n El artista oaxaqueño y mexicano universal cumpliría cien años
La obra de Rufino Tamayo, retrato espiritual del hombre de este siglo
n Se inaugura muestra del pintor con 57 de sus cuadros, en el museo que lleva su nombre
Mónica Mateos n No hay explicaciones complicadas. Al pararse frente a una pintura de Rufino Tamayo (1899-1991), se nos abre el universo porque su obra es un retrato espiritual del hombre de este siglo.
Esa es la idea que permea el esfuerzo por dirigir hacia los niños las exposiciones y actividades culturales que con motivo del centenario del nacimiento del pintor han organizado el Museo de Arte Contemporáneo Rufino Tamayo de la ciudad de México y el gobierno del estado de Oaxaca, explica el curador Juan Carlos Pereda.
''Los niños son como la obra de Tamayo, reactores de alta potencia que pueden dar nuevos bríos a la sensibilidad y la cultura al descubrir e identificarse con los personajes del artista oaxaqueño, así como reconocer la enorme calidad en el oficio y la tradición del arte mexicano que el pintor supo heredar y renovar", agregó el responsable de seleccionar los 57 cuadros de la muestra Tamayo, su idea del hombre, que será inaugurada hoy -día del nacimiento del creador- en el recinto que lleva su nombre, que se ubica en el bosque de Chapultepec.
Proponer y sugerir, jamás imponer
''En el aspecto académico Tamayo es un pintor estudiado, pero siempre habrá nuevas interpretaciones y lecturas en torno de su obra, pues cuando uno se para frente a uno de sus cuadros, encuentra un universo abierto que relaja el espíritu, enriquece la vista y brinda una mejor calidad de vida, siempre.
"Se trata, en esencia, de una obra poética, mítica, que tiene mucho que ver con aspectos espirituales. Es abierta, porque cada uno de nosotros encuentra en ella distintos valores. De verdad, no exagero, he visto muchas veces un mismo cuadro y siempre descubro cosas nuevas o que ya había olvidado y las vuelvo a disfrutar. Mientras haya espectadores, se enriquecerán los argumentos que uno pueda tener frente a la obra de Tamayo", señala.
-ƑCómo son las metáforas con las que el artista oaxaqueño representó ese espíritu del mundo que le tocó vivir?
-Nunca son obvias. Tamayo fue un hombre que propuso, que sugirió, sin imponer nunca nada. Con cada cuadro que pintó abrió una ventana a la sensibilidad y a la inteligencia para que nos asomemos como queramos. Abrió también la puerta de la libertad y de la mexicanidad profunda, pero no explícitamente. Su pintura es, como dijo Octavio Paz, poesía concreta. Tuvo una forma de hacer imágenes abierta a la lectura y sobre todo al significado.
''Al ver, por ejemplo, su mural El hombre advertimos que Tamayo no sólo fue un extraordinario y un maravilloso pintor, sino también un pensador profundo. En dicha obra observamos a un hombre que sale de la tierra, que pertenece a ella, es común y corriente, como usted o como yo; vive y siente, pero Tamayo lo ha convertido en un icono, en la metáfora poética del hombre que se esfuerza por alcanzar sus ideales: la figura está tocando el cielo, lo infinito, lo estelar, lo cósmico."
La exposición Tamayo, su idea del hombre conjunta obras de casi todos los periodos creativos del artista; es la primera temática que se presenta en el museo que lleva su nombre.
Entre las pinturas que se mostrarán, destaca un autorretrato en el que Tamayo se pinta a sí mismo como un niño de 10 años, pero en realidad tenía 29 cuando lo realizó; ''es un retrato lleno de ternura, de recuerdos, de nostalgia y tristeza".
Se podrá apreciar al pintor internacional de los años treinta, al creador ya con un lenguaje propio de los años cincuenta, al colorista de los años sesenta, al autor más intelectual de los setenta y al Tamayo nostálgico y triste de los años ochenta y noventa, donde resume su trayectoria en cada pincelada de gran vitalidad.
Arte que es una fiesta para los ojos
"Si uno ve, por ejemplo, el cuadro El rocanrolero, nadie podría pensar que lo pintó Tamayo cuando tenía 90 años. Es una imagen de un Michael Jackson convertido en una especie de caricatura, lleno de sátira, realizado con enormes cualidades técnicas y estéticas.
''También se exhibirá el último cuadro que pintó, El niño del violón. Fue un logro traer esa obra porque pertenece a una colección privada. En México será la primera vez que se mostrará, tiene novedades de color, como unos rojos un poco raros y fluorescentes que reflejan a un Tamayo que todavía estaba buscando experimentar", detalla el crítico de arte.
-Además de su idealismo y su fe en el ser humano, Ƒcómo está reflejada en su obra la forma de ser de Rufino Tamayo?
-Hay hombres solitarios, tristes, ensimismados que ven el cielo ya sea con temor o esperanza, pues él fue un hombre solitario, silencioso, aunque tenía un sentido del humor muy especial, como todos los hombres inteligentes. Era un excelente contador de chistes y le gustaba cantar unas canciones muy viejas que lamentablemente nunca se grabaron; tenía buena voz. En sus reuniones personales era el alma de la fiesta, tenía el ingenio y la agudeza mental para hacer disfrutable la velada. Trabajaba de la mañana a la noche, salía a comer un rato y seguía pintando hasta que se acababa la luz natural. Cuando leía el periódico, pasaba de la primera sección a las notas de sociales, luego a veces a los deportes.
''Tamayo quedó muy reflejado en su pintura. En la exposición hay un cuadro de una entrañable presencia, Amantes contemplando el paisaje. No es otra cosa que un retrato de él y Olga -su compañera desde 1933-, sentados, de espaldas, viendo el paisaje, estrenando su casa de San Miguel de Allende; se pintó para celebrar este acontecimiento. En general, cada obra tiene una lectura, una anécdota, pero primordialmente es una pintura de alta calidad que tiene mucho qué decirnos."
-En el contexto de esta época, Ƒcuál es esa nueva lectura que debemos realizar frente a la obra de Tamayo?
-Cada uno tiene sus cosas que buscar y es probable que las encontremos en una obra de Tamayo o visitando la exposición de los mayas. Pero el pintor oaxaqueño nos ofrece no sólo un mensaje, sino una enorme mejoría en nuestra calidad de vida. Ver un cuadro de Tamayo es una fiesta para los ojos y para el espíritu. Si después hay algo más, es una ganancia para cada espectador, pues se sentirá optimista. El nunca quiso hacer cuadros con mensaje pero su arte es tan profundo, bello y novedoso que siempre ofrece algo más que el simple disfrute para los ojos.
Virtuoso del dibujo y el color
''En cuanto a la manufactura de las pinturas, hay que decir que Tamayo trabajó con texturas a partir de los años setenta y cada vez las fue enriqueciendo y sofisticando más. Al principio eran arenas, luego fueron polvos de mármol o cristales de cuarzo molido que esparcía sobre la pintura ya concluida, lo cual da brillos sutiles y delicados.
''Una impronta del artista fue el dibujo y, por supuesto, el color. Así, la obra de Tamayo es personalísima. No hay un solo pintor en México y en el mundo que pueda lograr los colores que él consiguió. Por ejemplo, hay un retrato del diablo que demuestra su profundo cariño por el arte popular mexicano, es un judas de cartón, llevado a su más magistral expresión.
''Tamayo pertenece a la mejor escuela de arte, a la más importante, a la más propositiva y decantada, la de más calidad. Esta exposición presentará varios cuadros que no se han visto en México, como El hombre, que desde 1953 pertenece al Museo de Arte Moderno de Dallas y es la primera vez que sale de ese recinto.
''Hay un cuadro, El tragafuego (1955), que desde que Tamayo lo pintó está en una colección en Nueva York. Otro es El comensal, de 1938, que tampoco se había visto en México. Hay otro que ya tuvimos la fortuna de ver, El borracho feliz, que pertenece a una colección neoyorquina."
-ƑDesde sus primeros cuadros, se descubre que Tamayo es un gran maestro de la pintura?
-Sí. El cuadro más viejo que ubicamos, del cual no tenemos ninguna duda de que es de la mano de Tamayo, es uno de 1920. Una revista de la época lo reseña así: se trataba de una exposición en la Academia de San Carlos, Diego Rivera se paró frente al cuadro y dijo ''éste es un pintor", luego buscó conocer a Tamayo y entablan una amistad que duró hasta los años cuarenta. Después Diego, un poco celoso, se distancia del oaxaqueño, pero en 1957 manda llamar a Tamayo para reconciliarse con él.
''En ese cuadro, Tamayo todavía no es Tamayo, pero se ve la potencialidad de gran pintor: el oficio, la idea y el cómo interpretar con pintura el tiempo, el espacio, la luz; todos los elementos de la gran pintura. El convierte cualquier objeto en algo digno de ser visto y re-visto."
-ƑCuántas pinturas se tienen catalogadas?
-Cerca de 2 mil 100 obras, realizadas en 75 años. Claro que si comparamos la producción de Tamayo con la de Joan Miró o la de Pablo Picasso, ésta es muy reducida, pues el oaxaqueño invertía mucho tiempo en cada cuadro. Pintaba sólo con luz natural durante ocho o nueve horas al día. Hay una gran cocina en cada obra.
(Tamayo, su idea del hombre se inaugura hoy en el Museo Tamayo, en Reforma y Gandhi, y culminará el 31 de octubre.)