Astillero Ť Julio Hernández López
Es angosto el margen de maniobra que hoy tienen las autoridades para actuar en los conflictos de Chiapas y de la UNAM.
Ya que han liberado las fuerzas de la provocación, y ya que las evidencias muestran que la irracionalidad no está siendo un accidente, sino una estrategia, la autoridad (las autoridades) parece encajonada, presa de sus propias creaciones, rehén del síndrome Frankenstein.
En Chiapas, como se ha dicho aquí en las dos columnas anteriores, reina un poder sin freno, enfermo y peligroso.
En la UNAM, por su parte, hay cuando menos dos aristas de alto riesgo: por un lado revolotea la tentación autoritaria que desde el centro del poder se pregunta si acaso podría alentarse (provocarse) una salida violenta achacable a las dos partes en pugna (paristas y no paristas), de tal manera que el supremo gobierno quedase exento (o crea quedar exento) de responsabilidad histórica; por otra parte, dada la manifiesta debilidad e ineficacia política de la cúpula del régimen, hay fuerzas internas del priísmo, metidísimas en la sucesión presidencial, que buscan la confrontación directa entre universitarios para así poder influir, negociar, vetar.
La visión desde el poder
En el primer caso, el del autoritarismo institucional, existe la convicción en el círculo íntimo del régimen de que el problema de la UNAM ha sido politizado intencionalmente por fuerzas de izquierda, específicamente del PRD y particularmente encaminadas a sostener una clientela electoral, y un ámbito de acción resonante, que favorecerían a Cuauhtémoc Cárdenas cuando ya estuviese en campaña presidencial.
En el primer plano del presidencialismo mexicano existe la seguridad, además, de que las medidas tomadas por las autoridades universitarias son correctas, que la pretensión de elevar las cuotas estudiantiles es válida y legítima, que el rector Francisco Barnés de Castro ha actuado con tino, y que tarde o temprano habrá de imponerse la visión neoliberal, la lógica de mercado, el peso de la realidad económica, para liberar a la UNAM de su cauda de fósiles, de malos estudiantes y de grillos partidistas.
En ese enfoque, hay asesores del mando superior que sin duda alguna insisten en la obligación del zedillismo de dar el golpe político adecuado para romper la resistencia de los malos estudiantes (manipulados) y abrir el camino a cambios trascendentes en la vida de la UNAM.
El factor de la sucesión
Pero, siendo preocupantes tales disquisiciones del equipo central de la política mexicana, lo son más los indicios de que hay otras fuerzas empujando hacia la ruptura, hacia la descomposición. No se necesita ninguna lupa para ver los riesgos de fractura que vive el sistema político. Dándose con todo, manejando ríos de dinero, empleando todos los recursos que tienen a su disposición, el salinismo y el zedillismo se están jugando el futuro, uno impulsando a Roberto Madrazo Pintado, y otro a Francisco Labastida Ochoa.
El madracismo-salinismo
Un tropiezo presidencial en el caso de la UNAM le vendría de perlas a los intereses del madracismo-salinismo. Colocar al doctor Zedillo a la defensiva, echándole encima toda la presión de algún desaguisado grave en lo universitario, podría ser el factor que terminase por hacerlo doblar las manos en el asunto de la elección interna de candidato presidencial tricolor, para que aceptase resultados favorables a Roberto Madrazo y se abstuviese de echarle encima, como está sucediendo, el aparato de la mayoría de los gobiernos priístas.
Si se agudizaran los problemas de la UNAM y de Chiapas, es posible que se desatasen fenómenos políticos para cuya resolución no tiene capacidad el actual equipo gobernante. Si el zedillismo no fue capaz de imponer de un golpe a su favorito Labastida, sino que trató de instalarlo a plazos, creyendo que así diluiría el costo político, no es difícil prever cuál sería la habilidad disponible para enfrentar con éxito un escenario gravemente descompuesto.
Pero no parece haber en la cúpula del poder una percepción clara de los riesgos que se corren: en Chiapas continúan los preparativos bélicos disfrazados de construcción de carreteras y de acciones de bienestar social (Ofelia Medina dijo ayer en San Lázaro que eran mascaradas); en la UNAM continúa la provocación.
Pobre país nuestro.
Más de lo mismo
Si alguna duda hubiese de que Francisco Labastida Ochoa reproduciría como presidente de la República las mismas políticas que aplicó como secretario de Gobernación, ayer el sinaloense se encargó de diluirla.
En León, Guanajuato, donde anda de gira de promoción, el precandidato presidencial oficialista habló con un tono sórdido que no produce ni siquiera la esperanza de que pudiese darse un giro correctivo a las líneas políticas trazadas hoy desde Los Pinos.
Con un aire diazordacista muy perceptible, dijo Labastida Ochoa, según la nota del reportero José Gil Olmos, que los ultras están buscando el enfrentamiento en la UNAM para propagar el conflicto a otras universidades del país.
Respecto a la construcción de la carretera que los zapatistas ven en la comunidad de Amador Hernández como pretexto para desplegar fuerzas armadas y preparar un ataque, Labastida Ochoa se aferró a la tesis fácil de que tal camino es en realidad una búsqueda de progreso y prosperidad para las comunidades.
Más de lo mismo.
Astillas: El coordinador de la campaña de Roberto Madrazo en Tabasco, el diputado local Manuel Andrade Díaz, ha asegurado que en aquella entidad ganarán al estilo del carro completo. No perderían, ya no digamos un distrito electoral, ni siquiera una casilla, ha dicho el citado representante madracista. Seguramente ya tiene desde ahora hasta el número de sufragios que se asignará en cada mesa de votaciónÉ El cardenal Juan Sandoval Iñiguez se ha ganado a pulso la condición de ave de tempestades. Respecto al problema de la UNAM, ha dicho, con esa sabiduría que lo caracteriza, que quienes se oponen a la educación son ``traidores'' si están adentro de las instituciones y ``si son de afuera, son de mucho peligro''É Sigue el enfrentamiento de papel entre Jesús Silva Herzog y Roberto Campa Cifrián, ahora matizado con tópicos relacionados con el tenis, deporte practicado por el ex secretario de HaciendaÉ Ya lo ha dicho Luis H. Alvarez, una de las voces más influyentes dentro del panismo: sería un suicidio para el partido blanquiazul ir a unas elecciones primarias en busca de un candidato presidencial compartido con otras fuerzas políticas, pues nada garantizaría que el PRI no se inmiscuyese en tales comicios internosÉ José Antonio González Fernández y José Woldenberg se reunieron para aparentar que los conflictos entre esas dos partes pueden tener treguaÉ Desde semanas atrás se escribió aquí sobre los preparativos claros que se hacían para que Rosario Robles asumiese la jefatura interina del Gobierno del Distrito Federal, cuando Cuauhtémoc Cárdenas asuma la candidatura presidencial por el PRD y otras fuerzas afines. Tales preparativos continúan su paso invariableÉ El secretario de Educación Pública, Miguel Limón Rojas, debió hacer malabares declarativos para negar lo evidente. Afirmó que no son provocativas ni confrontacionales las palabras con las que el doctor Zedillo lamentó que la mayoría de los universitarios no se manifiesten contra los paristas.
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