n Deudas con narcotraficantes, el móvil principal, concluye la PGJDF


Luis I. Amezcua y colaboradores de Stanley planearon el asesinato

n Amado Carrillo Fuentes lo visitaba n Trasladan al Reclusorio Oriente a Rodríguez Bezares,

El Cholo, Paola Durante, el chofer y el asistente del patiño n ''Complot de acción sincronizada''

El procurador general de Justicia del Distrito Federal, Samuel del Villar, confirmó que el asesinato de Francisco Stanley fue un ajuste de cuentas por deudas con el narcotráfico, y para llevarlo a cabo se organizó un ''complot de acción sincronizada'' en el cual participaron narcotraficantes y colaboradores del animador de televisión.

En conferencia de prensa, señaló como autor intelectual del homicidio al presunto traficante de drogas Luis Ignacio Amezcua, y como autor material a Erasmo Pérez Garnica, alias El Cholo. En el informe se acusa a Mario Rodríguez Bezares de ''colocar'' a Francisco Stanley en el lugar donde iban a matarlo y a Paola Durante Ochoa de ser el enlace entre Luis Amezcua, Erasmo Pérez y Rodríguez Bezares. Asimismo, se determinó que Jorge García Escandón y Luis Rosendo Martínez Delgado, chofer y guardaespaldas, respectivamente, también fueron cómplices del crimen, cometido el 7 de junio.

A continuación, el texto íntegro de la conferencia de prensa de Samuel del Villar:

Informe de la Procuraduría General de Justicia del Distrito federal en relación a la probable responsabilidad de los señores Luis Ignacio Amezcua Contreras, Erasmo Pérez Garnica, Paola Durante Ochoa, Mario Rodríguez Bezares, Jorge García Escandón y Luis Rosendo Martínez Delgado.

Las constancias y elementos que obran en la averiguación previa 24/2736/99 iniciada el 7 de junio de 1999 por los homicidios de Francisco Jorge Stanley Albaitero y Juan Manuel de Jesús Núñez, por las tentativas de homicidio en agravio de Jorge Francisco Gil González, Pablo Hernández Pérez y Enrique Gabriel Tamayo Martínez y por lesiones calificadas cometidas en agravio de Lourdes Hernández Gómez, perpetrados el mismo día, demuestran que Luis Ignacio Amezcua Contreras, Erasmo Pérez Garnica, Paola Durante Ochoa, Mario Rodríguez Bezares, Jorge García Escandón y Luis Rosendo Martínez Delgado son probables responsables de estos hechos criminales.

1. La probable responsabilidad de Luis Ignacio Amezcua Contreras se comprueba con los datos siguientes y las constancias respectivas que obran en el expediente de la averiguación:

Luis Amezcua decide, prepara y acuerda el homicidio del señor Stanley instruyendo para el efecto a Erasmo Pérez Garnica, alias El Cholo, y a Paola Durante Ochoa, alias La Güera, en una reunión celebrada el 22 de abril en la zona 3, estancia 9, del área de ingreso del Reclusorio Sur del Distrito Federal.

El móvil que lleva a Amezcua a decidir preparar e instruir el homicidio es penalizar a Stanley ''porque ya me debe mucho dinero'' por cuestiones de drogas.

En la reunión, Luis Amezcua instruye a Pérez Garnica y a Durante Ochoa a que se reúnan con Mario Rodríguez Bezares para realizar el homicidio de Francisco Stanley, especificando que Rodríguez Bezares ''saldaría la deuda con ellos y se libraría de la deuda que tenía con el señor Stanley'', a cambio de ''que lo ubicara para realizar lo planeado''.

La situación patrimonial de Stanley indica inversiones extraordinarias en relación a sus ingresos legítimos ordinarios en una empresa productora de discos y programas de televisión ''ST Producciones'', cuyas instalaciones fueron desarrolladas entre octubre de 1996 y noviembre de 1997. La empresa está controlada por Mario Rodríguez Bezares en calidad de apoderado general.

La vinculación de Stanley con los narcóticos no se restringía a la posesión de cocaína y a los resultados positivos en los exámenes toxicológicos que se le practicaron a su cadáver. Existe constancia de estrecha relación de Stanley con el connotado y desaparecido narcotraficante Amado Carrillo Fuentes. Incluso hay constancia de que Carrillo Fuentes visitaba a Stanley en la oficina de éste último.

De acuerdo con las constancias, en noviembre de 1998 Stanley fue amenazado de muerte en el restaurante Las Gaoneras. ''...Paco, me mandaron a matarte'', le dice el sujeto activo después de colocarle una pistola en la cabeza y se retira después de robarle el reloj, según los testimonios correspondientes, no obstante lo cual se abstiene de presentar las denuncias debidas ante la autoridad competente.

Stanley también manifiesta una inseguridad ostensible a principios de 1999, indicativa de su temor a las consecuencias de no pagar sus deudas, a las que hace referencia Luis Amezcua en su conversación de abril.

En febrero contrata los servicios de los hermanos Fernando y Enrique Tamayo Martínez. Consecuentemente, en mayo solicita a la Secretaría de Gobernación la acreditación para acogerse a la licencia colectiva de portación de armas a favor de dicha secretaría.

De acuerdo con los testimonios de los escoltas, ellos también acudieron a la Secretaría de Gobernación a solicitar las licencias respectivas.

A los ocho días, el 11 de mayo de 1999, la Secretaría de Gobernación otorga los permisos correspondientes para los Stanley, padre e hijo, y para Rodríguez Bezares, pero no para los escoltas de Stanley.

2. El señor Erasmo Pérez Garnica, alias El Cholo, es probable responsable por los datos siguientes:

Acordar, preparar y realizar conjuntamente los hechos criminales materia de la investigación.

Pérez Garnica deflagra los cuatro disparos a la cara y la cabeza de Francisco Stanley, de un arma 40 milímetros, que lo privaron de la vida, seis disparos de la misma arma contra el señor Jorge Gil con la intención de privarlo de la vida y dos disparos contra el señor Juan Manuel justicia pronta y expedita de Jesús Núñez, privándolo de la vida, el 7 de junio de 1999, aproximadamente entre las 11:57 y 11:58 horas.

Un cómplice, aún no identificado, actuando en concertación con Pérez Garnica, intenta privar de la vida a Enrique Tamayo para proteger la huida de Pérez, lesionando a la señora Lourdes Hernández Gómez. La agresión de este cómplice no identificado en contra del señor Tamayo y del señor Pablo Hernández Pérez, valet parking que se cruza con Pérez Garnica cuando éste se encamina a ejecutar a Stanley, fue interrumpida por el disparo del agente de la Secretaría de Seguridad Pública Isaías Garnica Granados, que deflagra desde el vestíbulo del restaurante El Charco de las Ranas, lo que provoca que sea el propio Pérez Garnica quien, al intentar victimar a Pablo Hernández y a Enrique Tamayo, deflagre dos disparos contra el señor Juan Manuel de Jesús Núñez, provocándole la muerte.

La participación de Pérez Garnica en estos hechos criminales es el resultado de su acuerdo, hecho a mediados de abril, con Luis Amezcua y con Paola Durante Ochoa para privar de la vida a Stanley, y de su preparación consecuente con ella y con Mario Rodríguez Bezares.

Los antecedentes criminales de Pérez Garnica y el medio ambiente en donde se han desplegado difícilmente podrían ser más coincidentes con los requerimientos profesionales para perpetrar la ejecución de Stanley. Su propia declaración acredita su relación con los estupefacientes y su conocimiento en el manejo de armas de fuego.

El reconocimiento de cinco testigos de Pérez Garnica como la persona que deflagró contra Stanley coincide con los rasgos fisonómicos del retrato hablado elaborado en los primeros momentos después de los hechos.

3. Paola Durante Ochoa, alias La Güera, es probable responsable por los datos siguientes:

Por acordar el homicidio de Stanley con Luis Amezcua y Erasmo Pérez, en la reunión celebrada en la celda ocupada por aquél en el Reclusorio Sur el 22 de abril, por prepararlo consecuentemente con éste último y con Mario Rodríguez Bezares.

En la reunión de referencia se establece que Amezcua dio instrucciones a Durante y a Erasmo Pérez de entrevistarse con Mario Rodríguez Bezares para la perpetración del homicidio de Stanley.

Paola Durante garantiza expresamente la participación de Rodríguez Bezares en los hechos criminales. ''ƑNo se echará para atrás, Bezares?'', inquiere Amezcua a Paola Durante. Ella responde: ''No, no se echa para atrás'', después de afirmar que ella se pondría de acuerdo con Bezares pasándolo a ver para tal efecto. El móvil para la participación de Durante fue ''una fuerte cantidad de dinero'' que le ofreció Amezcua ''por tu participación'', de acuerdo con las constancias. Paola Durante se encuentra incluida en relaciones de personas con las que Stanley mantenía vinculaciones especiales.

Los resultados de este acuerdo, de las seguridades de Paola Durante a Luis Amezcua sobre la participación de Rodríguez Bezares, así como de la preparación consecuente, corroboran el acuerdo con la circunstancia en la que se materializa el 7 de junio el homicidio de Stanley.

4. Mario Rodríguez Bezares es probable responsable por los datos siguientes:

El homicidio de Francisco Stanley fue ejecutado con dos medios necesarios para privarlo de la vida. Por una parte, la deflagración de cuatro disparos a su cabeza y a su cara, dos de los cuales resultaron mortales. Por otra parte, la colocación precisa de Stanley en el lugar donde fue victimado justo a la llegada del agresor sin obstrucción para el mismo.

El homicidio obedeció a una sincronía perfecta que sólo pudo ser el resultado del acuerdo entre Rodríguez Bezares y Erasmo Pérez, de conformidad con lo pactado en la conversación del Reclusorio Sur del 22 de abril.

La colocación fija de Stanley sentado en su camioneta, frente a las escaleras de El Charco de las Ranas, en el momento en que su ejecutor, Erasmo Pérez, deflagra contra él, fue instrumento tan determinante del homicidio como las deflagraciones a su cabeza y cara.

Rodríguez Bezares es responsable de que Francisco Stanley estuviese fijo colocado en esa posición para que se realizaran las deflagraciones. La colocación de Stanley, tanto como las deflagraciones, determinaron su muerte.

La movilización de la camioneta de Stanley del estacionamiento de El Charco de las Ranas a su fijación frente a las escaleras del restaurante, determina que Erasmo Pérez y sus acompañantes en los hechos criminales se movilicen desde en medio del puente peatonal que cruza el Periférico hacia la camioneta que ocuparía Stanley segundos después. Si la camioneta hubiese arrancado inmediatamente después de que fue abordada por Stanley y Jorge Gil, dado que tenía una salida libre, el ejecutor no hubiese podido alcanzar a Stanley para ejecutarlo.

Las constancias periciales indican que la perpetración del homicidio exigía que el ejecutor tuviese seguridad de que Stanley desayunaría en El Charco de las Ranas el 7 de junio, de que la camioneta no abandonaría El Charco de las Ranas después de ser desplazada de su estacionamiento; de que sería fijado enfrente de las escaleras del restaurante después de su desplazamiento; de que no abandonaría la posición anterior inmediatamente después de que Francisco Stanley y Jorge Gil la abordasen y se acomodasen en ella; de que la camioneta se mantuviese en esta posición con Stanley y Gil fijos dentro de ella hasta la llegada del ejecutor para poder deflagrar su arma en contra de ellos.

Para ello, a su vez, resultaba indispensable que personas que acompañasen a Stanley estuvieran de acuerdo con el ejecutor para proporcionarle las seguridades requeridas.

La seguridad del ejecutor que deflagró el arma, Pérez Garnica, la dio su acuerdo que confirmó la asistencia de Stanley a El Charco de las Ranas y lo fijó junto con Jorge Gil en la camioneta frente a las escaleras del restaurante para que realizase la ejecución.

Por una parte, Rodríguez Bezares confirma a las 11:20 horas que Stanley asistiría a El Charco de las Ranas. Declara que la confirmación la hizo a su esposa, pero la declaración de su esposa lo desmiente. Por otra par te, Stanley y Gil estarían fijos en la posición de la ejecución, mientras Rodríguez Bezares no abordase la camioneta. Y, en el momento de la ejecución, Rodríguez Bezares se mantenía todavía en las instalaciones del baño de El Charco de las Ranas, asegurando la colocación necesaria de Stanley para su homicidio y de Gil para su homicidio frustrado, tanto por sus reflejos como por los vidrios polarizados de las ventanas traseras de la camioneta.

La ejecución de Stanley, la instrucción de Amezcua a Rodríguez Bezares de que ''lo pusiese'' y el acuerdo consecuente son los antecedentes que constan en el expediente de que Rodríguez Bezares se abstuviera de acompañar a Stanley y a Jorge Gil en su salida del restaurante y al abordar el vehículo del primero.

En la averiguación previa consta que Rodríguez Bezares maquinó artificios para justificar ante Stanley su retraso y prevenir que se moviese de la colocación necesaria para su ejecución. En realidad, lo que se acredita es la maquinación, la amplia premeditación de la coautoría de Rodríguez Bezares en el homicidio de Stanley.

El día anterior a la ejecución, el domingo 6 de junio, Rodríguez Bezares se hace colocar una férula en el pie izquierdo, supuestamente como medicamento para una lesión cuya causa el probable responsable ha pretendido explicar con múltiples declaraciones contradictorias que no sólo no excluyen, sino que fortalecen la probabilidad de que la lesión haya sido ocasionada voluntariamente. En cualquier forma en que se hubiese ocasionado la lesión, todos los dictámenes médicos, incluso la declaración del médico que atendió al presunto responsable, concluyen que la férula era innecesaria en relación a la insignificancia de la lesión. En el expediente consta que fue Rodríguez Bezares y no un diagnóstico médico lo que determinó la colocación de la aparatosa férula.

Si bien la férula no era necesaria para la atención médica de la lesión en el cuarto ortejo (dedo) del pie izquierdo de Rodríguez Bezares, a éste sí le resultaba necesaria para persuadir a Stanley de que sufría de una atrofia que le impedía caminar al ritmo de Stanley y lo obligaba a retrasar extraordinariamente su llegada a la camioneta. Durante el programa televisivo anterior a los hechos, Rodríguez Bezares llama ostensiblemente la atención de Stanley, de sus compañeros de trabajo y público sobre su lesión y la aparatosa férula con la que lo encubría, a pesar de que podía caminar normalmente. A su vez, esta justificación impidió que se actualizase la posibilidad de que Stanley abandonase a Bezares, alejándose del lugar de la ejecución, como en alguna ocasión había sucedido cuando Bezares se retrasaba.

Por otro lado, las constancias indican que Rodríguez Bezares urdió una compulsión por estar en el baño. Hay constancia de que se retiró al baño antes de que Stanley se levantara de la mesa. Después, en el momento en que Stanley ordena el pago de la cuenta, Rodríguez Bezares manifiesta su urgencia de ir al baño, lo que lo separaría de Stanley y del lugar de la ejecución.

Pero Stanley indicó que él también iría al baño, acompañando a Rodríguez Bezares, lo que obligó a éste último a realizar su separación de Stanley y del lugar de la ejecución. A consecuencia de ello, la separación de Stanley y del lugar de la ejecución se realiza con posterioridad en el baño y no en la mesa del restaurante.

Sin embargo, éste permanece en el baño después de que Stanley se desplaza del mismo, tiempo más que suficiente para asegurar, con holgura, que Stanley salga del baño, pase por la mesa que ocupaba, que Jorge Gil y Enrique Tamayo se integren con él y lo acompañen a la camioneta, que la aborde y que espere en ella a Rodríguez Bezares al menos 30 segundos más antes de ser ejecutado, momento en el que Rodríguez Bezares todavía permanecía en el baño.

Las declaraciones de Bezares sobre su compulsión de permanecer en el baño no tienen ningún sustento lógico, ni verosímil, a la luz de la contradicción en que incurre y de las constancias que obran en el expediente.

Rodríguez Bezares difícilmente podría reunir mayor número de móviles para victimar a Stanley. Está la oferta que formula Luis Amezcua de que con su participación en el homicidio saldaría a favor de Rodríguez Bezares los adeudos, tanto de Stanley como del probable responsable. Este móvil se consolida por el carácter de Bezares como apoderado general de ''ST Producciones'' y por su control sobre la nómina y los programas en Tv Azteca, lo que le permite manejar las inversiones de Stanley. Al mismo tiempo, las constancias indican una estrecha relación entre Rodríguez Bezares y Francisco Stanley Pedroza, el presunto heredero que controla los activos de Stanley a su muerte.

Adicionalmente, las constancias indican que Rodríguez Bezares cuenta con el apoyo pleno de TV Azteca, la empresa que generaba los ingresos más significativos aparentes de Stanley.

Al mismo tiempo, la evidencia muestra que Stanley otorgaba a Rodríguez Bezares un trato público difícilmente más ofensivo para la dignidad humana. Incluso, en su programa dedicado a la conmemoración de un aniversario de Rodríguez Bezares, difundido por Tv Azteca, Stanley se jactaba de su paternidad natural sobre el segundo hijo de aquél y Rodríguez Bezares inquiere sobre el trato privilegiado que su esposa le otorgaba a Stanley sobre él, con festejos de Rodríguez Bezares.

5. Jorge García Escandón es probablemente responsable por los datos siguientes:

Acuerda y ejecuta conjuntamente los hechos criminales materia de esta indagatoria.

Jorge García Escandón se desempeñó como chofer de Francisco Stanley durante el último año antes de la muerte de éste.

La conducta de García Escandón también fue medio necesario para privar de la vida a Stanley. Consolidó la fijación de éste y de Jorge Gil para que el agresor se detuviese, se colocara en posición de tirador y deflagrara contra ellos 10 disparos. El acuerdo entre García Escandón y el agresor se comprueba con la evidencia de que ninguno de los disparos fue dirigido al chofer y por su renuencia a proporcionar cualquier elemento de identificación del agresor a pesar de su ángulo de visión privilegiado y de su propio testimonio en el sentido de que vio al ejecutor antes de la agresión.

García Escandón se levanta de la mesa que ocupaba Luis Rosendo Martínez y Enrique Tamayo en El Charco de las Ranas, en el momento en que Stanley pide la cuenta y a su vez se levanta para dirigirse al baño. García Escandón recibe una llamada en el teléfono celular de Stanley y entrega el aparato telefónico a éste. Inmediatamente busca acomodar la camioneta de Stanley. Incluso no espera a que el valet parking, quien abordó la camioneta, encendiera el motor y la comenzara a acercar y la colocara enfrente de las escaleras, sino que lo intercepta en el estacionamiento, asegurando el control del vehículo que abordaría Stanley.

La colocación que García Escandón declaró tener le permitía visibilidad plena del agresor y de sus movimientos, al menos desde que éste se cruza con el valet parking y lo rebasa cuando se desfaja su arma, camina hasta la ventana lateral derecha de la camioneta, levanta el arma y se coloca en posición de tirador.

Estaba en condición de poner a Stanley a salvo de la agresión, toda vez que el motor del vehículo se encontraba encendido y bastaba un movimiento de mano a la palanca de transmisión y de pie en el acelerador para retirar a Stanley, a Jorge Gil y a sí mismo del sitio de la agresión.

García Escandón, en lugar de poner a salvo a Stanley, a Gil y a sí mismo en conjunto con ellos moviendo el vehículo antes de que ocurriese la agresión, mantiene fija la camioneta y con toda oportunidad y precisión se coloca fuera de la línea de fuego que se dirigió a Stanley, poniéndose sólo él a salvo y consolidando las posiciones de Stanley y Gil para la ejecución.

El acuerdo previo entre las acciones y omisiones del agresor y de García Escandón se comprueba no sólo por la oportunidad y precisión con que éste último se puso a salvo de los disparos dirigidos a Stanley, que bajo condiciones de inadvertencia hubieran resultado mortales para García Escandón de acuerdo con los dictámenes periciales. La concertación entre el agresor y el chofer también se demuestra por la abstención del agresor de disparar contra García Escandón, a pesar de la colocación más privilegiada de éste para identificarlo y reconocerlo y de la posición y oportunidad de ángulo de tiro óptimos del agresor para visualizar y precisar la colocación de chofer y victimario.

En su lugar, después de victimar a Stanley, dirige su agresión contra Jorge Gil, quien estaba colocado en una posición que le impedía identificar y reconocer al agresor y que, a su vez, impedía al agresor precisar la colocación de su víctima. Mientras que el agresor no dirige disparo alguno contra García Escandón, dirige seis disparos contra Jorge Gil, dos de los cuales lo lesionaron. Cabe observar que las ventanas traseras de la camioneta están polarizadas, por lo que impidieron al agresor visualizar la colocación del señor Gil, después de que éste se proyectó hacia la parte posterior del vehículo, lo que le impidió que los disparos dirigidos a él le ocasionaran lesiones mortales.

La concertación de García Escandón con el agresor se confirma con su ángulo de visión privilegiada para identificar al agresor, e incluso con sus propias declaraciones sobre su colocación y visión, que necesariamente le permitían visualizar al agresor. No obstante lo anterior, García Escandón se abstiene de proporcionar cualquier elemento que presente su identificación.

6. Luis Rosendo Martínez Delgado es probablemente responsable por los datos siguientes:

Acuerda y ejecuta conjuntamente los hechos criminales materia de la indagatoria.

Martínez Delgado, al llegar a El Charco de las Ranas, se coloca en la mesa que comparte con Jorge García Escandón y Enrique Tamayo, en una posición que le permite controlar visualmente la entrada al restaurante y al puente peatonal sin necesidad de pararse, manteniendo la misma posición cuando Stanley y Rodríguez Bezares se dirigen al baño, lo que, contradiciendo todos los testimonios verosímiles, niega Martínez Delgado, sosteniendo que estaba colocado con vista al baño, a donde se dirigió Rodríguez Bezares y donde dicho testimonio ubica a Jorge Enrique Tamayo.

Después de que Stanley sale del baño y se dirige hacia la salida del restaurante, Luis Rosendo Martínez Delgado se incorpora y se integra al grupo que acompaña a Stanley, Jorge Gil González y Enrique Tamayo Martínez, quedándose en el descanso de la entrada, arriba de las escaleras, en el punto de mejor visibilidad hacia los diversos sitios donde ocurrieron los hechos:

El sitio de colocación del vehículo de Stanley debajo de las escaleras donde fueron victimados Stanley y Jorge Gil González.

El estacionamiento del restaurante donde fue victimada la pareja que estaba abordando su vehículo, Juan Manuel de Jesús Núñez y Lourdes Hernández Gómez, el valet parking Pablo Hernández Pérez, y donde se intentó victimar a Enrique Tamayo Martínez, escolta de Stanley;

La banqueta y el arroyo de la calle lateral del Periférico e incluso del puente peatonal de donde se dirigieron los agresores para perpetrar su agresión.

El punto donde se colocó Martínez Delgado también es el punto óptimo de referencia para dar seguridad a los agresores sobre los movimientos de Stanley.

Una vez colocado en este sitio estratégico de control sobre el lugar de los hechos y de referencia sobre los movimientos de Stanley o de cualquier movimiento que pudiera afectar el desarrollo de la agresión, Luis Rosendo Martínez Delgado no se mueve del mismo hasta que la agresión termina y los agresores huyen del lugar de los hechos.

La coautoría de Luis Rosendo Martínez Delgado en el homicidio de Stanley se consolida por los testimonios, incluyendo el propio, que acreditan que Martínez Delgado fue medio para alejar a Enrique Tamayo, escolta de Stanley, de la posición privilegiada en que se encontraba para obstruir la agresión después de abrir la puerta del vehículo para que Stanley lo abordase y de cerrarla una vez que Stanley lo ocupara para ser victimado, un paso adelantado del lugar en que el agresor se colocó en posición de tirador para victimar a Stanley. En efecto, Martínez Delgado llama la atención de Tamayo Martínez, le solicita que traiga el vehículo de Rodríguez Bezares, que se encontraba hacia el extremo opuesto del estacionamiento y que el mismo Martínez Delgado había conducido desde las instalaciones de Tv Azteca y que había estacionado al llegar a El Charco de las Ranas. Consecuentemente, por la acción de Martínez Delgado, Tamayo Martínez se retira de su posición privilegiada para obstruir la agresión y se coloca en el otro extremo del estacionamiento donde estaba inmovilizado para obstruirla, al trasladarse a recoger el vehículo de Mario Rodríguez Bezares, como Martínez Delgado se lo había indicado.

Martínez Delgado se mantiene de pie en el descanso de la entrada del restaurante, con visibilidad para observar el desplazamiento de los agresores hacia la camioneta de Stanley, para observar cómo se colocaron en posición de tirador, el primero para victimar a Stanley y el segundo para tratar de victimar a Tamayo Martínez y que en el intento lesionara a la señora Lourdes Hernández Gómez y por primera vez a su esposo, debido a que se encontraba en la línea de fuego dirigida a Tamayo Martínez.

El testimonio de Martínez Delgado acredita que observó la llegada del agresor, incluso da una descripción fisonómica del mismo, pero en su declaración se abstiene de apuntar cualquier rasgo facial.

La concertación de Martínez Delgado con los agresores se comprueba ulteriormente por la ausencia de toda agresión dirigida hacia el que, con la excepción del trato que dan los agresores a Jorge García Escandón, contrasta radicalmente con la agresión que dirigen hacia el resto de las personas que los agresores tuvieron visibles durante los hechos y que pudieran estar en posición de reconocerlos e identificarlos, Jorge Gil González, Pablo Hernández Pérez, Lourdes Hernández Gómez, Juan Manuel de Jesús Núñez y Enrique Gabriel Tamayo Martínez. La colocación de Martínez Delgado no sólo ofrece un punto de visibilidad óptima de él hacia los agresores, sino también de éstos hacia él.

En efecto, como lo acreditan los dictámenes periciales, el descanso de entrada y salida del restaurante es plenamente visible desde la parte superior del puente peatonal, desde el fin de su escalera, desde la banqueta por donde se acercaron los agresores, desde el lugar donde se detuvieron y giraron para colocarse en posición de tirador, por lo que resultaba inevitable la visualización de Luis Rosendo Martínez Delgado en el lugar donde permaneció de pie durante todos estos movimientos.

La concertación de Martínez Delgado con los agresores se confirma con la confianza y seguridad absoluta que se desprende de su conducta. Los agresores se detienen, el primero justo enfrente donde se encontraba Martínez Delgado, giró hacia Stanley, se coloca en posición de tirador, deflagra contra Stanley, deflagra contra Jorge Gil González, va en busca de Pablo Hernández Pérez, victima al señor Juan Manuel de Jesús Núñez. En ningún momento se orienta, mucho menos dirige su agresión hacia Martínez Delgado o hacia el lugar donde se encontraba. El segundo agresor se detiene, gira buscando a Enrique Tamayo y colocándose en posición de tirador y dando su costado izquierdo a Martínez Delgado, indicando su confianza en él, Martínez Delgado se mantiene de pie durante este tiempo sin hacer advertencia alguna sobre el riesgo mortal inminente y absteniéndose de cualquier conducto corroborado por otros testimonios dirigidos a prevenir la agresión.

Con base en las constancias que obran en la averiguación previa 24/2736/99-06, el Ministerio Público ejerció la acción penal en contra de Luis Ignacio Amezcua Contreras, Erasmo Pérez Garnica, Paola Durante Ochoa, Mario Rodríguez Bezares, Jorge García Escandón y Luis Rosendo Martínez Delgado como probables responsables que fueron de los homicidios de Francisco Jorge Stanley Albaitero y Juan Manuel de Jesús Núñez y por las tentativas de homicidio en agravio de Jorge Francisco Gil González, Pablo Hernández Pérez y Enrique Gabriel Tamayo Martínez y de lesiones calificadas en agravio de Lourdes Hernández Gómez, el 26 de agosto de 1999, consignando el expediente de la averiguación ante el juez 55 penal en turno del Distrito Federal, Lic. Rafael Guerra Alvarez.

Consecuentemente, el día de hoy el señor juez obsequió las órdenes de aprehensión en contra de los probables responsables en la causa penal 184/99.

Con base en el obsequio de estas órdenes de aprehensión, el Ministerio Público solicitó a los jueces 15, 30 y 35 el levantamiento del arraigo de los señores Erasmo Pérez Garnica, Paola Durante Ochoa, Mario Rodríguez Bezares, Jorge García Escandón y Luis Rosendo Martínez Delgado. Una vez levantado el arraigo la Policía Judicial procedió a cumplir con las órdenes de aprehensión giradas por el juez 55 penal, poniendo a su disposición a los probables responsables.


n Hoy rinden declaración preparatoria los cinco indiciados en el juzgado 55


Pendiente, indagar la relación Bezares-narco

n Seguirán las investigaciones para encontrar a los cómplices de

El Cholo n Niega Del Villar que se hayan fabricado las pruebas

Jorge Fuentes n Las investigaciones sobre el asesinato de Francisco Stanley no han terminado, pues falta confirmar la presunta relación de Mario Rodríguez Bezares con el narcotráfico, señaló el procurador de Justicia del Distrito federal, Samuel del Villar, quien precisó que dicha investigación corresponde a la Procuraduría General de la República.

Explicó que, en un desglose de la averiguación previa 24/2736/99-06, continuarán las pesquisas para identificar al cómplice de Erasmo Pérez Garnica, alias El Cholo. Esta persona no identificada habría sido quien atacó a Enrique Tamayo y a Lourdes Hernández Gómez.

En una breve sesión de preguntas y respuestas luego de la presentación del informe en el cual se involucra a Luis Ignacio Amezcua, Erasmo Pérez, Paola Durante, Mario Bezares, Jorge García y Luis Martínez en un complot para asesinar a Francisco Stanley, Del Villar informó que hasta ahora no existen elementos que vinculen en el homicidio a Francisco Stanley Pedroza, hijo del conductor.

Samuel del Villar aseveró que las pruebas para consignar a los cinco inculpados son resultado del análisis preciso de 240 testimonios y 300 dictámenes. Aseguró que las acusaciones que derivaron en la consignación tienen sustento objetivo.

Detalló que se mantiene una estrecha colaboración con la Procuraduría General de la República para determinar los vínculos de Rodríguez Bezares y Francisco Stanley con los narcotraficantes Luis Amezcua y Amado Carrillo Fuentes.

Durante la conferencia de prensa Samuel del Villar estuvo acompañado por el subprocurador A de Procedimientos Penales, Hugo Vera; Víctor Carrancá, subprocurador C; Mauricio Tornero, director de la Policía Judicial capitalina, y Pedro Estrada, director de Servicios Periciales, quienes fueron los encargados de las investigaciones.

Sobre el traslado de los inculpados a la agencia 31 del Ministerio Público, Mauricio Tornero precisó que fue un procedimiento ''de rutina'' y que antes de ingresarlos al Reclusorio Preventivo Oriente se les práctico un exámen psicofísico.

Por último, el procurador capitalino rechazó que la dependencia a su cargo haya fabricado pruebas e insistió en que las investigaciones estuvieron apegadas a derecho y se realizaron con transparencia.

 

n Los abogados de la edecán

ya solicitaron un amparo

Sandra Palacios y Jorge Fuentes n Hoy a las 10 de la mañana Mario Rodríguez Bezares; su asistente, Luis Martínez Delgado; el chofer Jorge García Escandón, la edecán Paola Durante Ochoa y Erasmo Pérez Garnica, alias El Cholo, rendirán declaración preparatoria ante el juzgado 55 del Reclusorio Oriente, mientras que Ignacio Amezcua Contreras hará lo propio en el Sur, como parte de la averiguación previa 24/2736/99, relativa al asesinato de Francisco Stanley.

De todos los presuntos responsables, la única que inició los trámites para obtener un amparo fue la edecán Paola Durante Ochoa, acusada de acordar el homicidio del conductor de televisión en complicidad con El Cholo y Rodríguez Bezares.

drogo y presunto asesino Marco Castillejos, defensor de Rodríguez Bezares, escuchó desde el juzgado 55 la conferencia de prensa de Samuel del Villar y advirtió que se habló de pruebas procesales no especificadas.

Comentó: ''Es incuestionable que no queremos formular comentario alguno en relación con la conferencia. Ahora el asunto ya se encuentra a disposición del juez 55 penal, y será ante él que haremos los actos procesales correspondientes''.

El abogado de Rodríguez Bezares dijo respetar la decisión de las autoridades, ''aunque no compartimos los puntos que se han indicado''.

Castillejos comentó que ''se había corrido el rumor'' de que los agentes judiciales que fueron al domicilio de Rodríguez Bezares no llevaban una orden de aprehensión, sino un oficio en el cual se solicitaba su traslado al Reclusorio Preventivo Oriente. Por ello solicitaron la presencia de Hilda Téllez, visitadora de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal.

Mientras, Francisco Ramos, abogado de Jorge García, anunció que esperará a que su cliente declare y, con base en lo que diga, interpondrá algún recurso de apelación.

n Habría nueve personas dispuestas a declarar en favor de Paola Durante


Para los familiares, la pelea apenas ha comenzado

Elia Baltazar n Sólo 24 horas después de que Mario Rodríguez Bezares manifestara su ''temor de ser consignado'', la Policía Judicial del Distrito Federal lo trasladaba al Reclusorio Preventivo Oriente, luego de que el juez 55 penal, Rafael Guerra, otorgara la orden de aprehensión en contra de los primeros cinco presuntos implicados en el homicidio de Francisco Stanley y de Juan Manuel de Jesús Núñez.

Las consignaciones de Rodríguez Bezares, Paola Durante, Jorge García, José Luis Martínez y Erasmo Pérez --giradas por el juez aproximadamente a las 11:30-- fueron el colofón de los primeros 81 días de investigaciones de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal, a partir del 7 de junio, cuando ocurrieron los hechos.

A las 13:45 horas agentes del Grupo Especial de Reacción Inmediata (GERI) de la Policía Judicial comenzaron a trasladar a los indiciados, primero a la agencia 31 del Ministerio Público, y de allí al Reclusorio Preventivo Oriente, donde llegaron poco antes de las 17:40, en medio de un espectacular dispositivo de seguridad.

En los rostros de Bezares, Durante, García y Martínez eran evidentes el nerviosismo y la angustia. Sólo El Cholo aparentaba tranquilidad a la salida del hotel Alcázar, donde se encontraba arraigado desde el miércoles 19 de agosto.

El primero en recibir la notificación fue Rodríguez Bezares, quien aún en su casa declaró: ''Ha sido la noche más larga de mi vida''. Largos también fueron los minutos que pasaron desde que llegaron los agentes judiciales a su domicilio hasta que se abrió el portón verde del número 105 de la calle San Marcos, en Tlalpan, para cumplimentar la orden de aprehensión.

Fuera, al menos 30 amas de casa y amigos de la familia Bezares mostraban pancartas de apoyo y de vez en cuando insultaban a los agentes del GERI.

Bezares fue conducido rápidamente en una camioneta Chevrolet gris, placas 883 CCW, sobre Insurgentes hacia la agencia 31 del Ministerio Público, en la delegación Benito Juárez, acompañado de una caravana de patrullas y autos de reporteros que no perdieron el rumbo de Bezares.

Mientras, en el hotel Miguel Angel, donde se encontraban arraigados la edecán Paola Durante, el chofer Jorge García y el asistente de Bezares, José Luis Martínez, los familiares insistían en la inocencia de los inculpados. Una crisis de nervios hizo presa de Paola, quien rompió en llanto cuando el secretario de acuerdos del juzgado 55 le dio a conocer la decisión judicial.

Siempre junto a Erasmo Pérez Garnica se encontró su hermano, José, quien recriminó la acción de la Procuraduría capitalina. ''Es un complot que sólo busca perjudicar a gente humilde como nosotros, para tapar la incapacidad de las autoridades'', afirmaba.

Erguido, con la mirada puesta en las cámaras y aparentemente tranquilo, El Cholo fue el último en salir del hotel donde cumplía con su arraigo, acompañado de por lo menos 12 agentes judiciales. Pasadas las 16 horas fue conducido a la camioneta blanca, placas 939 JBL, el único vehículo blindado que utilizaron las autoridades en estas acciones.

Luego de cumplir con los requisitos legales en la 31 agencia del Ministerio Público, los inculpados llegaron al Reclusorio Oriente, donde ya esperaban decenas de personas que se aglutinaron a la entrada de la aduana. Porras y gritos de apoyo recibieron al convoy policiaco en el cual viajaba el conductor de televisión.

Mientras, los familiares de Durante Ochoa rechazaron las acusaciones contra ésta y dijeron que nueve personas pueden confirmar que la edecán estaba trabajando el 22 de abril, día de la supuesta cita en el Reclusorio Sur, donde se planeó el asesinato.

Silvia Ochoa, madre de Paola, dijo que ese día su hija estaba trabajando en el Auditorio Nacional, lo cual se puede comprobar en la agencia de modelos RT Eventos, empresa encargada de contratarla para un evento de las 10 a las 22 horas.

Para las autoridades había concluido la primera parte de una ruta que se inició hace más de dos meses con el asesinato en el restaurante El Charco de las Ranas. Para los familiares de los inculpados, la pelea legal apenas empieza, pues ''no dejaremos que venza la injusticia'', dijeron.

 

Los primeros

81 días

7 de junio. Francisco Stanley Albaitero es asesinado frente al restaurante El Charco de las Ranas. En el atentado muere también Juan Manuel Núñez y resultan lesionados su esposa, Lourdes Hernández, Jorge Gil y el acomodador de autos Pablo Hernández.

22 de julio. La juez 15 penal, Beatriz Moreno Cárdenas, dicta orden de arraigo a Mario Rodríguez Bezares por 30 días en el hotel San Juan. Se le acusa de estar implicado en el asesinato de su jefe.

19 de agosto. A solicitud de la PGJDF, el juez 35 penal, Rúben Servín Sánchez, determina arraigar en el hotel Alcázar a Erasmo Pérez Garnica, El Cholo, como presunto homicida de Stanley. También se arraiga al chofer del animador de televisión, Jorge García Escandón, a la edecán Paola Durante Ochoa y al asistente de Bezares, José Luis Martínez, en el hotel Miguel Angel.

22 de agosto. La juez 15 penal extiende 15 días más el arraigo de Bezares.

23 de agosto. La juez de distrito Rosa Guadalupe Malvina concede un amparo para que Mario Bezares sea trasladado a su domicilio, para concluir los 15 días de arraigo que se le impusieron.

27 de agosto. Son consignados Ignacio Amezcua, Mario Bezares, el asistente de éste, José Luis Martínez, la edecán Paola Durante, el chofer Jorge García Escandón y Erasmo Pérez Garnica, El Cholo, son consignados por homicidio, homicidio en grado de tentativa y lesiones.