n Las comunidades sufren agresión sistemática
Busca el gobierno justificar el uso de las armas, denuncia ONG
San Cristóbal de las Casas, Chis., 27 de agosto n La Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) anunció hoy que investigará el "grave" enfrentamiento que se registró el miércoles entre militares y presuntos zapatistas en la comunidad de San José La Esperanza, municipio de Las Margaritas.
El cuarto visitador de la CNDH, José Luis Arena Hernández, informó que un equipo especializado se trasladará a esa comunidad indígena, con el objetivo de conocer si el ataque fue provocado por las fuerzas armadas o por simpatizantes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).
Entre tanto, la Red Civil de Observación aseguró en un informe entregado hoy a la Comisión de Concordia y Pacificación (Cocopa), que las acciones gubernamentales con respecto al conflicto en Chiapas revelan las intenciones del gobierno federal de abandonar la solución pacífica y negociada y crear un nuevo escenario para justificar una solución militar.
Aseguró que "no obstante la falsedad de las declaraciones oficiales que se empeñan en negar el avance de una guerra contra los pueblos indios en Chiapas, en las comunidades se sufre la agresión sistemática y cotidiana de efectivos militares, policías de Seguridad Pública estatal, Policía Judicial, grupos paramilitares, agentes del Ministerio Público y de funcionarios y operadores políticos del gobierno que continúan sus tareas de dividir y estimular enfrentamientos entre civiles".
Integrada por más de 30 organizaciones no gubernamentales civiles y de derechos humanos, la Red enumeró una serie de acciones inconstitucionales y violatorias de la ley y de los derechos humanos ocurridas desde junio pasado, como "prueba" de lo anterior.
Sostuvo que los riesgos del patrón de la política del gobierno respecto del problema de Chiapas, "se perfilan con el continuo incremento de la militarización, la vinculación de autoridades judiciales y seguridad pública del estado en los operativos militares; la movilización abierta y cada vez más beligerante de grupos paramilitares en regiones indígenas; la incitación a la violencia por parte del gobernador Roberto Albores Guillén y autoridades municipales que conducen a un clima de enfrentamiento entre la población civil".
Asimismo, la "ofensiva jurídica" desde el Congreso del estado en contra de los acuerdos de San Andrés con la aprobación de la Ley de Derechos y Cultura Indígenas y la constitución unilateral de nuevos municipios; la postura irresponsable de la Secretaría de Gobernación que pretende desconocer la ofensiva militar y que falsea el significado de los operativos militares; la multiplicación de los retenes militares y el endurecimiento de sus acciones con el pretexto de aplicar la Ley de Armas de Fuego.
En el documento dado a conocer este mediodía en conferencia de prensa, la Red exigió el cese inmediato de las acciones militares así como la desmilitarización de las comunidades indígenas de Chiapas, juicio político y judicial al "gobernador ilegítimo" Roberto Albores Guillén, que la Secretaría de Gobernación asuma sus responsabilidades y ponga freno a los intentos de autoridades estatales por propiciar la confrontación entre la población civil. (Elio Henríquez, corresponsal, y Andrea Becerril, enviada, y Triunfo Elizalde; DPA)
n Reconoce insuficiencias
Para la SEP, hay avances en educación básica de chiapanecos
Las brechas entre el estudiante de primaria chiapaneco y el del mexicano promedio se han ido cerrando, pero todavía falta avanzar, pues el índice de reprobación en las primarias de Chiapas es de 12 por ciento, cifra superior a la media nacional, 7.3 por ciento, indicó ayer la Secretaría de Educación Pública.
De acuerdo con el Consejo Nacional de Fomento Educativo (Conafe), el índice de deserción escolar es de 6 por ciento, casi el doble de todo el país (2.7 por ciento). Sin embargo, es mejor que el de hace nueve años, cuando 13.4 por ciento de los niños chiapanecos dejaban las aulas.
En cuanto a eficiencia terminal, los chiapanecos todavía están lejos del resto de los mexicanos, ya que 65 por ciento de los niños que ingresan a primaria la concluyen, mientras que la cifra nacional es de 86 por ciento. No obstante, esa entidad se ha superado mucho, según la SEP, porque hace 10 años apenas 38 por ciento del alumnado concluía su primaria.
n La apertura política se dará después del 2000
Erróneo, pensar que el zapatismo no tiene futuro, asegura Harvey
Roberto Garduño/II y última n El gobierno federal teme a la autonomía que proclaman las comunidades indígenas de Chiapas porque cambiaría el esquema de control y dominación política tradicional imperante en aquella región. El investigador Neil Harvey señala al movimiento zapatista como una cuestión social, "una forma de vivir y de aspirar al desarrollo", que ahora enfrenta a la contrainsurgencia promovida por las autoridades.
A la presión oficial, el especialista confronta la voluntad popular de un cambio, que se manifiesta en una diversidad de expresiones del zapatismo. Contrario a las interpretaciones gubernamentales y de distintos medios de comunicación, que hacen del subcomandante Marcos la cabeza del levantamiento indígena y campesino, Harvey responde: "en el mejor de los casos es ingenuo, y en el peor, una estrategia para descalificar al movimiento".
-Los tropiezos se multiplican. Comisionados y programas millonarios van y vienen. ƑQué le falla al gobierno?
-Lo que está fallando es una visión política diferente a lo que se ha manejado tradicionalmente, sobre todo en las zonas rurales de Chiapas. Falta ver el desarrollo como algo que se construye de abajo hacia arriba y no se impone de arriba hacia abajo. Los zapatistas y otras organizaciones reclaman un modelo de desarrollo que no dependa del control centralizado del gobierno ni del mercado. Es una forma de gobierno que viene desde el autogobierno de los campesinos, indígenas y otros sectores de la población.
-ƑPor eso el temor?
-Hay sectores que ven al zapatismo como una amenaza política y económica del neoliberalismo, pero a nivel Chiapas, no hay beneficiados de esa política. Los indígenas son los menos favorecidos por esas medidas.
-ƑSe justifica?
-Le da miedo la autonomía porque eso cambia el esquema de control y dominación política que se ha sentido en esa zona. Hay quienes opinan que el zapatismo está fuera de su tiempo, que ya pasó el 94, que es un movimiento sin mucho futuro. Yo no comparto esa visión. Todavía existe el planteamiento de qué tipo de relaciones van a existir entre el gobierno y los indígenas. Todas esas cuestiones están pendientes, nadie tiene la respuesta. Y por ahí está construyendo el zapatismo en los ámbitos local, nacional e internacional una nueva corriente de pensamiento de cómo actuar sobre los problemas. En el caso de Chiapas lo que falta es una apertura política que solamente podrá darse después del año 2000.
-ƑEl zapatismo como forma de vida?
-Nunca se puede conocer todo, hay una parte que conocemos, pero otra no. El zapatismo es un nuevo esfuerzo para que los campesinos y los indígenas puedan lograr voz y dignidad. Es una historia que tiene muchos años, pero la última es de los 70 a la fecha. Que tiene que ver con la formación de nuevas corrientes campesinas, que buscaban defenderse de la corrupción, la falta de inversión, el abandono y la marginación ƑCómo salir de eso en un sistema autoritario, sobre todo en el caso chiapaneco? Es no venderse, es luchar, es defenderse, es buscar mejores formas de vida para sus hijos. La autonomía no busca un separatismo del resto de la nación, al contrario, es como vivir en ella pero respetando que tienen otras costumbres, tradiciones y formas de vida.
-Eso no se observa, queda fuera de nuestra vista.
-No conocemos todavía a fondo el zapatismo en lo cotidiano. Hace falta diálogo, que vaya más gente, que haya más investigación. Es un peligro que se le presente como algo bien definido sin posibilidades de cambio; el zapatismo de ahora, de 1999, es diferente al de 1994. Pero como ha vuelto a sus raíces locales, más que a las alianzas nacionales, podemos asegurar que están surgiendo otros líderes, otros dirigentes sociales que van a nutrir ese proyecto con sus ideas.
-ƑEl gobierno insiste en los medios de comunicación que el zapatismo está derrotado junto a Marcos?
-Marcos sí es el zapatismo en una expresión, pero también lo es el municipio autónomo Tierra y Libertad, el movimiento de mujeres indígenas y los encuentros con maestros y zapatistas. Tiene una diversidad de expresiones. Marcos, por su actuación, ha sido una de las más conocidas, y es muy importante por lo mismo, porque ha logrado dar otra dimensión pública al fenómeno para explicar a las sociedades de México y del extranjero que no es una rebelión que busca la toma del poder, sino la mejora de las condiciones de los indígenas y la democracia plena. Pero reducir el movimiento al personaje de Marcos me parece, en el mejor de los casos, ingenuo, y en el peor, es una estrategia para descalificar el movimiento zapatista.
-ƑY Marcos?
-Porque dicen que esto depende de un no-indígena que busca lo que siempre intentaron los izquierdistas: una revuelta con las masas. La base zapatista es mucho más arraigada, es la forma de vida, y las esperanzas que siguen y van a seguir en la selva. La expresión de Marcos ha cambiado también de 1994 a 1999. Hace cinco años Marcos se entrevistó con intelectuales, con organizaciones, ya no, pero sigue ahí, recientemente estuvo con los maestros, con grupos sociales, con organizaciones que se forman en las colonias, con gente que no conocemos, y eso significa que el zapatismo es algo que no se puede definir, sino que es un fenómeno abierto a la redefinición, siempre y cuando busque la democracia, justicia e igualdad.
-ƑQué futuro tiene el zapatismo?
-En todos los niveles tiene futuro, porque se inserta en diferentes proyectos. El gran peligro que siempre corren los movimientos sociales es encerrarse en una sola definición con un solo dirigente, con una sola jerarquía detrás. Si los zapatistas evitan este problema tendrán un mejor futuro. Si se convierte en una fuerza con una jerarquía creo que no va a crecer. Está avanzando en zonas donde no existía en 1994; ahora llega a Frontera Comalapa, Independencia, La Libertad, cuando antes se pensaba que la zona fuerte era La Realidad, Las Margaritas, Amador, y son zonas que no se ven. Hay una reapropiación del discurso zapatista, de la gente que en 94 no estaba adentro, pero ahora sí, son los que están al frente.