n En el caso del accidente del día 20 no se aplicó la ley de monumentos: Matos
Fulgor de Tenochtitlan: culmina otra fase del proyecto Templo Mayor
n Se reabrió la sala uno del museo de sitio, con 7 mil objetos n Liberan al infractor
n Muestra descubrimientos de más de 200 años de excavaciones n Apelarán decisión judicial
Mónica Mateos n Propuesta como un espacio introductorio en torno de los descubrimientos en el centro ceremonial de la antigua Tenochtitlan, ayer se reabrió la sala uno del Museo del Templo Mayor en la que se detallan los trabajos de investigación que desde 1790 se han realizado en la zona.
Concluye una fase más del Proyecto Templo Mayor el cual, a cargo de Eduardo Matos Moctezuma, se inició en 1978 cuando unos trabajadores de la Compañía de Luz y Fuerza, al efectuar obras de cableado en la esquina de las calles de Guatemala y Argentina, localizaron de manera fortuita un monolito: la diosa Coyolxauhqui.
La exploración cubre desde entonces poco más de una hectárea y propició el hallazgo de esculturas, relieves, pinturas murales y cerca de 7 mil objetos arqueológicos procedentes de 110 ofrendas enterradas bajo los pisos de las etapas constructivas de los templos.
Fascinación por el origen de las piezas
En 1991 el proyecto se complementó con el inicio del Programa de Arqueología Urbana (PAU) con el objetivo de excavar debajo de varios inmuebles y predios del área, lo cual ha permitido que se trabaje en la Catedral Metropolitana, en cuyos alrededores, por ejemplo, se localizó un juego de pelota.
Para mostrar todo ello, se invirtieron 40 mil pesos para remodelar el espacio que ahora incluye, entre sus atractivos, un escudo de turquesas cuya restauración duró cinco años, ya que está compuesto por cerca de 15 mil pequeñas incrustaciones; así como una valiosa caja de madera, de los escasos objetos construidos con este material y que posiblemente fue usada como recipiente para medir la cantidad de granos.
No obstante, en este recinto no se encuentran los monolitos principales hallados en la zona (el Calendario Azteca y la Coatlicue se exhiben en el Museo Nacional de Antropolo gía). La fascinación por conocer los orígenes de dichas piezas, entre visitantes nacionales y extranjeros, ve saciada su curiosidad en el amplio muestrario de objetos cotidianos y de culto que exhibe el Museo del Templo Mayor.
Una cabeza de perro labrada en piedra de basalto, que representa a Xólotl, el dios de lo doble, de lo deforme y de lo monstruoso que, según los aztecas, hacía parir gemelos a las mujeres, es lo primero que llama la atención en la sala uno. Después, está la escultura de un águila que tiene en la parte superior un recipiente llamado cuauhxicalli, en donde se depositaban la sangre de las doncellas y guerreros sacrificados para alimentar a Tonatiuh.
El PAU continúa sus excavaciones en la Catedral y en Palacio Nacional. Y, en la sala uno del Templo Mayor, se pueden apreciar piezas que aportaron nuevos datos acerca de la cultura mexica.
Mónica Mateos n El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) coadyuvará con el Ministerio Público federal en la apelación que esta representación social interpondrá contra la resolución emitida por Rosa Guadalupe Malvina Carmona, titular del juzgado segundo en materia penal en el Distrito Federal, y por la cual quedó libre bajo fianza el policía que causó daños a la zona arqueológica del Templo Mayor, luego de chocar con su auto allí el viernes 20 de agosto.
De acuerdo con la determinación de Malvina Carmona, Daniel Navarro Hernández ''dañó propiedad ajena". La juez desconoció el delito de daños al patrimonio nacional, el cual tendría una sanción, como ordena la ley vigente, consistente en ''prisión de uno a diez años y multa hasta por el valor del daño causado".
En conferencia de prensa, el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma, responsable de esa zona arqueológica, dijo sentirse profundamente molesto por el hecho de que la funcionaria judicial no consideró el daño irreparable que Navarro Hernández causó a uno de los edificios prehispánicos.
Con el argumento de que la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos ''presenta lagunas y no contempla las sanciones a delitos imprudenciales", Malvina Carmona dictó su resolución únicamente por ''daño en propiedad ajena en agravio del INAH", no obstante que Navarro Hernández fue remitido ante la Procuraduría General de la República (PGR), acusado como presunto responsable de violar esta ley, como se asienta en la averiguación previa número 1210/D/99.
ƑOmisión del órgano jurisdiccional?
El pasado 20 de agosto, a la una de la madrugada, Navarro Hernández -en estado de ebriedad- arrolló con un Chevrolet Citation la reja del museo de sitio ubicada en la calle de Guatemala. La velocidad a la que conducía el policía preventivo lo hizo prácticamente volar sobre una fosa de 8 metros de largo y quedar ''estacionado" arriba de un edificio prehispánico.
Con base en la averiguación previa 32/1616/996-03, de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal, existe constancia de que el automóvil fue robado en marzo de 1996. La misma dependencia levantó, la noche de ese viernes, la averiguación previa 5/2159/99-08 en contra de Navarro Hernández, por daños en propiedad ajena y contra el patrimonio de la nación. Por este ilícito, que es de competencia federal, se puso al sujeto a disposición de la PGR.
Los peritos del INAH valuaron en 100 mil pesos los daños ocasionados a las estructuras metálicas que resguardan los vestigios del Templo Mayor, ''pero es indudable que el daño que se causó a las escalinatas y al estuco que se remontan a la época mexica son, además de invaluables, irreparables", puntualizó Matos.
Agregó que hasta la fecha la legislación ha sido útil en otros casos de agresión al patrimonio arqueológico y que la apelación se interpondrá porque la juez omitió aplicar el artículo 52, párrafo segundo de la ley vigente: ''Al que por cualquier otro medio dañe o destruya un monumento arqueológico, artístico o histórico, se le impondrá prisión de dos a diez años y multa hasta por el valor del daño causado".