n "Quisiera ser la persona que tuviera en sus manos la solución del problema", dijo


Descarta Zedillo usar "la fuerza bruta" para reabrir instalaciones universitarias

Roberto Garduño, enviado, Tlahuelilpan, Hgo., 23 de agosto n El pueblo de México no quiere un gobierno represor, arbitrario ni autoritario, afirmó ayer el presidente Ernesto Zedillo, quien al abordar el tema del paro universitario descartó el uso de la "fuerza bruta" para reabrir las instalaciones de la UNAM. "Yo quisiera ser la persona que tuviera en sus manos, de manera exclusiva, la solución de este problema", dijo el titular del Ejecutivo al inaugurar un campus en la Universidad Autónoma de Hidalgo.

Luego de reiterar que "son los universitarios a quienes corresponde, antes que a nadie, defender su casa de estudios", Zedillo aseguró que las épocas en las cuales problemas como el de la UNAM se resolvían con la fuerza bruta del Estado, no van a volver a nuestro país: "Ningún grupo de represión, ningún conflicto, volverán a este un gobierno de represión". Ante maestros y estudiantes, el Presidente recordó: "Soy alguien a quier le tocó vivir de manera muy cercana, muy directa, los acontecimientos que a fines de la década de los sesenta traumatizaron a los mexicanos".

A continuación, el texto íntegro del discurso del presidente Ernesto Zedillo:

Es motivo para mí de una gran satisfacción acudir, en compañía del señor gobernador, a la inauguración de este campus Tlahuelilpan de la Universidad Autónoma de Hidalgo.

Una vez más, la Universidad Autónoma de los hidalguenses muestra su vitalidad, muestra su compromiso con la educación de los jóvenes hidalguenses, no únicamente de la capital del estado, sino también con los jóvenes de muchas otras poblaciones, de muchos otros municipios de Hidalgo.

Ha resultado muy grato escuchar al señor rector, quien de manera muy sintética, pero muy clara, ha dado cuenta de los esfuerzos y de los logros que está llevando a cabo esta casa de estudios.

Por eso, para el gobierno de la República resulta muy importante, y a la vez muy gratificante, el ser parte importante de este esfuerzo que la nación está llevando a cabo, para que más y más jóvenes mexicanos puedan tener acceso a la educación superior en nuestro país.

Estamos viviendo una época en la que el conocimiento es un factor decisivo y definitorio del avance de las personas, del avance de las comunidades, del avance de las naciones.

Siendo ese el caso, es muy importante que México siga avanzando en lo que a educación superior se refiere.

En estos años todos hemos desplegado un enorme esfuerzo.

No obstante las circunstancias económicas especiales que ha vivido México, el gobierno de la República nunca ha dado pasos atrás en su apoyo a la educación superior de nuestro país.

Por el contrario, en estos últimos cuatro años y medio ha crecido el apoyo a las universidades públicas de México; se han multiplicado los institutos tecnológicos de educación superior; hemos aumentado el número de universidades tecnológicas que han probado ser una opción verdaderamente buena para jóvenes que aspiran a tener educación superior, pero que también quieren tener una educación que les asegure su ingreso al mercado laboral. En esta tarea no nos podemos detener.

Por eso es tan importante lo que está haciendo la Universidad Autónoma de Hidalgo.

Por eso es también tan triste lo que está pasando en la Universidad Nacional Autónoma de México.

Hace un rato un campesino muy humilde, a la salida del acto de la Alianza para el Campo, al que acudimos el señor gobernador y yo, con un rostro al mismo tiempo de tristeza, y yo diría que hasta de coraje, me dijo: -Señor Presidente, hoy se inician las clases en todo el país. ƑCuándo se van a iniciar las clases en la Universidad Nacional de México?

Yo quisiera ser la persona que tuviera en sus manos, de manera exclusiva, la solución de este problema.

Estoy consciente, como prácticamente la totalidad de los mexicanos que quieren a México y que quieren la educación, que con tanto trabajo han forjado tantas generaciones de mexicanos, que sabemos que nuestra universidad ha venido sufriendo un grave atropello, ha venido sufriendo un terrible acto de barbarie posiblemente por personas que en su origen piensen que están haciendo algo bueno, pero que en la práctica y en la realidad están cometiendo una grave atrocidad con uno de los activos más valiosos de nuestra patria: nuestra educación y nuestra Universidad Nacional.

Como lo he sostenido desde el inicio de este problema, el gobierno de la República ha estado a disposición de la comunidad universitaria para hacer aquellas cosas que coadyuven a la solución de este problema; pero este es un problema que, antes que nada, tiene que ser resuelto por los universitarios.

Son los universitarios a quienes corresponde, antes que a nadie, defender su casa de estudios, y cuando hablo de defender no estoy sugiriendo una connotación de enfrentamiento.

La universidad es la casa de la tolerancia, es la casa de la inteligencia, es la casa de la racionalidad.

Y esos son los medios, pero sobre todo la voluntad, que en primer término deben usar los universitarios para defender y recuperar su casa de estudios.

El gobierno de la República no abdica, no renuncia a ninguna de sus responsabilidades, pero el gobierno de la República sabe muy bien que el pueblo de México no quiere un gobierno represor, no quiere un gobierno arbitrario, no quiere un gobierno autoritario.

Las épocas en las cuales problemas como este se resolvían con la fuerza bruta, a veces con la fuerza irracional del Estado, son épocas que no van a volver a nuestro país.

Ningún grupo de presión, ningún conflicto, volverá a este gobierno un gobierno represor.

Soy alguien que le tocó vivir de manera muy cercana, muy directa, los acontecimientos que a fines de la década de los 60 traumatizaron y todavía dejan huella en la conciencia de los mexicanos.

Por eso, aquellos que han venido haciendo cosas para provocar la represión, pensando que esto será bueno para su causa política, les podemos decir desde ahora que su intención será una intención frustrada.

El gobierno de la República está al lado de la Universidad, pero el gobierno de la República no utilizará los métodos que algunas de esas personas, con una intención política absurda, están pretendiendo lograr.

El gobierno de la República ha actuado en este asunto, llamando al diálogo, tratando de coadyuvar, tratando de acercar a las partes.

El gobierno de la República está dispuesto a hacer más, mucho más para la solución de este conflicto.

El gobierno de la República y yo como Presidente de la República, reitero, no renuncio a ninguna responsabilidad de ayudar a la solución de este conflicto.

Pero como el gobierno de la República no es un gobierno represor, porque el pueblo no quiere un gobierno represor, el gobierno de la República establece condiciones claras para poder intervenir de manera más directa en la solución de este conflicto.

En primer lugar, el gobierno de la República señala que cualquier acto tiene que estar fundado en derecho, pero existe otro requisito fundamental, y ese requisito es el sustento democrático.

El gobierno de la República, pues, está dispuesto a seguir apoyando en la solución de este conflicto, pero cualquier acción del gobierno de la República tiene que tener dos sustentos muy claros: el sustento de la legalidad y el sustento de la movilización democrática de los universitarios.

No puedo dejar de señalar con cierta tristeza que no han sido la mayoría de los estudiantes, no han sido la mayoría de los maestros, no han sido la mayoría de los académicos de la universidad, los que han dado el paso adelante para defender a su institución con las armas de la inteligencia, con las armas de la racionalidad, con las armas de la democracia.

Y por lo mismo, el gobierno de la República establece claramente, como requisito para hacer esfuerzos adicionales en la solución de este conflicto, que se manifieste la voluntad democrática de los universitarios para defender, para recuperar a su universidad. Lo tienen que hacer pensando, primero que nada, en ellos mismos. Lo tienen que hacer, primero que nada, en los jóvenes que en los próximos años, en las próximas generaciones, estarán reclamando recibir su educación superior de nuestra universidad nacional.

Lo tienen que hacer pensando en nuestra patria.

Lo tienen que hacer como un acto de dignidad universitaria.

El gobierno hará su parte, pero los universitarios tienen que hacer la suya.

Muchas gracias.