Con un tono íntimo, cautiva al auditorio en su concierto acústico
Shakira, exótica flor colombiana por
un día, esplende en el Polifórum
Más allá de las ventas de sus discos y el glamur, por una noche se convirtió en la mujer perfecta
Envuelta en un aura de éxito y con un marketing dirigido por Emilio Estefan y la disquera Sony, con diez canciones Shakira hizo a un lado esa parafernalia y nos brindó, a quienes la escuchamos, una noche de belleza en la que se enaltecieron los arreglos musicales que acompañan a sus composiciones, dedicadas a un amor abstracto, que de imaginarnos estar en su lugar simplemente nos moja.
No dejó de vernos esta mujer gato, que se movía tanto como el humo de una pajuela de incienso que prendió antes de su actuación y que no se consumió en su totalidad hasta que ella se despidió, no sin antes invitar al escenario a unas mujeres mariachi (las hermanas Mora-Arriaga) que la acompañaron para cantar Ciega sordomuda (se me acaba el argumento y la metodología /cada vez que se aparece frente a mí tu anatomía).
Concentrada en los argumentos que le daban las cuatro guitarras que le acompañaron durante la noche, esta mujer sin ombligo hacía con su voz un mínimo esfuerzo, pues su estilo es para eso: para que los gallos salgan en cada momento, lo que en vivo le imprime un sello mucho mejor que el de su disco, pletórico de trucos poperos. Aquí, en su tocada acústica, más cercana a una sesión de bar, esta flor colombiana fue lo que siempre debería ser: una planta exótica que bailaba y exhibía sus inolvidables axilas, arqueadas por el violín y las percusiones de su banda. Esto es, sin duda, mejor que los conciertos masivos, donde ya todo es igual, menos el ombligo invisible de la cantante.
ƑY si Shakira cantara más rocanrol y blues? ƑY si venciera a la fama y a sus managers para que pudiera hacer conciertos antimasivos? ƑY si la convenciéramos de nuestra globalidad?
Realmente no importa, porque la compositora se vistió de árabe, y con un harem inquieto cantó y bailó su "rola" Ojos así, donde hace honor a su apellido libanés y su rojizo cabello volaba menos rápido que su caderas. Alrededor de ella, impávidas, las figuras demoniacas y amorfas que pintó Siqueiros se perdían en la oscuridad, porque los ingenieros de luz no iluminaron el foro y con su escasa imaginación perdieron la oportunidad de volver a dar vida a este espacio en su integridad, como lo imaginó el viejo Manuel Suárez, un Polifórum para las artes donde se unen pintura, escultura, música y teatro. Pero como les pagan para hacer lucir a Shakira sólo la enfocaron a ella y toda la Marcha de la humanidad en la América Latina se quedó en el fondo. Y aunque actuaron como escenógrafos miopes, fueron salvados por los músicos y por una delgada y bella figura que nunca dejó de vernos a los ojos y que seguramente representará, más allá de sus ventas, al pop latino y al ideal de mujer perfecta, aunque ella se descalifica en Ciega sordomuda: bruta, triste, testaruda, ojerosa, flaca, fea, desgreñada, torpe, tonta, lenta, necia, desquiciada... completamente descontrolada, "... donde solamente tú tienes asilo."
Su más reciente producción discográfica (ƑDónde están los ladrones?, Sony, 1999) nos da idea de su talento, pero es mejor en sus conciertos acústicos, como el que dio hace un par de noches, llevándonos a ver una lucha inacabable por resolver el problema elemental de la existencia. A lo mejor a ella no le importó, pero al ver sus ojos nosotros Tampico, Veracruz...