En la ciencia económica el crecimiento siempre ha sido un tema central y, al mismo tiempo, motivo de gran controversia. Encontrar sus causas y la forma en que se diseminan sus frutos ha generado explicaciones diversas y provocado la creación y destrucción de teorías económicas.
El reciente proceso de crecimiento de la economía estadunidense -que ciertamente ha sido espectacular- ha abierto nuevamente interesantes líneas de discusión y ha provocado cambios en la teoría económica convencional.
Alto y sostenido crecimiento de la producción, abatimiento del desempleo, inflación baja y controlada y corrección fiscal, son las características centrales de este proceso que lleva toda la década.
Una línea explicativa contemporánea, que se ha llamado la nueva economía, encuentra las razones de lo anterior en un importante despunte de la productividad en los negocios privados no agrícolas desde 1992, que ha hecho que esta importante variable tienda a igualar al dinamismo que observó en el periodo 1952-1970 que, como se sabe, es la época de mayor expansión del capitalismo mundial.
Entre 1952 y 1972 esa productividad creció, en promedio, a 2.63 por ciento; se desplomó a menos de la mitad para las dos décadas siguientes, y en los últimos años ha crecido en más de 2.2 por ciento. Si bien este dato por sí mismo no deja de ser importante, lo es aún más por el hecho de que la manufactura ha duplicado el dinamismo de su productividad: 5.6 por ciento de los últimos años contra 2.6 por ciento del periodo 1952-1972.
La clave de todo este desempeño parece, finalmente, ubicarse en el enorme crecimiento en productividad que ha tenido el sector productor de computadoras, y los efectos que su introducción ha tenido en toda la economía. Para fundamentar esta hipótesis, resalta que durante la presente década las empresas estadunidenses han multiplicado por más de catorce veces su inversión en computadoras y en lo relativo a sistemas y tecnologías computacionales, lo que a su vez ha provocado que la industria de alta tecnología haya tenido una enorme diseminación en la geografía de ese país, aumentado notablemente su nivel de ocupación y, lo más importante, elevado su contribución en el crecimiento en conjunto de la economía.
No sólo es la forma de hacer negocios electrónicos (compra, venta y transacciones de bienes y servicios) y de mejorar las comunicaciones dentro y entre empresas, sino que las tecnologías de procesos y de productos han sido notablemente mejoradas.
Si bien en esta vida nada es eterno, el efecto expansivo que sobre el conjunto de la actividad económica tienen la industria y las aplicaciones de esta tecnología parecen tener todavía un amplio horizonte. Esto es lo que, dentro de esta línea explicativa del crecimiento, delinearía un fincado optimismo en términos de que todavía le queda un buen trecho a la fase de expansión de la economía estadunidense que, al ser la más demandante del mundo, permite pensar en que, al menos por esta razón, generará crecimiento al resto de los países, principalmente al nuestro.