Todos pasaron por el Tutti Frutti, hasta El Mosh
Jorge Caballero n El bar Tutti Frutti, que se anunciaba como "el lugar donde todo se vale", abrió sus puertas en 1985 y estaba en avenida Politécnico, colonia Lindavista: "fue el que explotó un poco el movimiento underground, aunque suene muy mamón -dice Danny Wakantanka, creador del concepto Tutti Frutti-, porque en el 88 trajimos toda la música dark que ahora en todos lados se toca. En los noventa trajimos el grunge y el garage, cuando ni sabían cómo se escribía. Las primeras tocadas de Saúl Hernández y Caifanes fueron en el Tutti, al igual que la Maldita Vecindad, Santa Sabina y Café Tacuba se iniciaron aquí. El Piraña (ahora muy famoso) inició aquí tatuando, y los depósitos de tinta que usaba eran en corcholatas de cerveza y con una máquina hechiza... es impresionante la cantidad de gente que se tatuó ahí"
El también perforador Danny Wakantanka continúa: "Fue algo muy emblemático de la época, porque era el único lugar que había. En ese año abrió Rockotitlán, después Rock Stock y luego el LUCC -ese sí era como del estilo del Tutti-, pero nosotros fuimos pioneros en traer grupos como Ultra 5, de Nueva York, y llenamos cinco noches seguidas, y hasta grabamos un disco en vivo. El Tuttti duró abierto seis años.
La gente que ahí se reventó ahora los ves como conductores de MTV, estaciones de radio o en relaciones públicas del Hard Rock, o forman los nuevos grupos de rock; los hay por todos lados, a mí me da gusto. Cuando voy a reuniones casi siempre sale a la plática el Tutti, cualquier cantidad de personas y de cualquier círculo, incluso los más trajeados, ahí le llegaron.
El lugar surgió así: "cuando llegué a México, con mi chava Brisa (hija del dueto romántico Carmela y Rafael), el hermano de ella tenía un local, arriba del mítico bar Apache 14, donde cantaban sus padres, y nos lo dejó porque se fue a vivir a Alemania. Tratamos de echarlo a andar porque en México no había lugares de música alternativa, que era el rollo que traíamos de Europa; entonces comencé a mezclar la música que escuchaba en Bélgica (garage, sicodelia de los sesenta y punk), pero no funcionó, siento que fue muy rápido ese cambio, tuvimos que meter clásicos, como Los Beatles y toda esa música. Comenzó a llegar más gente y aproveché para mezclar la que había traído de allá, y nos fue mejor; pero el primer año casi cerramos. El lugar se quedó abierto por la constancia de una bolita de gente, algunos españoles y los que eran dueños del Súper Sound (desaparecida tienda de discos comandada por el Nacho Desorden), y de ahí comenzó todo.
"El Tutti siempre fue underground, no había letrero, los que no sabían de la puertita de atrás no llegaban. Hubo una primera etapa en la que la gente venía del sur y del norte, y una segunda en la que se volvió más exclusivo, es decir, sólo los cuates más cercanos. Después terminamos cerrándolo por problemas familiares con el hermano de Brisa. Quería adjudicarse el lugar y se hicieron cambios, pero no les funcionó, y nos regresaron el lugar.
Para entonces, comenzó a cambiar el gusto de la gente; traje de Bélgica un poco de grunge, algo de dark y cosas más pesadas. Invitamos a grupos como Atoxico (donde curiosamente El Mosh era el vocalista) y Masacre (grupo representativo del más duro punk en esa época), y ellos comenzaron a jalar gente.
Mescalito
Con un tiraje de 3 mil ejemplares entra en circulación el fanzín mensual Mescalito, bajo la dirección de Chava Rock. Según su creador es "una revista con información fresca y fidedigna que busca acomodarse en el gusto del público joven deseoso de información musical y cultural". La portada y las páginas centrales de su número cero las dedican a la banda de Jaguares, con un artículo de Lucy Sandoval, quien analiza el trabajo musical de la banda. Su "Ovacionada Página Tres" contiene una entrevista con Nina Galindo y Diana Wolf. Mescalito solicita periodistas sin experiencia que quieran colaborar, el requisito es que no hayan tomado clases extramuros.
Generación se prostituye
La revista Generación dedica su número 24 a analizar la prostitución, con portada de Nahum B. Zenil. El tema central de esta publicación comienza con un reportaje sobre los derechos humanos de las sexoservidoras, continúa una crónica/testimonio de Jermán Argueta, del hotel Madrid, un reportaje de Miguel Angel Morales, quien analiza las malogradas zonas de tolerancia en nuestra capital; un estudio de la condición de las prostitutas a lo largo de la historia; cuentos de Jorge Luis Sáenz y Niña Yhared; una crónica de las putas de La Merced, escrita por el poeta Armando González Torres, y un portafolios de la Marcha Cultural Lésbico Gay, entre otras lindezas. La revista se complementa con sus ya clásicas secciones, donde sobresale una reflexión del filófoso Edgar González Ruiz sobre el "desvirtuado" caso de la Trevi.
La fe en Complot Internacional
Otra de las publicaciones que se pone en circulación este mes es Complot Internacional, que dedica su portada al grupo La gusana ciega. La entrega analiza la fe, La nueva fe es un artículo de Rodrigo de Alba, quien habla sobre la creciente new age. Un soberbio ensayo de Naief Yheya sobre la ingeniería genética y la inteligencia artificial; también analizan el tema: Rogelio Villareal, J.M. Servín, Norma Lazo y Lorena Mancilla. Otros títulos que llaman la atención son: Cultos y La Iglesia y los subgéneros. Además, una interesante entrevista con el grupo La gusana ciega.