Debo una disculpa a los lectores: el lunes pasado dije que, en su discurso ante el Congreso de la Unión, el presidente Ernesto Zedillo seguramente haría breve mención de los temas ambientales. Me equivoqué. Empeñado en ofrecer un panorama alentador de la economía, las finanzas y la política, en darnos la seguridad de que entregará a su sucesor un país sin crisis, no dedicó una sola frase a la ecología, los recursos naturales y la contaminación.
En cambio, acerté al decir que en el Informe escrito el doctor Zedillo incluiría los logros de la actual administración en esos temas que preocupan a la sociedad. Así, nos enteramos de las acciones para frenar el deterioro de los ecosistemas, evitar el mal uso del agua y su contaminación y garantizar la salud de la población expuesta a sustancias químicas; la reforestación de 200 mil hectáreas y el cuidado de las áreas naturales protegidas, el mejoramiento de la calidad del aire en las principales zonas metropolitanas.
Alegra saber que vamos por buen camino, pese a las declaraciones pesimistas de colaboradores cercanos del primer mandatario. Una de ellos, la maestra Julia Carabias, recientemente reiteró el grave deterioro que sufre el país por la deforestación, calculada en más de 600 mil hectáreas al año; que mientras decenas de millones de hectáreas hacen parte del Sistema de Areas Naturales Protegidas, la inmensa mayoría no cuenta con los programas adecuados de manejo y apenas hay dinero para pagarle al personal administrativo, por lo que se está lejos de que cumplan su importante función y no se destruya por la pobreza rural o los talamones la enorme biodiversidad que albergan.
Por su parte, la Procuraduría Federal de Protección del Ambiente investiga a, por lo menos, 200 importantes factorías, cuyos desechos de plomo son una amenaza para la salud de la población, mientras en Atzompan, en Oaxaca, lugar famoso por su producción de barro vidriado, 2 mil de sus 6 mil habitantes tienen en su organismo ese metal en niveles por arriba de lo fijado en la norma. Como se observa, el plomo que deteriora no solamente proviene de la empresa Peñoles, en Torreón (propiedad de la influyente y distinguida familia Bailleres), o de Pigmentos y Oxidantes, en Monterrey (propiedad de la distinguida e influyente familia panista Fernández Garza). El problema de la contaminación se agudiza con miles de toneladas de residuos tóxicos y peligrosos que se generan cada año sin que exista la infraestructura adecuada para tratarlos o confinarlos.
En cuanto a la pesca, se nos dice en el informe escrito, que tuvo un comportamiento negativo por fenómenos naturales, pero se soslaya la falta de planeación para aprovechar racionalmente los invaluables recursos que albergan nuestras costas, lagunas y ríos; que la sobreexplotación y uso de técnicas inadecuadas originan la disminución de muchas especies, mientras algunos ecosistemas litorales de gran importancia productiva y ecológica, como los manglares, desaparecen por la acción de empresarios deseosos de establecer granjas acuícolas y megaproyectos turísticos.
Cuando en todo el mundo se reconoce que el nivel de las aguas marinas aumentará debido a las variaciones climáticas, las obras públicas y privadas se siguen construyendo sin considerar los cambios que registra la franja costera y que afecta las actividades económicas, los ecosistemas y los asentamientos humanos.
En fin, aunque en el informe se reconoce la pobreza en que viven millones de mexicanos, se soslaya que es el principal contaminante; que mientras subsistan niveles de vida tan bajos, mala distribución del ingreso y la riqueza, será imposible alcanzar el tan prometido desarrollo sustentable. Pero no desesperemos: en Cuautla, ante cientos de campesinos acarreados, el licenciado Labastida, candidato de Los Pinos a la Presidencia de la República, prometió lo que en ningún sexenio se ha logrado: ``un cambio sin engaños ni miedo, de propuestas con un rumbo seguro, que no conduzcan a saltos al vacío. Al fin, nuestro salvador.
Pd: Casi se me olvida, en su mensaje oral, el presidente Zedillo tampoco se ocupó de la ciencia y la tecnología ni de la cultura.