n Acuñan monedas y emiten estampillas en su honor


Y Buenos Aires se convirtió en Jorge Luis Borges

n Sus poemas fueron musicalizados en el teatro Colón

la ultima  ok Stella Calloni, corresponsal, Buenos Aires, 24 de agosto n Fue un día que con nitidez marcó el fino hilo de la melancolía porteña de Jorge Luis Borges, hoy, cuando hubiera cumplido cien años. El día se hizo noche y la lluvia cayó sin pausa, pero resultó una jornada intensa de actividades desde la mañana, después de una semana en la que José Saramago, Nobel de Literatura, llegó como invitado especial para estar en los diversos homenajes.

Todo lo anterior podría aparecer como un curioso juego de espejos, donde cada uno de estos grandes escritores se reflejó caprichosamente en lo que algunos consideran un antagonismo en las ideas que los iluminaron.

Suplementos literarios de todos los periódicos aparecieron el pasado domingo y este día, para recordarlo por medio de voces diversas. También se acuñaron monedas y se emitieron estampillas que muestran un Borges joven y también su rostro de los últimos tiempos. Algunos de estos homenajes hubieran logrado del propio Borges algunas frases irónicas, aquellas que sacaban de quicio a más de uno -incluso de bandos opuestos- que no podían siquiera olfatear el gran oficio, la liturgia de la ironía, su trasfondo.

Nada faltó, ni las obvias apariciones de borgistas de última hora ni libros que querían encontrar una faceta original, incluyendo los de un ''Borges científico", no tan fácil de demostrar finalmente.

Buenos Aires hoy fue Borges. En la mañana la fundación internacional que lleva su nombre, y que preside su viuda María Kodama, comenzó las actividades en su sede en un barrio residencial porteño con la conferencia ''Herbert Spencer y el poder: una preocupación borgeana", que dictó Alberto Benegas Lynch. Simultáneamente en la Biblioteca Nacional (Aguero, 1502) no lejos de la otra actividad, se proyectaron dos filmes: el documental Palabras de Borges y la película de Bernardo Bertolucci, La estrategia de la arena, basada en un cuento del escritor: ''Tema del traidor y tema del héroe".

 

Espejos y laberintos

 

En el atardecer, sus poemas musicalizados por distintos autores, sus juegos del ''Aleph" con músicos de excelencia conducidos por Pedro Aznar, pudieron oírse en el teatro Colón. Fue el día esperado donde en el Museo Nacional de Bellas Artes hubo una sesión de lecturas de sus poemas en la que participaron poetas locales y de otros países.

El gobierno de Buenos Aires recordó al escritor poniendo en escena, en el teatro San Martín, en la mítica pero ahora devaluada calle de Corrientes, el espectáculo Espejos y laberintos con la cantante de tangos y actriz Susana Rinaldi, y actores conocidos, como el chileno Patricio Contreras.

Federico Luppi, Duilio Marzio, Horacio Roca, el quinteto Baraj, con dirección de la actriz Leonor Manso.

Lo mismo sucedió con el canal Tres de cable, que durante todo el día entrevistó a actores, escritores y artistas en general en un homenaje de 24 horas al escritor.

Se dijo tanto, que por un momento el homenaje en estos tiempos, en los que algunos sólo suelen ver lo que mejor vende y así a veces degradan figuras con banalidades, apareció hasta como algo sacrílego en torno de la memoria de un transgresor. Pero fue una semana que rompió con el cerco de abandono cultural que se vive en el país, en medio de un pobre debate político, a veces desesperante.

Como dijo Sibila Campos, de Clarín: ''A trece años de su muerte Borges sigue siendo, para la mayoría de los argentinos, el que vivía acá a la vuelta... y mientras en todo el mundo se lo homenajea con las lupas de tantos Borges posibles, aquí aún no nos fueron dadas las distancias para disolver las anécdotas descartables y construir colectivamente una biografía fértil".

A lo largo de casi 80 años, Jorge Luis Borges, quien hubiera cumplido -Ƒhubiera?- hoy cien años, publicó una vasta obra: 12 libros de poesía, tres de poesía y prosa, 14 ensayos y 11 de ficción, entre ellos el Aleph; 13 en colaboración con otros escritores, dos que recogen sus textos periodísticos en la revista El Hogar, y sus notas, traducciones y reseñas bibliográficas en el diario Crítica (1985); y al menos seis compilaciones de su obra, incluyendo el Atlas (1986), un libro de viajes. Y también escribió 66 prólogos y vio a su manera a tantos escritores a los que confirió otras luces y otras dimensiones.