n Rechazan a alumnos consumidores de drogas
Como en los deportes, examen antidoping en escuelas privadas
n Vacío legal en torno a la aplicación de este tipo de pruebas
Claudia Herrera Beltrán n Como en el deporte, sólo que aquí no hay medallas, las escuelas particulares están recurriendo al examen antidoping para evitar alumnos consumidores de droga. La preparatoria Justo Sierra lleva cuatro años de aplicar dicha prueba, y durante este ciclo escolar, según su director, cuatro colegios le pidieron asesoría para comprar el equipo necesario y convencer a los padres de familia de los beneficios.
Para los alumnos de este centro escolar de la ciudad de México la medida es debatible: "No nos tienen confianza", dice Jesús González, alumno de 13 años. "Está bien porque hay muchos que fuman, toman y se drogan afuera", señala Carlos Francis del Angel, de 15.
Lo cierto es que una encuesta del sector salud y de la Secretaría de Educación Pública revela que 9.5 por ciento de los estudiantes de primaria del ciclo escolar 1997-1998 declararon haber consumido droga alguna vez.
Sin embargo, el problema es que en la Ley General de Educación no hay regulación alguna para este tipo de pruebas, y aunque en su artículo segundo establece que todo individuo tiene las mismas oportunidades de aceso al sistema educativo, señala que debe "satisfacer los requisitos que establezcan las disposiciones generales aplicables".
La escuela Justo Sierra, fundada hace 35 años, imparte de preescolar a estudios universitarios, y desde 1995 aplica pruebas antidoping en su propio laboratorio. Con un equipo que en su momento costó 150 mil pesos, puede encontrar en el cuerpo de sus alumnos 54 diferentes tipos de sustancias, y entre las más importantes están la cocaína, mariguana, anfetaminas y alcohol.
Así como sus alumnos tienen que pagar la colegiatura, portar uniforme azul con gris y cumplir los típicos requisitos para ingresar a un colegio particular, están obligados a llevar una muestra de orina para presentar su examen antidoping, y erogar 125 pesos, explica el director y fundador de esta institución José Reyes Oliva.
Las "manzanas podridas"
Maestro normalista y ferviente católico -en su despacho tiene un pequeño altar-, Reyes Oliva explica que se le ocurrió hacer las pruebas de dopaje para no contaminar su colegio con "manzanas podridas.
"Todos sabemos que hay alumnos que no tienen un hogar integrado, no tienen vigilancia suficiente por parte de sus padres y buscan caminos falsos y se ven involucrados en el consumo de drogas. Pero como esta es una escuela de inspiración cristiana, queremos a alumnos que tengan salud física, mental y espiritual", explica.
Autor de tres obras de teatro que se refieren al embarazo adolescente, el consumo de drogas y el sida, no quiere revelar cuántos estudiantes no han podido ingresar a la escuela o han salido de ella a causa de los exámenes antidoping. "Adentro del colegio no se han dado casos, porque se sienten vigilados", dice.
Y de los que no ingresan por "dar positivo", no lleva la cuenta: es "difícil cuantificarlos", simplemente no se les acepta y "no entramos en polémica".
Pero el riesgo de salir reprobado en el examen de drogas no se acaba con el primer examen.
El director José Reyes Oliva señala que aplican pruebas "sorpresa" durante el transcurso del año escolar, sobre todo a aquellos alumnos que presentan conductas sospechosas.
Los mejores candidatos para la prueba del dopaje son aquellos que "notamos que tienen la pupila dilatada, que van demasiadas veces al baño, que están delgados y cansados". Son "las pistas" de que "un chico anda en malos pasos".
Como los resultados del dopaje son polémicos hasta en prestigiadas competencias deportivas, los alumnos pueden impugnar, indica el directivo.
Confiado en la experiencia de su equipo médico y conocedor de que "las huellas que dejan esas sustancias no se eliminan rápidamente", también permite que el análisis se repita de nueva cuenta, a fin de disipar dudas.
ƑY los padres de familia qué piensan?: "A mí me parece muy bien. Todos los padres están en contra de la drogadicción", señala Sonia Alvarez, madre de tres alumnas. "No me gusta mucho porque los muchachos se ponen muy nerviosos aunque no hagan nada", explica por su parte Adriana González.
El directivo afirma que la medida fue acordada con los padres y madres de familia que -dijo- se sienten tranquilos y seguros de que sus hijos no tienen "malas compañías" y de que están vigilados y bien orientados, pues además la escuela cotidianamente imparte distintas pláticas y exhibe películas y videos sobre adicciones y sexualidad.
Aunque la medida es costosa porque, según Reyes Oliva, el colegio cubre 285 de los 400 pesos del precio del examen de dopaje, se declara satisfecho con los resultados, y asegura que varias escuelas, cuyo nombre prefiere no revelar, han seguido su ejemplo.
Pero una prueba de este tipo, Ƒes discriminatoria?, Ƒle niega a jóvenes con problemas la oportunidad de educarse y regenerarse?, se le pregunta al directivo del colegio particular. "No es discriminatoria porque este no es espacio para hacer tratamientos contra las adiciones" -concluye.