n Miles de brasileños acudieron a despedirlo
Murió Helder Cámara, el "obispo rojo"; tenía 90 años
n Era "un hombre bendito", dijo Fernando Henrique Cardoso
n Preocupado por los pobres, fue odiado por varias dictaduras
Ap, Afp y Dpa, Río de Janeiro, 28 de agosto n El obispo Helder Cámara, defensor de los pobres, de los derechos humanos y uno de los críticos de la dictadura brasileña, murió la noche del viernes en la ciudad de Recife tras un paro cardiaco derivado de complicaciones renales; el llamado "obispo rojo" tenía 90 años.
Tras conocerse la muerte de Don Helder --como era conocido en Brasil--, miles de personas acudieron en la iglesia de Nuestra Señora de las Fronteras, donde el cuerpo del arzobispo emérito de Olinda y Recife permaneció hasta esta tarde. Poco después fue trasladado al Mausoleo de los Obispos en Olinda, donde fue enterrado.
"Don de la paz", "profeta", "símbolo de los derechos humanos", y "santo", fueron algunos de los adjetivos utilizados por muchas de las personas que acudieron a dar el último adiós a Cámara, bautizado como el "obispo rojo" durante la dictadura militar (1964-1985).
Fue "un hombre bendito", declaró el presidente Fernando Henrique Cardoso, mientras que el primer ministro francés, Leonel Jospin, expresó su "gran pena" por el fallecimiento de Don Helder.
Cámara se ordenó sacerdote a los 28 años de edad y tres años después organizó la Juventud Obrera Católica, y luego de ser designado obispo auxiliar en Río de Janeiro, en los años 50, organizó una cruzada para "urbanizar, humanizar y cristianizar" las favelas, las villas miseria que rodean a esa ciudad.
Pero ese trabajo le provocó críticas y sus detractores decidieron transferirlo al nordeste del país, a Olinda y Recife, la capital de Pernambuco. Asumió ese arzobispado en 1964, justo cuando un golpe militar derrocó al presidente Joao Goulart.
Entonces Don Helder decide impregnar su pastoral de una orientación humanista y popular y comenzó una ación que habría de transformarlo en una referencia mundial para sacerdotes con esta misma inclinación; "comunista" y "subversivo", eran los términos que los militares utilizaban para referirse a Helder Cámara.
"Si doy comida a los pobres, me llaman santo. Si pregunto por qué los pobres no tienen comida, me llaman comunista", dijo en una de sus tantas ironías sobre la labor que cumplía.
Hace dos años, Cámara recordó en conversación con Ap cómo la dictadura militar decía que su empeño pastoral lo asociaba con el comunismo: "El tiempo demostró que aquello no era el monstruo que las autoridades creían. Era tan frágil que se derrumbó de la noche a la mañana. El verdadero monstruo es la pobreza y el hambre".
La censura del régimen militar lo llevó a realizar casi 900 viajes al exterior entre los 21 años de dictadura.
Cámara también fue uno de los prelados más críticos de la carta del endeudamiento externo sobre los países del Tercer Mundo. "Cuando el pueblo escucha hablar de la deuda externa, sabe que hay una usura grosera. El pueblo conoce la usura. Sabe que cuanto más paga más debe", declaró en una ocasión.
Al lado de otros religiosos con criterio social, Don Helder fundió las dos entidades religiosas más representativas de Brasil y América Latina: la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil y la Conferencia Episcopal Latinoamericana.
Elogio y despedida papal
En la primera visita que realizó al país sudamericano, en 1980, el papa Juan Pablo II, que acababa de ser designado, lo calificó como "hermano de los pobres" y pareció endosar su obra.
Sin embargo, cinco años más tarde, tras cumplir la edad límite de 75 años, impuesta por Karol Woytyla para el ejercicio de obispo, Cámara renunció. En su lugar, el Papa nombró a un obispo de línea conservadora para sustituirlo.
Cámara nació en Fortaleza, Ceará, en 1909. Fue uno de los 12 hijos de un periodista y crítico teatral y de una maestra.