n Acervos dedica un número a la revaloración de esa memoria colectiva
Carece Oaxaca de un programa estatal para rescatar archivos y bibliotecas: Sánchez Silva
n Se proyecta trasladar el acervo documental del Ejecutivo de la entidad a San Agustín Etla
n La revista trimestral destaca la aportación en libros del IAGO y los buenos oficios de Toledo
Angélica Abelleyra n Permanecieron muchos años en el olvido. Las denuncias sobre su maltrato y extravío ocupaban páginas de periódicos, espacios de radio y otras tribunas públicas, sin olvidar las charlas privadas. Los historiadores veían en aquella desatención una pérdida paulatina de una memoria colectiva, sin embargo, de tres lustros a la fecha, en Oaxaca se vive una revaloración cultural en la que sobresale el rescate de los archivos y bibliotecas locales, de carácter civil y religioso, así como la conformación de nuevos espacios ligados al arte y a otras ramas del conocimiento.
Para dejar testimonio de algunas acciones realizadas en este campo, de las carencias que persisten y de los proyectos por venir, la revista Acervos que dirige el historiador Francisco José Ruiz Cervantes abre sus páginas en el número doble 14/15, de próxima circulación.
El volumen trimestral es órgano informativo de la Asociación Civil Amigos de los Archivos y Bibliotecas de Oaxaca y en esta entrega refiere los contenidos de los archivos General del Estado, Histórico Municipal, Histórico de la Arquidiócesis de Oaxaca, así como de los fondos Luis Castañeda Guzmán, Bustamante Vasconcelos y de las bibliotecas del Museo de Filatelia de Oaxaca y del Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO).
Entre los proyectos futuros en este universo documental destacan dos; a corto plazo, la apertura al público de la biblioteca del Jardín Etnobotánico del Centro Cultural Santo Domingo; a largo plazo, luego de ciertos trabajos de remodelación, el posible traslado del Archivo General del Estado de Oaxaca (AGEO) -llamado ahora Archivo General del Poder Ejecutivo de Oaxaca- a una antigua fábrica de hilados y tejidos del siglo XIX, en San Agustín Etla.
El edificio, de estilo arquitectónico inglés, es de 1883 y en la actualidad varios especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) efectúan los dictámenes tanto del inmueble como de los acervos para llevar a buen término la nueva colocación de ese vasto legado que hoy se sitúa en la parte trasera de la Casa de la Cultura de Oaxaca.
Abandonada durante diez años, la antigua fábrica podría ser adquirida mediante aportaciones del Patronato Pro Defensa y Conservación del Patrimonio Cultural y Natural de Oaxaca (Pro-Oax), que encabeza Francisco Toledo, así como del gobierno del estado. De concretarse el proyecto, se instalaría como vecina del Taller Arte Papel Oaxaca que funciona en San Agustín Etla para producir papeles hechos a mano con fibras regionales: chichicastle, agave, yuca, pita y algodón, entre otras.
Evitar perjuicios de la burocracia
El historiador Manuel Esparza fue responsable del AGEO de 1982 a 1987. Dentro del mundillo de un archivo mexicano es su testimonio, incluido en Acervos, sobre la ineficacia y abandono en torno a ese legado estatal durante décadas. Su relato se convierte en un llamado de alerta para evitar que la burocracia siga atentando contra la integridad de los acervos históricos, como éste con millones de documentos de los siglos XVI al XX provenientes de todos los archivos de las secretarías y oficinas del Ejecutivo del estado y de otros poderes. Junto a la experiencia de Manuel Esparza se incluye en la revista otro cúmulo de conocimiento en voz de Arcelia Yañiz, directora de la Biblioteca Pública Central.
Por lo que toca a la especificidad de algunos fondos y bibliotecas, la publicación desarrolla las del Fondo Paul van de Velde, contenido en la Biblioteca Zimmerman de la Universidad de Nuevo México (Albuquerque, Estados Unidos) con un apartado de información sobre Oaxaca; en torno del archivo Histórico Municipal de la ciudad de Oaxaca, el historiador Carlos Sánchez Silva apunta la urgencia de que se generen los ''fondos suficientes para salvar el material fotográfico" de dicho espacio, así como realizar trabajos de mantenimiento, restauración y encuadernación de un sinfín de legajos.
Más adelante, indica que si bien es motivo de aplauso el rescate y organización de acervos documentales en la última década, ''todavía Oaxaca carece de un verdadero programa estatal de rescate, conservación y difusión del patrimonio documental". Programa -añade el especialista- en el que se conciban las labores de recuperación ''como un todo y no como partes inconexas" y donde además se involucren todas las entidades públicas y privadas responsables de conservar la memoria histórica de los oaxaqueños.
Entre las bibliotecas de más reciente creación, Acervos pone de relieve las generadas por iniciativas particulares, como la del Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO), con 22 mil volúmenes sobre arte, arquitectura, comunicación, diseño, pintura y literatura, impulsada por Francisco Toledo; la del Centro Fotográfico Alvarez Bravo, con especialidad en esa rama creativa, que contiene además la Biblioteca Jorge Luis Borges, con una colección en Braille de autores clásicos y contemporáneos como Homero, Esquilo, Virgilio, Carlos Fuentes, Gabriel García Márquez y, por supuesto, el autor de El Aleph; todos disponibles para lectores que carecen de la vista, pero no de las ganas de leer.
Otros recintos de importancia en el estado son la Biblioteca Francisco de Burgoa, con un legado de 23 mil volúmenes de órdenes religiosas y varios incunables que se despliegan a un costado del Centro Cultural Santo Domingo; el Archivo Histórico de la Arquidiócesis de Oaxaca; la biblioteca especializada del Museo de Filatelia de Oaxaca, AC, así como los fondos bibliográficos de la Fundación Bustamante Vasconcelos y Luis Castañeda Guzmán, a los que pronto se sumará el del Jardín Etnobotánico, de próxima inauguración con material sobre historia natural, biogeografía, taxonomía, ecología vegetal y etnobotánica, entre otros asuntos que complementarán este universo documental que es memoria colectiva, con muchos avances, pero también con carencias.