Ť Democracia, educación y cultura, debate en la UIA
El videoniño refleja la primacía de imagen sobre palabra: Pérez Gay
Ť La tv experimenta una inflexión estratégica, sostuvo Lajous
*Ť El telespectador que elige ejerce la democracia, dijo el titular del 22
César Güemes Ť El primer día del encuentro 40 x 50= 2000 fue de la historia de la televisión en México a su variantes temáticas o sus posibilidades técnicas. Sobre ello versaron las tres mesas redondas de la tarde de ayer en la Universidad Iberoamericana antes de llegar a la última, quizá la más esperada, Democracia, educación y cultura. Fue, de las seis posibilidades de análisis la más aguda en su crítica. Participaron los titulares de las dos televisoras no comerciales del país, Alejandra Lajous, por Canal Once, y José María Pérez Gay, por Canal 22, además de Omar Chanona y Virgilio Caballero.
El tema de Lajous fue el futuro de la televisión pública en el país. ''Quisiera pedirles que nos preguntáramos si realmente nos hemos dado cuenta de la influencia que tiene sobre nosotros, sobre nuestras vidas y nuestra forma de aprendizaje, la revolución tecnológica (...) Sin lugar a dudas, por lo menos para mí, ha modificado diametralmente el entorno del mundo de la televisión. Diría que (este medio) se encuentra en un momento como una inflexión estratégica. Es decir, en que los paradigmas bajo los cuales se organiza el conjunto de la industria cambiaron y las televisoras estamos en una profunda reorganización que nos permita estar acordes con esos cambios".
Todo vino a modificarlo la velocidad, explicó más Lajous, y ahí surgió el serio conflicto. Esta variante ''cambió los parámetros internos de la industria, pues al haber ese enorme incremento de los sistemas de entrega de la imagen, automáticamente los contenidos se convierten en escasos. Surge un problema para abastecer de contenidos a las televisoras. La multiplicación de los sistemas de entrega ha hecho que se vuelva difícil, y lo será cada vez más poderse abastecer de contenidos satisfactorios".
Mientras en mesas anteriores se ponderó en mucho el binomio televisión-Internet, Lajous advirtió: ''Se le han incorporado microprocesadores a prácticamente todos los equipos para producir y transmitir televisión (...) Es tan impactante el proceso de la digitalización, que quienes no se digitalizan pierden eficiencia a tal grado como si comparámos a un persona que escribe a máquina contra otra que lo hace en computadora. Antes que después van a hacer obsoletas a las televisoras que no han tenido la capacidad económica de digitalizarse. Es decir, van a ser no competitivos quienes no se ditigalicen".
Por esto, concluyó, la televisión pública ha de entrar ahora que es tiempo de cambios políticos en la agenda nacional.
Revertir la naturaleza del homo sapiens
José María Pérez Gay desglosó varias de las tesis que se han opuesto al uso e incluso la existencia de la tele. Luego de escucharlo, es posible pensar que las tesis valen pero no se han cumplido en sus profecías.
Una es la de la manipulación que ''centra su interés en la dimensión ideológica de los medios. La tesis es antigua y cree que los medios son ante todo instrumentos de la dominación política. En su nacimiento muy arraigada a la tradición de la izquierda, aunque en ocasiones hábilmente adoptada por la derecha política, esa teoría se centra en los contenidos que pretendidamente determinan los programas. Basa su crítica en el supuesto papel de la televisión como vehículo de propaganda, entiende el medio televisivo como un recipiente neutro que derrama un caudal de opiniones sobre un público pasivo. Según sus críticos, la televisión no hace sino difundir opiniones falsas que a su vez generan en el espectador una falsa conciencia. Los representantes más sofisticados de esta teoría atribuyen al adversario intenciones cada vez más sutiles y aviesas (...) El espectador, ignorante, acabaría convencido por las manipulaciones y los manipuladores sin darse cuenta de ello".
Se refirió a la imitación ''cuyo argumento es de índole moral: el consumo televisivo trae consigo peligros morales; quien se expone a la televisión se acostumbra tarde o temprano al libertinaje, la irresponsabilidad, el crimen y la violencia. Las consecuencias objetivas serían individuos abúlicos y obcecados. Las consecuencias subjetivas serían la pérdida de las virtudes y la degradación de las costumbres. En esta crítica regresan todas las vanas advertencias que en el siglo XVIII se lanzaron contra el peligro moral que encerraba la lectura de las novelas".
Así, ''las teorías coinciden en la primacía de la imagen, de lo visible sobre lo intangible o sobre lo inteligible, o para decirlo con Sartori, la televisión produce una permutación, una metamorfosis que revierte la naturaleza del homo sapiens. No es sólo un instrumento de comunicación, es una paideia, un instrumento antropogenético, un medio que genera un nuevo tipo de ser humano. El niño, formado en las imágenes, se reduce a ser alguien que no lee y la mayoría de las veces es un ser reblandecido por la tv, adicto a los videojuegos. El videoniño es producto del triunfo de la imagen sobre la palabra. La televisión se impone desde fuera, dice Sartori, la letra escrita en cambio exige un esfuerzo de interpretación".
Sin embargo, ''hablando en plata, la industria televisiva universal no conoce ni se interesa por las advertencias de los críticos (...) Los cálculos de la industria son de una frialdad ascética". Ante ello, se opone el argumento de la televisión cultural, a la que ''cuando no se le confunde con la tv que insiste en programas políticos de denuncia, se le acusa de ser radicalmente elitista".
Las conclusiones de Pérez Gay entre la crítica severa del medio y su tinte cultural, abriga una esperanza: "Estoy convencido de que la televisión cultural ejerce la inteligencia de la mirada, propone no sólo una sino varias maneras de la diversión y le da al telespectador la posibilidad de optar, que es el mejor modo de ejercer la democracia (...) La utopía de la televisión pública o cultural puede sonar a una locura: hacer de las minorías de hoy las mayorías de mañana, para que las mayorías no sean las eternas minorías de edad".