La Jornada martes 31 de agosto de 1999

Astillero Ť Julio Hernández López

Aun cuando continúa formalmente como jefe del Gobierno capitalino, Cuauhtémoc Cárdenas está instalado políticamente ya a plenitud como candidato presidencial perredista.

De manera similar a la de Vicente Fox (quien todavía no es el abanderado oficial del PAN, aunque en los hechos lo es hace meses), Cárdenas ejerce hace tiempo la condición real de candidato, así tenga él (a diferencia de Fox, que marcha enteramente solo) todavía que pasar el trago amargo de las notas desafinadas con las que Porfirio Muñoz Ledo aún no termina de cantarle Las golondrinas.

La revisión interna

Tan está Cárdenas acomodado en su nueva plataforma de trabajo político, que ha comenzado a hacer revisiones y juicios sobre su desempeño al frente del Gobierno del Distrito Federal (viendo hacia el futuro nacional, recordando el pasado capitalino). En Tijuana, donde hacía proselitismo para su causa, el michoacano le dijo a Ricardo Olayo, de La Jornada, que su ejercicio en la capital del país era percibido por los ciudadanos con la confianza de que había honestidad y transparencia.

La valoración que Cárdenas hace de su propio trabajo conlleva el reconocimiento de que no se pudo hacer todo cuanto se prometió y quiso. Más de una vez, en privado, cuando sus interlocutores de confianza le señalan los tropiezos administrativos que ha tenido, los puntos difíciles y oscuros de su gobierno, el ingeniero michoacano ha sido respetuoso de las críticas, sin pretender disminuirlas o rechazarlas.

Explicaciones políticas puede haber, y un contexto claramente adverso a que avanzara el gobierno cardenista pero, sin dudas, también hubo errores internos, insuficiencias propias, torpezas, miopías.

Sin embargo, tanto Cárdenas como sus principales colaboradores ensalzan un aspecto de la gestión realizada: la honestidad y la transparencia en el manejo de los dineros públicos. No se pudo erradicar la corrupción (ni podrá ningún otro gobierno capitalino por sí, así sea ajeno al priísmo, pues el cáncer institucional no puede ser combatido sólo en un órgano, sino en el cuerpo entero), pero , en su mayoría, los funcionarios de origen perredista no pidieron ni recibieron dinero, comisiones, porcentajes de ganancias sobre contratos, obras o acciones de gobierno.

Policía y comunicación social

Honestidad y transparencia, señala Cárdenas como los principales atributos de su administración, y reconoce que no pudo componer los problemas del ámbito policiaco, y que en comunicación social no tuvo los resultados deseados.

Pero no son esos los únicos puntos (los de la honestidad y la transparencia), en los que avanzó la ciudad de México como consecuencia de la decisión ciudadana de entregar el poder al perredismo. El propio Cárdenas ennumera los diversos logros materiales pero, además, hay otro aspecto que debe alentar a los ciudadanos a impulsar la alternancia democrática, al mostrar que es posible hacer ``cambios fundacionales'' en una estructura tan terriblemente compleja, como es la de la capital del país.

El jueves de la semana pasada, en el Polyforum Cultural Siqueiros, Martí Batres rindió dos informes de labores, el suyo, como diputado que es, y el de la Comisión de Gobierno, que preside, de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal. Tal como corresponde a este tipo de actos, el texto del diputado Batres ennumeró los logros conseguidos, detalló la importancia de las leyes reformadas y de las normas creadas.

Pero, más allá de esa relatoría de trabajos realizados, lo importante es que, a pesar de todos los augurios en contra, y de las maniobras adversas del priísmo desplazado del poder, se demostró en el ámbito legislativo capitalino que sí tuvo resultados positivos el voto en favor de Cuauhtémoc Cárdenas, emitido en 1997 para que fuese jefe de Gobierno, y para el PRD (en buena parte como cascada del éxito cardenista) para la citada asamblea y otros cargos legislativos federales.

Inercias e intereses largamente intocados

En el año de trabajo del que rindió cuenta Batres se apuntó, por ejemplo, que se aprobaron o reformaron más de 60 ordenamientos legales. Tal cifra, por sí misma, no necesariamente dice gran cosa, pero la lista de asuntos y cambios generados es trascendente. Así, se modificaron inercias que durante décadas se habían conservado firmes, parrafadas legales que habían sido intocadas por intereses, leyes y reglamentos oscuros a los que convenía mantener ambiguos.

Baste recordar el ejemplo extremo de la resistencia al cambio: la campaña organizada durante cincuenta días para tratar de impedir la aprobación de la Ley de Instituciones de Asistencia Privada, con la que se modificó radicalmente la composición de la Junta de Asistencia Privada, que era el coto desde el que ejercían un reino de corrupción Víctor García Lizama, sus amigos y familiares.

``Uno de los grupos más corruptos''

Con la modificación de esas reglas, aseguró Martí Batres en su informe, se ``rompió la columna vertebral de uno de los grupos de interés más corruptos de la ciudad''. Al aprobar la nueva ley, en medio de presiones de canales de televisión y de organizaciones eclesiásticas, la Asamblea Legislativa del DF ``se afirmó como un verdadero poder, frente a presiones que hubieran sido invencibles en otra época'', añadió el coordinador de la mayoría perredista de ese órgano de representación ciudadana.

Hoy, como un ejemplo más de esas resistencias, para no ir tan lejos, la asamblea habrá de vivir nuevamente momentos de debate intenso, a partir de propuestas de cambios al Código Penal del Distrito Federal. La reforma penal que propone la bancada perredista encontrará la oposición, legítima, y genuina, de quienes creen encontrar deficiencias o insuficiencias en su redacción, pero también la artificialmente creada, que no quiere que en estos 20 meses de parlamentarismo opositor se den pasos que durante décadas no quiso dar el oficialismo priísta.

¿Y los jueces?

Pero la tarea reformadora no puede quedar sólo en el terreno de los textos jurídicos, de la letra legal. Deberá complementarse con una reforma judicial profunda, a nivel local y federal, pues, dijo Batres, ``la gente está harta de que algunos jueces protejan los giros negros y la prostitución, y que otros liberen a los Chuky y perdonen a los Peña Garavito. La reforma política no ha pasado por el Poder Judicial. Si ahí no hay reforma, no se podrá detener la impunidad''.

Es cierto, se han dado innumerables fallas en el ejercicio público de los perredistas, pero ello no puede ni debe permitir que se establezca la percepción de que la alternancia democrática inhibe o impide cambios profundos. Desde luego que estos no son suficientes, y por ello se abre ya, en el entorno del partido del sol azteca, una nueva etapa de trabajo político con la que se podrá consolidar o liquidar lo hasta ahora realizado.

Astillas: A propósito del tema: el gobierno cardenista será notificado por la Suprema Corte de Justicia de que no prosperó su demanda contra la negativa federal a asignarle más recursos. La misma fuente judicial informará, por otra parte, que fracasó el intento de los opositores a la ley de asistencia privada, quienes pretendían que fuese declarada inconstitucional.

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