Hackers o mirones rompieron la seguridad de Hotmail
ƑAdiós a la privacidad?
Pedro Miguel y Jesús del Toro n La privacidad de 40 millones de personas en peligro: el mismo número que los suscriptores del mayor sistema del mundo de correo electrónico gratuito, Hotmail de Microsoft. El hueco que le permitía a cualquier usuario de Internet hurgar en las cuentas de los abonados se abrió en una fecha indeterminada y, según la empresa de Bill Gates, fue cerrado desde el pasado lunes. Este pasadizo a los secretos ajenos se encontraba, al parecer, en un servidor sueco de la World Wide Web cuya dirección nadie quiso difundir para no hacer mayor el estropicio.
Las cuentas de correo electrónico tienen una expresión pública (la dirección, [email protected]étera) y una parte secreta, la clave o password. Ambas funcionan, precisamente, como la combinación de los datos de tu domicilio y la llave de tu casa: difundes los primeros sin restricción para que puedan visitarte o escribirte, pero no se te ocurre repartir copias de la segunda. Cualquiera puede saber dónde vives, pero eso no quiere decir que pueda meterse hasta tu baño.
La página de Estocolmo permitía, a cualquiera que la visitara, tener acceso a las cuentas de Hotmail sin proporcionar la clave respectiva; bastaba con teclear el nombre de usuario para que se desplegara en la pantalla del intruso la colección de mensajes recibidos y enviados por el usurpado.
Las ventajas del correo de Hotmail son evidentes: no es necesario disponer de una computadora propia para enviar y tener acceso a los mensajes, ni suscribirse con un proveedor específico de enlace a Internet; basta con abrir el navegador de Web (Netscape o Explorer) en cualquier computadora del planeta, apuntarlo al servicio mencionado y consignar, allí, el nombre de usuario y la clave. Millones de abonados a Hotmail lo utilizan para escribir y recibir correspondencia inocua, pero otros se hacen de una cuenta de correo para intercambios de mensajes si no ilegales al menos embarazosos: el o la cónyuge infiel, el consumidor furtivo de pornografía, la cuarentona que se hace pasar por interlocutora adolescente en alguno de los múltiples foros y chats que pueblan la red mundial.
Ciertamente Microsoft advierte, en el momento de la suscripción, que está prohibido usar Hotmail para enviar correos no solicitados o vinculados a actividades ilegales, hostigar sexualmente a alguien o, simplemente, "volantear" anuncios publicitarios. Pero cualquiera que se adhiera al servicio sabe que para la acaudalada firma resulta imposible monitorear todas y cada una de las cuentas. Pedir lo contrario sería tanto como exigirle a una empresa telefónica que impida las llamadas de hostigadores o narcotraficantes.
La mañana del 30 de agosto alguien hizo la caridad de avisarle a Microsoft que sus 40 millones de abonados estaban en una situación parecida a la de aquel que sale desnudo al balcón y se le cierra la puerta. Unas horas más tarde, los usuarios se encontraron con que el servicio estaba interrumpido. La salida del aire duró siete horas y la empresa asegura que en ese lapso tapó la rendija.
ƑQuién lo hizo? ƑPor qué? La respuesta a lo primero apunta a Erik Barkel, en Estocolmo. A ese nombre, al menos, está registrada la página que daba acceso a la privacidad ajena. En cuanto a lo segundo, podría tratarse de una manifestación más de la manía de odiar a Bill Gates y a su empresa, un creciente fenómeno de las masas informatizadas que debiera ser analizado -y explicado- por un ciberantropólogo.