n Admite el primer ministro fallas en el auxilio


Llegó a 17 mil 997 el número de muertos por el sismo en Turquía

Reuters, Afp, Ap y Dpa, Izmit, 24 de agosto n El número de muertos y heridos del terremoto de 7.4 grados Richter que hace siete días sacudió el noroeste de Turquía aumentó a 17 mil 997 y el de heridos a 42 mil 442, de acuerdo con el balance oficial más reciente. Sin embargo, se teme que la cifra de víctimas fatales ascienda a 40 mil. El número de damnificados se estima en 200 mil, aunque versiones extraoficiales indican que podría alcanzar el millón de personas.

El primer ministro turco, Bulent Ecevit, reconoció que existieron fallas en la ayuda a las víctimas, y agradeció el apoyo internacional, pero continúan las críticas a su gobierno y en especial a su ministro de Salud, Osman Durmus, quien la víspera afirmó que Turquía no necesitaba de otros países.

Cientos de damnificados pasaron la noche a la intemperie, la mayoría porque teme un nuevo remezón, algunas más porque prefieren estar cerca de los restos de sus casas y tratar de impedir los saqueos. Otras porque las carpas construidas por el gobierno con plástico y madera no resistieron las lluvias torrenciales que afectan la región desde hace dos días, como en Yalova donde las precipitaciones provocaron la inundación del campamento.

Los aguaceros impiden además continuar con las tareas de rescate y remoción de escombros en ciudades como Izmit, Adaparazi y Yalova, mientras que otros sobrevivientes encontraron refugio en dos barcos -Bozcaada y Mavi Marmara- que atracaron en el puerto de Derince.

La mayoría de la población carece de los servicios sanitarios básicos o de agua potable y la lluvia aumenta la posibilidad del brote de enfermedades epidémicas como el cólera o la tifoidea. Sin embargo, el Ministerio de Sanidad local y la Organización Mundial de la Salud afirmaron que no existen riesgos de epidemia, aunque en Adapazari se informó el primer caso de tifus.

Bulent Ecevit reconoció que "se cometieron errores en el pasado" en referencia a las críticas por la lenta respuesta del gobierno para proporcionar ayuda a las víctimas, y reiteró que la tarea principal ahora es dar albergue a los damnificados. Turquía, indicó, necesita "cientos de miles de bungalows" para alojar en un mes al mayor número posible de afectados.

En declaraciones a la cadena CNN el jefe de gobierno afirmó que "en un año habremos construido viviendas en zonas geológicamente más seguras", y anunció que enviará un proyecto de ley al Parlamento para aumentar los recursos financieros y hacer frente al desastre.

El encargado de preparar el proyecto es el Ministerio de Finanzas y prevé el cobro de un "impuesto de solidaridad" a empresas, particulares y dueños de automóviles y de teléfonos celulares, publicó el diario Milliyet.

La firma internacional Fitch Ibca estimó desastre que el PIB turco caerá 2 por ciento este año como consecuencia del terremoto, pero se recuperará el año próximo, mientras la Asociación de Hombres de Negocios Independientes de Turquía informó que el sismo afectó en especial a pequeñas y medianas empresas, la mayor parte de las cuales "no volverá a arrancar".

A todo esto, continúan las críticas al ministro de Salud, Osman Durmus. El periódico Radikal informó que se puso en marcha una campaña de recolección de firmas contra el político ultranacionalista, quien afirmó que Ankara no necesita ayuda extranjera.

Los cuerpos de rescate de Holanda, Japón, Suiza e Israel abandonaron el país, ya que las posibilidades de encontrar sobrevivientes entre los escombros se redujeron al mínimo. Este martes no se informó del rescate de sobrevivientes, no obstante, equipos de salvamento como el de México permanecen en la región.

Las autoridades turcas abrieron una página en Internet donde pueden colocar mensajes aquellos que buscan a sus familiares, y ordenaron el cierre por una semana del canal 6 de televisión por considerar que su información sobre el temblor "fue provocativa".

Las réplicas del terremoto de hace una semana continúan sintiéndose en el país, y este martes se informó de al menos tres que alcanzaron 4.7 grados. El epicentro se localizó en Ankara, la capital, y sus alrededores, pero no se informó de nuevas víctimas.

Del otro lado del mundo, en Bolivia un sismo de 4.1 grados Richter despertó a los habitantes de las poblaciones rurales de Aiquile y Totora, donde hace un año un terremoto de 6.8 grados que dejó un saldo de cien muertos, 20 mil damnificados y destruyó 80 por ciento de las viviendas.