Superó previsiones en Washington; impacto limitado: expertos

Polémica "despistolización" en EU

Jim Cason y David Brooks, corresponsales, Washington, 24 de agosto n Por segundo día, cientos de residentes de esta capital hicieron fila frente a las delegaciones de policía con bolsas, cajas y costales llenos de viejas pistolas y otras armas en respuesta a un ofrecimiento del Departamento de Policía de pagar 100 dólares por cada pieza que se entregue a las autoridades.

El lunes, el programa de "despistolización" obtuvo mil 164 armas, más de lo esperado, por lo que la ciudad debió buscar más fondos para continuar con la compra de armas de su población. Hoy, la entrega continuó y concluirá esta noche a las 20 horas. La policía está pagando por cada pistola, escopeta y rifle modificado y de asalto aún útiles. Los residentes llegan a las delegaciones, llenan un formulario, las armas son probadas para asegurar que funcionan y se le entrega un cheque al vendedor. No hay preguntas ni interrogatorios sobre si la pieza es legal.

"Apenas tenemos la capacidad para procesar lo que nos está llegando", dijo el jefe asistente de Policía Terrance W. Ganier, al describir el flujo de armas que están siendo entregadas, lo que interpretan como un gran triunfo del programa. "Puedo decir con absoluta seguridad que hay más de mil armas disponibles para usarse al comenzar el día".

Iniciamente, el Departamento de Policía programó 100 mil dólares para la compra de armas, pero ese fondo se liquidó en dos horas tras el inicio de la operación, y para la noche, los funcionarios de la ciudad aprobaron otros 125 mil dólares, fondos que serán obtenidos de dineros confiscados a narcotraficantes.

Algunos expertos han criticado el programa, señalando que es de impacto "muy limitado", ya que en este país casi la mitad de todos los hogares tienen por lo menos un arma, pero en la capital del país más armado del mundo la policía cree que sí tendrá un efecto.

En la sección noroeste de la ciudad, un hombre se presentó en la delegación policial con cinco pistolas en una bolsa, y otro entregó una pistola Luger con un valor de 2 mil 800 dólares.

El residente Joe Walker comentó al Washington Post que entregó una pistola calibre .38 especial que era de su hermano, quien murió hace poco. Ann Batiste, de 58 años, quien vive en la parte pobre del sureste de la ciudad, entregó un viejo rifle que había estado en un armario de su casa durante 11 años. "Ya no lo quiero en mi casa", dijo.

Cora Keaton fue interrogada sobre por qué entregaba sus armas. "Bueno, tengo varios hombres jóvenes en mi casa y quiero sacar esto de ahí; uno nunca sabe qué pasará cuando se enojen". La policía desplegó más agentes hoy para atender a los cientos de residentes que hacían fila con rifles envueltos en sábanas y cobijas, y las pistolas dentro de cajas y bolsas.

"Pienso que la gente está viendo el carácter positivo de todo esto, estamos logrando sacar de las calles armas muy peligrosas", comentó el jefe de policía Gainer esta noche. Sin embargo, agregó, no hay suficientes fondos para el programa y se pedirá a grupos privados hacer contribuciones para continuar la compra. Señaló que aunque se pensaba cerrar el proceso hoy a las 20 horas, las delegaciones policiales continuarán aceptando piezas hasta que pase la última persona.

Estos programas de "recompra" se han vuelto muy populares desde que se realizó el primer experimento en Baltimore, en 1974. Según el Programa de Investigaciones de la Prevención de la Violencia de la Universidad de Davis, más de cien programas para la adquisición de armas se han hecho entre 1992 y 1996 en diversos puntos del país. Un programa en Pittsburgh, que se realizó entre 1994 y 1998, logró recuperar 4 mil 300 pistolas.

Un plan promovido por el Southern Christian Leadership Council, el grupo de derechos civiles fundado por el reverendo Martin Luther King Jr., dice haber comprado 10 mil armas de la comunidad desde 1993. El jefe de policía de Los Angeles, Bernard Parks, anunció hoy que está proponiendo un programa de recompra para intentar recuperar armas en esa ciudad "ultraarmada".

Pero el impacto real de estos programas está en duda. De acuerdo con la organización Handgun Control, en este país hay 66 millones de propietarios de armas que en su conjunto cuentan con 250 millones de ellas; más de lo suficiente para armar a cada adulto en este país.

"Cualquier impacto de seguridad pública que estas recompras tienen es probablemente muy pequeño", declaró al Post el investigador David M. Kennedy, de la Universidad de Harvard. Otros analistas han indicado que estos programas casi nunca logran obtener más de 2 por ciento de todas las armas disponibles en una región geográfica, por lo que tienen poco impacto sobre la violencia.

Estos críticos señalan que el tipo de armas que se recaudan en estos programas suele ser viejas y poco usadas, y que los criminales casi nunca hacen entregas. En Washington la policía reconoce que las piezas intercambiadas por la comunidad ayer y hoy tienen entre 10 y 15 años. El tipo de arma más frecuentemente dada es el revólver .22, pero otras incluyen las semiautomáticas 9 milímetros y escopetas modificadas.

Jon S. Vernick, director asociado del Centro de Investigaciones sobre Políticas de Armas de la Universidad Johns Hopkins, reconoció que estas entregas podrían no reducir el nivel de la violencia, pero sí bajar el número de muertes a causa de armas. "Los hogares con armas tienen tres veces la probabilidad de un homicidio y cinco veces la probabilidad de un suicidio respecto de los hogares sin ellas", comentó al Washington Post.

En un país donde 13 menores de edad mueren cada día como resultado de heridas relacionadas con armas, muchos piensan que este tipo de programas vale la pena. Las muertes por balazos entre menores de edad "ocurren más frecuentemente de lo que se imagina la gente", dijo Nancy Wall, vocera de Handgun Control, a La Jornada. Señaló que estos programas frecuentemente son promovidos por grupos comunitarios, hospitales y hasta el empresariado local.

"En Filadelfia, los grupos comunitarios locales junto con hospitales y comerciantes se juntaron fondos para recomprar armas", ejemplificó.

Handgun Control grupo que cabildea por un control de armas más efectivo, difunde estas estadísticas sobre lo que califica como una epidemia de violencia con armas en el país: dos personas mueren a causa de heridas relacionadas con armas cada año en Nueva Zelanda, por el mismo hecho 30 personas mueren cada año en Gran Bretaña y 102 al año en Canadá.

Pero en Estados Unidos, 9 mil 300 personas mueren cada año a raíz de violencia de armas de fuego.

Algunas de las armas entregadas a la policía en estos dos días valen menos de cien dólares, otras mucho más, pero la policía dice que eso no es lo importante.

"Cien dólares vale mucho para los agentes de policía y los ciudadanos que de otra manera podrían ser enfrentados con una arma que no fue sacada de circulación", afirmó el jefe Gainer.