Enrique Calderón A.
Cuatro mitos y una realidad

Ante la posibilidad de concreción de una alianza de los partidos de oposición con un candidato y una plataforma comunes, un buen número de personas interesadas han argumentado no sólo la inconveniencia, sino incluso la imposibilidad de esta alianza:

1.``El agua y el aceite no se mezclan''. (Atribuida a Bartlett). Las alianzas no son mezclas, sino uniones de carácter temporal y estratégico con objetivos específicos que son comunes. En este caso los objetivos comunes son el cambio y la transición a la democracia, imposible de lograr mientras el PRI se mantenga en el poder.

2. ``Tanto el PAN como el PRD perderían su imagen y debilitarían sus principios''. La alianza implica una negociación por la cual los partidos se abstendrían de realizar determinadas acciones en las que no existe acuerdo, durante un periodo de transición acordado en común, para luego reasumir la discusión y defensa de sus posiciones respecto a los puntos y temas de su interés.

Tanto el PAN como el PRD luchan por principios y sostienen posiciones distintas en torno a la educación, el patrimonio nacional, la asistencia social y el conflicto de Chiapas. Las negociaciones propias a las que deben llegar para establecer un gobierno de coalición les dirá qué pueden hacer ahora y qué habrán de dejar para después, se trata de un problema de prioridades y la prioridad principal es el arribo a la democracia y la terminación del régimen de partido de Estado; la alianza realizará acciones en torno a coincidencias que son reales, posponiendo para el futuro las diferencias.

3. ``Quitar al PRI no constituye una razón suficiente para constituir una alianza''. La principal razón por la que los ciudadanos y las ciudadanas han dado su voto al PAN y al PRD en elecciones de los últimos tres años ha sido exactamente esa: ``quitarle el poder al PRI''. De acuerdo con sondeos de opinión recientes, más de 60 por ciento de los votantes han indicado su satisfacción e interés de votar por la alianza, dando como razón fundamental esa misma, sacar al PRI del gobierno. Desde luego que tienen razón de pensar así, luego de las muestras de voracidad y de corrupción que los últimos gobiernos priístas han incubado a través de redes de complicidad que en otros seis años acabarían con lo poco que hoy queda de soberanía, de patrimonio nacional y de esperanza.

4. ``Con cualquiera de sus cuatro precandidatos el PRI puede vencer a la alianza y su candidato, cualquiera que éste sea''. De acuerdo con los resultados de la última elección federal (1997), el PRI estaría de inicio más de 10 puntos porcentuales abajo de las preferencias por la alianza, representada por la suma de porcentajes de los partidos de oposición. Por si esto fuera poco, la simpatía por este esfuerzo inédito es muy alta y permite suponer la ampliación de la brecha en la medida del descrédito del gobierno. El retiro de los apoyos y complicidades con que el PRI ha contado de algunos círculos empresariales, que desde luego incluyen a las televisoras y otros medios de comunicación, constituiría una especie de tiro de gracia para el partido; la lealtad y la ética no han sido las características de estos aliados, que ahora verían el apoyo económico y político al PRI como conductas de muy alto riesgo, y nulos beneficios.

Lo que sí es una realidad, aunque algunos miembros distinguidos del PAN y el PRD piensen que su candidato puede ir solo a las elecciones y aun así triunfar, es que esto es muy difícil, si no imposible, en la medida que:

Cada candidato por su parte deberá enfrentarse tanto al PRI como a su contraparte, en condiciones de desventaja en al menos 25 entidades y con la seguridad de que el PRI recurrirá a sus mañas de siempre en cuando menos 20 de ellas. Por otra parte, los grupos de apoyo condicionado le seguirán funcionando al PRI, en la medida que el riesgo de ese partido sea manejable.

En tales condiciones, no hacer todo el esfuerzo para consumar la alianza puede tener como efecto, retrasar otros seis años o más el cambio que el país necesita. Los gobiernos de transición nunca han sido atractivos; simplemente han sido necesarios.