n Investigar privatización de Telebrás, exigen un millón 300 mil personas
Cien mil brasileños repudiaron la política neoliberal de Cardoso
n La megaprotesta es sólo el comienzo, advierte Lula n Fue una preocupante señal de alerta: obispos
Afp, Ap, Dpa, Reuters y Xinhua, Brasilia, 26 de agosto n El centro del poder político en Brasil, la Explanada de los Ministerios, se vio hoy estremecido en la mayor protesta contra la política económica del gobierno, que congregó a más de 100 mil personas y que fue calificada por el líder del Partido de los Trabajadores, Luiz Inacio Lula da Silva, como "una alerta de los brasileños a la política del presidente (Fernando Henrique) Cardoso, orientada (para favorecer) a los banqueros y especuladores".
Apenas concluyó la mayor manifestación que ha enfrentado Cardoso desde que asumió el poder en 1995, el gobierno intentó minimizar su magnitud así como el impacto que tendrá.
Pero el senador Roberto Requiao, del Partido Movimiento Democrático Brasile ño, considerado como un disidente en las filas oficiales y quien asistió a la magna concentración, afirmó que "el país ya no será el mismo desde esta marcha de más de 100 mil trabajadores".
El jefe del gabinete militar de la Presidencia, el general Alberto Cardoso, destacó que la megamarcha transcurrió "en completa normalidad", pero aseguró que el número de manifestantes fue "bastante inferior a las 50 mil personas".
Estimaciones similares hicieron otros altos funcionarios, y el ministro de Telecomunicaciones, Pimenta da Veiga, afirmó que "no se trató de una marcha social, sino claramente partidaria como se pudo ver".
El presidente del Congreso, Antonio Carlos Magalhaes, indicó que la protesta ayudará al crecimiento de Cardoso --que enfrenta un rechazo popular de 66 por ciento, según las encuestas--, como ocurrió con el general francés Charles de Gaulle.
"De Gaulle hizo la Quinta República permitiendo que ocurrieran manifestaciones como ésta. La manifestación de ese jueves es nociva para la oposición, porque el presidente Cardoso volverá a crecer", dijo.
De su lado, el sargento Eronaldo Bomfin, del Centro Operacional de la Policía Militarizada de Brasilia, dijo a la agencia Ap que "unas 100 mil personas participaron en la manifestación".
Los organizadores de la protesta dijeron que el número de asistentes fue superior: José Zunga, uno de los coordinadores de la movilización popular, aseveró que en el momento de mayor concurrencia 130 mil personas colmaban la Explanada de los Ministerios, que tiene cuatro kilómetros de largo por 2.5 de ancho.
Previo a la megaprotesta --convocada por los cinco partidos de izquierda y unas 80 organizaciones sociales-- los principales líderes de la oposición entregaron en el Congreso un documento con un millón 300 mil firmas en el que se demanda la instalación de una Comisión Parlamentaria Investigadora que establezca si hubo irregularidades en el polémico proceso de priva- tización del gigante de las telecomunicaciones, Telebrás.
Al recibir la solicitud, el presidente de la Cámara baja, Michel Temer, elogió el carácter "pacífico" de la protesta, y si bien reconoció que representa una "alerta, a la cual el gobierno no puede permanecer ajena", subrayó que las reivindicaciones de los manifestantes "no están lejos de lo que desea el gobierno".
La Iglesia católica también describió a la protesta como "una preocupante señal de alerta", y poco antes la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil denunció la situación social en el país, así como las "nuevas formas de corrupción, con mecanismos cada vez más sofisticados".
Destacó que "la privatización de las empresas estatales, aunque a veces fuese justificada, no dio los beneficios sociales anunciados ni tampoco consiguió frenar el crecimiento de la deuda pública".
"Basta FHC"
"Esto es sólo el comienzo. De aquí en adelante vamos a hacer como los campeones del futbol, atraer cada vez más al público", dijo Lula en medio de ovaciones y gritos de "Brasil, urgente, Lula presidente".
La principal consigna de esta megaprotesta --cuyo antecedente más cercano fue una del Movimiento de los Trabajadores sin Tierra (MST) que congregó a 30 mil personas en abril de 1997-- fue "Basta FHC (las iniciales de Cardoso)".
"Fuera FHC, fuera FMI", fue otra de las consignas más recurrentes, con las que se aludió al préstamo de 41 mil 500 millones de dólares concedido a Brasil en noviembre del año pasado por el Fondo Monetario Internacional, que a cambio exigió al país un ajuste fiscal muy severo que se tradujo en desempleo y carestía.
Se evocó así también el "Fuera Collor", que marcó las protestas que culminaron con la renuncia de Fernando Collor de Mello, poco antes de fuera ser sometido a un juicio de impeachment por su responsabilidad en un esquema de gobierno paralelo, en diciembre de 1992.
"Tenga cuidado Fernando Henrique Cardoso, quien derrumbó a Collor puede derrumbarle a usted también", coreaban no pocos manifestantes, a los que se sumaron también grupos de indígenas.
En el acto central el líder del Partido Democrático Laborista, Leonel Brizola, sostuvo que "solamente el presidente es el dueño de esa decisión de renuncia, nadie puede obligarlo. El pueblo solamente puede pedir su renuncia y eso no es golpismo", dijo al aludir a que el propio Cardoso dijo a principios de esta semana que con el llamado a la marcha la oposición demostraba que era "antidemocrática" y "golpista".
El coordinador nacional del MST, Joao Pedro Stédile, anticipó que la de hoy fue sólo el comienzo de una ola de protestas.
Otras de las reivindicaciones en la protesta --que estuvo vigilada por 6 mil 500 policías y mil bomberos, además de que otros 26 mil uniformados se encontraban en estado de alerta-- se refirieron a una reforma agraria, salud para todos, reforma tributaria, defensa del sector público y la suspensión del pago de la deuda externa.
En Río de Janeiro, el jurado del Tribunal de Justicia condenó a seis años de prisión al ex policía militar Roberto do Amaral, quien fue acusado de participar en la matanza de 21 residentes de la favela (ciudad perdida) Vigario Geral, en 1993.
El ex uniformado sólo fue responsabilizado de una de las muertes, y debido a que ya cumplió la totalidad de la pena impuesta por esa sola muerte, recuperó este mismo día su libertad.
Diez policías militares fueron absueltos a finales de noviembre pasado por un jurado que consideró que había falta de pruebas, dos murieron, dos se encuentran prófugos y otros 17 más esperan juicio.