PARABOLA Ť Emilio Lomas M.
El síndrome Gurría

Si bien es cierto que el quinto Informe Presidencial se acerca y los funcionarios deben anunciar con bombo y platillo las cifras positivas en la economía --quizá por aquello de los desequilibrios y las compensaciones entre los sectores--, también lo es que no se puede hablar con tanta irresponsabilidad y tan a la ligera. De esto ha dado muestra ya el secretario de Hacienda, quien para no dejar duda de que el ex titular de las finanzas, Pedro Aspe Armella, se quedó corto cuando declaró que la crisis económica era un ``mito genial'', ha hecho de la crisis el genio de los mitos, al citar que hoy --cuando existen 40 millones de pobres y la concentración de la riqueza es más grave que nunca-- se puede comprar más con menos. En esta labor le ha secundado el recién nombrado procurador Federal de Consumidor, Eduardo Almeyda Armenta, quien apenas el jueves pasado declaró que el control de precios no volverá a aplicarse en México. Mientras, sus segundos dieron rienda suelta al festín, al asegurar que el precio de la carne ha disminuido, que las gaseras ya no cometen fraudes, pues entregan los tanques con el peso correcto, que la inflación estará hasta por debajo de la meta programada para fin de año, y por si fuera poco, pronosticaron que el poder adquisitivo de los salarios podría recuperarse hasta en un cinco por ciento en 1999. Pero los funcionarios que no tienen memoria o padecen el síndrome de Gurría omiten citar en este momento que si bien en los últimos años el consumo de carne se ha incrementado, la calidad de ésta no es buena, pues contiene altos niveles de grasas y se surte con muchos huesos, e incluso, los consumidores la sustituyen por vísceras. Asimismo, los servidores públicos padecen amnesia al evadir el caso de la calidad de la tortilla, al no aclarar el tipo de maíz importado --que actualmente rebasa al producido en el país--, del cual se ha dicho que en Estados Unidos se destina a la engorda de animales, o bien, que se altera genéticamente, lo que podría repercutir en la salud de las personas. Estas son algunas de las puntas de las que hay que desenredar, porque no se ha dicho hasta ahora que la reducción de precios implica la pérdida de calidad en el consumo de los alimentos de primer orden para la mayoría de los mexicanos. No hay que olvidar tampoco que el costo del combustible para los automóviles se incrementa cada mes, que el augurio de la tal recuperación del poder adquisitivo del salario aún está por verse y que en términos de productividad --que es donde realmente se podría asegurar que México se está recuperando-- aún no se puede cantar victoria: los bancos todavía no están capacitados para otorgar créditos suficientes a las empresas, los empleos creados son temporales, son de medio tiempo e insuficientes al compararlos con la cantidad de desempleados, y que la desigualdad económica continúa siendo un fenómeno devastador en términos de calidad de vida. Pero para los funcionarios que perciben un salario cercano a cien mil pesos mensuales, efectivamente, se debe festejar con serpentinas y porras la situación actual. Para muestra de que ellos habitan un planeta distinto al de la mayoría de los mexicanos, no basta citar el abismo entre sus ingresos, consumo y calidad de vida y el de gran parte de la población; hay que precisar que situaciones como la reciente salida de Esteban Moctezuma Barragán, el bebesaurio de la Secretaría de Desarrollo Social, confirman el compromiso de los servidores públicos para con la población. Para Moctezuma Barragán resultó ser prioritario su apoyo a la campaña de Labastida Ochoa en lugar de atender las demandas sociales y dar cumplimiento a las políticas ya establecidas en la materia. El Consejo Nacional de Población --dependiente de la Secretaría de Gobernación-- dice que la pobreza constituye un riesgo para la estabilidad política. Hay síndromes que lejos de curarse, se agudizan.

Melée

En materia electoral, los escenarios económicos siguen sin dar aliento. Según las consultoras Standard and Poor's y Bursamétrica, la victoria de Labastida Ochoa generaría una fractura violenta en su partido y una crisis financiera que lejos de avanzar en la transición democrática, la retrasaría; sin embargo, la situación de mayor riesgo es si el PAN llegara a la presidencia. Para el PRD, las predicciones no son mejores. A nivel internacional tampoco hay nada que aplaudir, pues las economías de Ecuador, Argentina y Brasil siguen resfriadas. ¿A qué se debe el festín, entonces, señores funcionarios? Analistas oficiales aseguran que es urgente resolver los conflictos de Chiapas y el de la UNAM pues, según dicen, forman una mancuerna desestabilizadora que podría eventualmente ahuyentar los pocos capitales externos que han arribado al país, ¿será? Y es que, a ciencia cierta, no se sabe cuáles son esos capitales... Esta semana, el director de Petróleos Mexicanos, Adrián Lajous, entregará al titular de Energía, Luis Téllez, la nueva propuesta para capitalizar la industria petroquímica... También se espera esta misma semana, o la que sigue, una nueva embestida contra la industria eléctrica; aparentemente habría una nueva propuesta para que participe, sin tanto problema, el capital privado. Lo que no saben es que también los trabajadores están preparando una propuesta, pero esta es más inteligente.

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