n Acusan detenidos de San José al hermano del secretario de la Defensa
Pedro Cervantes Aguirre dirigió la acción militar
n Amenazó a la población con un machete, y después dijo que portaban los aprehendidos
n El Ejército disparó contra los habitantes indefensos, dicen los indígenas recién liberados
Andrea Becerril, enviada, y Elio Henríquez, corresponsal, San Cristóbal de las Casas, Chis., 27 de agosto n El general Pedro Cervantes Aguirre, hermano del secretario de la Defensa Nacional, encabezó el operativo militar que derivó en un enfrentamiento el pasado miércoles en la comunidad de San José La Esperanza.
Lo anterior se desprende de las denuncias formuladas esta noche por el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas y los tres indígenas detenidos en el enfrentamiento que se dio el pasado miércoles en ese poblado zapatista del municipio de Las Margaritas.
Los indígenas ofrecieron aquí una conferencia de prensa, luego de ser liberados tras depositar una fianza de 17 mil pesos, y denunciaron que quien encabezó el operativo fue el general brigadier diplomado de Estado Mayor, Pedro Cervantes Aguirre.
Andrés Pérez Jiménez, uno de los tres indígenas excarcelados, narró que el propio Cervantes Aguirre lo golpeó. Dijo que portaba un garrote como de dos metros que le puso en el cuello y le pegó en las costillas.
En tanto, Juan López Villanueva, abogado del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas y quien encabezó la defensa de los indígenas, afirmó a su vez que además Cervantes Aguirre "acudió en actitud provocadora hacia la población, blandiendo un machete que después apareció como que portaban los detenidos".
Según los tres indígenas y el Centro Fray Bartolomé de las Casas -que preside el obispo Samuel Ruiz García- los hechos violentos del miércoles pasado se suscitaron de la siguiente manera:
A las 10 de la mañana de ese día, alrededor de 40 mujeres y tres hombres de la comunidad San José La Esperanza se plantaron en el camino real que pasa frente a ese poblado para manifestarse en contra de los patrullajes que constantemente realiza el Ejército por esa vía y las localidades cercanas desde hace un año.
Una hora después, soldados del Ejército Mexicano llegaron hasta donde se encontraban los manifestantes. Las mujeres que iban al frente, dijeron, portaban dos mantas y un lazo con el que se mantenían unidas.
Agregaron que los miembros del Ejército "no respetaron ese límite y empujaron a las mujeres y luego detuvieron arbitrariamente y con violencia" a los tres tojolabales que luego fueron acusados de los delitos de lesiones, motín y delitos contra funcionarios, agravado como pandillerismo.
Según la versión del organismo humanitario y de los tres campesinos ahora en libertad bajo fianza, en ese momento se suscitó la respuesta de los manifestantes, quienes arrojaron piedras y palos a los militares y se disolvió la manifestación.
Posteriormente, los soldados al mando del general Pedro Cervantes Aguirre, avanzaron unos 300 metros hacia la comunidad de Rizo de Oro y en ese momento los habitantes de San José La Esperanza se aproximaron para exigir la liberación de los detenidos, pero en ese momento los militares hicieron disparos de armas de fuego para disuadirlos.
A consecuencia de ello, dos campesinos resultaron heridos y se encuentran en la clínica de la comunidad.
En la conferencia de prensa, los tres indígenas dijeron que ellos llevaban el rostro cubierto con paliacates, pero no iban armados, como sostiene el Ejército.
Otro de los detenidos, Rosario Vázquez, expuso que el general a cargo del operativo "me agarró de la camisa -a la altura del cuello- y me dio un golpe en el ojo". Luego, agregó, "me tiraron al suelo y me dieron patadas en el estómago".
Andrés Pérez Jiménez explicó que los tres fueron tirados al piso, pateados por los soldados, amarrados luego de las manos y conducidos al campamento militar ubicado en Maravilla Tenejapa, donde se les permitió bañarse y les dieron de comer. Un día después fueron trasladados en helicóptero a la Séptima Región Militar en Tuxtla Gutiérrez y puestos a disposición del agente del Ministerio Público Federal.
Con huellas aún de la golpiza en el rostro, los indígenas señalaron que el Ejército quiere entrar por la fuerza a sus comunidades, lo que ha provocado problemas. "Ya no podemos ni siquiera salir a la milpa", concluyeron.