Ť Asume Indonesia la responsabilidad de la violencia y decreta ley marcial


Atacan la casa del obispo y premio Nobel de la Paz en Timor Oriental

Ť Paramilitares antindependentistas continúan con la matanza de civiles; Yakarta envía más tropas

Afp, Reuters, Dpa y Ap, Yakarta, martes 7 de septiembre Ť Milicias proindonesias atacaron e incendiaron ayer la residencia del obispo de Dili, el premio Nobel de la Paz y obispo Carlos Ximenes Belo, así como la sede de la Cruz Roja, lo que obligó a unas ocho mil personas a abandonar las instalaciones donde se habían refugiado para protegerse de la violencia que ha cobrado la vida de al menos 170 personas desde el jueves pasado en Timor Oriental.

INDONESIA_EAST_TIMOR Por lo pronto se informó que Belo salió ileso del ataque y fue trasladado desde Dili, la capital timorese, a la ciudad oriental de Bacau, mientras el enviado de Australia en Indonesia, John McCarthy, logró escapar de un atentado perpetrado por milicias proindonesias. Paralelamente, miles de personas intentaban abandonar la zona de conflicto.

Así las cosas, la agencia japonesa Kyoto reportó la madrugada de este martes que el presidente indonesio, Jusuf Habibie, decretó la ley marcial en Timor Oriental, horas después de que reconoció la responsabilidad de su gobierno por la crisis que se vive en la ex colonia portuguesa, tras la celebración de un histórico referéndum el pasado 30 de agosto, en el que 78.5 por ciento del electorado se pronunció por la independencia de la isla, ocupada por Yakarta en 1975.

Al menos 30 personas murieron en el ataque a la casa del obispo, donde se refugiaron unas 6 mil personas, y hasta el momento no se tiene un número preciso de los muertos y heridos provocados por la violencia de los últimos tres días, aunque se estima que podrían ser cientos. Testigos afirmaron que a los lados de las carreteras se encuentran decenas de cadáveres decapitados. Las cabezas fueron colocadas en postes.

Habibie se responsabilizó de la ola de violencia que comenzó en Timor Oriental, y reconoció que el referéndum "fue transparente y pacífico", durante una comparecencia en el Parlamento. El mandatario se comunicó con el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Kofi Annan, a quien le aseguró que trabaja para solucionar el conflicto.

El ministro de Defensa indonesio, Wiranto, anunció que enviará más tropas para intentar controlar la situación, mientras que las rebeldes Fuerzas Armadas de Liberación de Timor Oriental anunciaron que están preparadas para combatir a las milicias proindonesias.

Los milicianos pro Indonesia habían amenazado con una "campaña de terror" si el resultado de la consulta apoyaba la separación, y cada vez aumentan más las denuncias sobre la participación del ejército y la policía indonesios en las acciones antindependentistas.

De su lado, Portugal comenzó una ofensiva diplomática para lograr el apoyo de dirigentes mundiales al envío de una fuerza internacional de paz, mientras Australia declaró en alerta a sus tropas ante cualquier eventualidad, pero el Ministerio de Defensa australiano aclaró que sólo actuará en la isla si Indonesia lo aprueba.

TIMOR De su lado, Estados Unidos, que pidió a Yakarta aceptar la intervención internacional, no descartó la posibilidad de que sus tropas actúen en Timor si el gobierno indonesio no pone fin a las acciones de los antindependentistas, y apoyó el envío de tropas australianas.

La secretaria de Estado estadunidense, Madeleine Albright, afirmó en Hanoi que Yakarta no ha cumplido con su responsabilidad de garantizar la seguridad en la isla, mientras que el presidente, Bill Clinton, llamó al primer ministro australiano, John Howard, para analizar los acontecimientos.

El diario australiano Sydney Morning Herald dio a conocer un informe de la ONU que refiere que 14 mil soldados, bajo las órdenes del ministro de Defensa indonesio, Wiranto, son cómplices de las milicias y en muchos casos organizan y dirigen los ataques contra la población, trabajadores de la ONU y periodistas internacionales.

Según el informe, Naciones Unidas observó "operaciones conjuntas" entre las fuerzas de seguridad indonesias y las milicias, y señala, además, que los oficiales indonesios ordenaron a los milicianos disparar a los vehículos del organismo mundial y contra los reporteros extranjeros. Agrega que al parecer existe una acción deliberada para obligar a la Misión de la ONU para Timor Oriental (Unamet) a salir de ciertas localidades y replegarse a Dili

Analistas occidentales estimaron que la situación en la ex colonia portuguesa es la fase final del Plan B que prevé el desplazamiento masivo de la población, eliminar a los dirigentes separatistas y a la comunidad intelectual, y dividir a la región en dos zonas: la fértil, que quedaría bajo control de Indonesia, y la árida y pobre que obtendría la independencia, informó la agencia Afp.

En este plan, el envío de tropas por parte de Yakarta no es para proteger a la población, sino para aumentar la capacidad militar de Indonesia antes de una reacción de la comunidad internacional.

El jefe de la Unamet, Ian Martin, no descartó la posibilidad de que la ONU retire a todo su personal de Timor Oriental, ante el aumento de la violencia. Unos 200 trabajadores de la misión fueron evacuados hacia Australia.

Naciones Unidas anunció que una misión especial de cinco funcionarios viajará en breve a Indonesia para analizar una solución al conflicto, medida que fue considerada como insuficiente por Portugal, país reconocido como el administrador de la isla.

Los líderes del independentista Consejo Nacional de Resistencia Timorense, Alexandre Xanana Gusmao, quien fue liberado este martes --según sus abogados--, y el premio Nobel de la Paz, José Ramos Horta, exigieron el envío de una fuerza internacional de paz, y llamaron a la calma. Yakarta insiste en trasladar a Gusmao a Dili y su seguridad correrá a cargo de las fuerzas de la ONU, pero se teme que pueda ser blanco de un atentado.

La alta comisionada de la ONU para los Refugiados, Mary Robinson, y la Federación Internacional de Derechos Humanos pidieron a la comunidad internacional no permanecer inactiva ante la crisis en Timor Oriental.