Ť ƑCuál es la urgencia? Ť Debe estar en la capital federal

Angel Vargas Ť A manera de addenda verbal a la carta dirigida al secretario de Gobernación para que se respete la sede actual del Archivo General de la Nación ųla cual fue apoyada originalmente por más de 250 firmas y a la que por Internet se suman a diario más especialistasų, la historiadora Eugenia Meyer indica que los dos principales argumentos que se sostienen para la salida del mencionado inmueble, el hundimiento del mismo y la humedad que daña los documentos, tienen solución sin necesidad de un traslado ni de consumir los seis años que por lo menos requiere el proyecto.

La misiva enviada a Diódoro Carrasco, el pasado 31 de agosto, hace un llamado para que se revisen las condiciones reales del Palacio de Lecumberri, los daños que supuestamente ponen en peligro el acervo ''y, en su caso, recurrir a especialistas que con seguridad encontrarán soluciones prácticas al respecto, para salvaguardar tanto la memoria histórica de nuestro pueblo como el inmueble, a todas luces testigo de un tramo fundamental de nuestro pasado que debe ser preservado".

En ese sentido, explica Meyer que los historiadores e investigadores consideran inadmisible la propuesta de la directora general del archivo, Patricia Galeana, porque la institución es patrimonio de los mexicanos en un doble sentido: por una parte el edificio en sí mismo y, por otra, que en él se alberga la memoria histórica de los mexicanos.

Antes de mudar el acervo, afirma, se debe pensar si los problemas y daños señalados son irreversibles. La investigadora indica que en cuanto al hundimiento del edificio, faltan estudios profundos sobre mecánica de suelos para saber en qué condiciones está y cuáles son las perspectivas de solución. Mientras que de la contaminación, por la cercanía con el canal del desagüe, dice que a final de año ésta ya no será problema, al existir la información de que un emisor central sustituirá al canal.

''El arreglo de Lecumberri y la solución a los problemas de contaminación, rescate y preservación de documentos se puede hacer ahora y no en los seis años que, nos advierte la directora, tardaría el archivo en mudarse", apunta.

Para resolver la saturación de documentos que tiene el AGN existen terrenos contiguos para ampliarlo. En caso de no ser posible esta medida, agrega, existe la opción de otros edificios en la ciudad de México, como podría ser la Hemeroteca Nacional, de Ciudad Universitaria.

Buscar el consenso

Eugenia Meyer enfatiza que la petición de que el archivo se mantenga en Lecumberri es ajena a intereses políticos o a cualquier circunstancia personal. La preocupación es que el AGN debe conservarse en donde residen los poderes federales, amén de que su mudanza costaría cuando menos un sexenio y en ella podría haber alguna pérdida de documentos.

Al respecto, en el texto citado se resalta: ''El pasado reciente ha dado cuenta de catastróficas experiencias similares que trataron de clausurar, empaquetar o mudar archivos. Además de impedir su consulta durante un tiempo considerable y valioso, se ha dado marcha atrás, luego de enormes gastos, manipuleo de documentación y la destrucción de sistemas bien estructurados de catalogación y descripción".

Previo a externar una serie de interrogantes, entre ellas, ''Ƒcómo se va a determinar qué documentos salen y cuáles se quedan?" o ''Ƒcómo asegurar que los documentos que se digitalicen y que lleguen por medio de las computadoras estarán completos?", la historiadora indica que se decidió hacer la carta luego de que Patricia Galeana siguió hablando de la urgente necesidad de trasladar el archivo, no obstante que la comunidad de usuarios había recibido en varias ocasiones el informe contrario por parte de Gobernación.

Esta no puede ser una decisión vertical ni autoritaria. Se debe buscar un consenso. Aquí pasa algo como con la iniciativa de ley sobre patrimonio cultural, dice Eugenia Meyer, quien concluye: la pregunta es: Ƒsi el Archivo General de la Nación funcionaba bien antes, qué pasó?