidos como dinosaurios hasta por sus compañeros de partido?
El cambio que viene
¿Porfirio se quedará como jefe de gobierno? Esta es una pregunta que provoca inquietud en las filas del gobierno capitalino y del PRD. Cuando se aclara que se trata del oficial mayor del gobierno del DF, Porfirio Barbosa, hay un suspiro de calma, pero no total, porque la decisión de quién se quedará al frente del gobierno de la capital del país es un asunto de gran trascendencia. El DF significa la mayor victoria del PRD, aunque tenga ya gobernadores en otros estados. Aquí, casi 2 millones de votos llevaron a Cuauhtémoc Cárdenas al poder y esos mismos sufragios deben ser conservados para respaldar su esfuerzo de conquistar la Presidencia. La decisión acerca del posible sucesor recaerá formalmente en la Asamblea Legislativa, pero la decisión de Cárdenas será determinante. Un escándalo en el DF le afectaría su imagen de candidato.
Por eso se menciona como aspirantes a sus principales colaboradores, sobre todo a la secretaria de Gobierno, Rosario Robles, y a los secretarios de Finanzas, Antonio Ortiz Salinas, y de Obras Públicas, César Buenrostro. Pero en fechas recientes el nombre de Porfirio vuelve a generar inquietud. Como apuntamos antes, se trata del oficial mayor del gobierno del DF, Porfirio Barbosa, quien tiene como carta de presentación haber solucionado los conflictos que le heredó el ex panista Jesús González Schmal.
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