n Décimo Festival de Son Jarocho y Fandango
La alegría veracruzana se apoderará del centro Culhuacán
n Los Parientes y Siquisirí, entre los grupos participantes
Angel Vargas n Hoy es el último sábado de agosto y, como desde hace nueve años, la desinhibida alegría veracruzana se apoderará gran parte del día del sureste de la ciudad de México, con el Festival de Son Jarocho y Fandango del Centro Comunitario Culhuacán.
Para el grupo Los Parientes, impulsores de esta fiesta de música, zapateado y versada, la celebración de la décima versión de ésta deja constancia de que el son jarocho dejó de ser objeto de estudio para encumbrarse como una expresión cultural contemporánea que es del agrado de muchas personas, aun allende tierras veracruzanas.
Desde que fue concebido en 1990, como una forma para clausurar el taller de jarana y zapateado, que a partir de ese año se imparte en el centro comunitario, el festival se ''ha hecho siempre a valor mexicano", pues no se recibe el apoyo de ninguna institución y los grupos que participan lo hacen de manera gratuita.
''La idea central, desde sus comienzos, es que las personas puedan conocer y disfrutar de este género, que la tradición se preserve y se extienda y que los diferentes festivales, como el de Tlacotalpan, Playa Vicente o los que se hacen aquí en la ciudad, se conserven. Los grupos vienen nada más por lo de los pasajes, no cobran honorarios, pues la idea es apoyarnos entre nosotros los soneros, así como colaborar con los diferentes movimientos y encuentros de nuestra música", dice Luis Ramírez, integrante de Los Parientes.
Originaria de Playa Vicente, Veracruz, esta agrupación musical salió hace una década del ''terruño" y llegó a la ciudad de México para difundir la tradición musical de aquella entidad.
Cuenta Luis: ''Somos hijos de jaraneros, traemos esa inquietud desde el vientre materno; nacimos y crecimos en los fandangos. Al salir de Veracruz, la idea era que no se perdieran nuestras tradiciones y que se dejara de ver al son jarocho como objeto de estudio, además de contraponer la falsa imagen prototípica que se tenía sobre los músicos jarochos."
Señala que así fue como llegaron al ex Convento de Culhuacán, sede del centro comunitario, y que desde un principio la entonces directora del mismo, la extinta Cristina Payán, brindó todo su apoyo al taller y al festival, convirtiéndose con el tiempo ''en una de las principales impulsoras del movimiento jaranero en la ciudad de México".
Sobrevivientes al cambio de administraciones, el taller y el son, a decir de Luis, han rendido buenos frutos y son ya una tradición dentro de la comunidad de esa área metropolitana:
''A diez años vemos con orgullo que hay varias generaciones de 'jarochos' aseguradas, pues del centro comunitario han salido y seguirán saliendo buenos bailadores y grupos, tan buenos como los de un fandango en Tlacotalpan. Se ha logrado que el son deje de ser un rito de una sola región."
Hoy, las personas saben de qué se trata el fandango y sienten la necesidad de recrearlo cada vez que se presenta la oportunidad.
La línea que divide al chilango del jarocho es nula, porque ''jarocho es el que siente de corazón la música. No se necesita haber nacido en Veracruz para serlo. Jarocho es el que nace cantando y bailando", concluye.
(Con los grupos Son de Madera, Siquisirí, Los Cojolites, Los Vegas y Los Parientes, el Festival de Son Jarocho y Fandango comenzará a partir de las 17:00 horas de este sábado, en Morelos 10 esquina avenida Tláhuac, colonia Culhuacán.)