Bersuit, Café Tacuba y Molotov, la otra cara del boom latino, en LA
En el territorio de la raza, nada de mexican time; concluyó el Watcha tour
n "Tocar en Dallas, San Antonio, Houston, El Paso, fue como tocar en Monterrey": Control Machete n En septiembre llegará a México la gira Molchete and The Valderramas
Alejandra Dupuy, enviada, Los Angeles, Cal. n Atrás quedaron dos semanas de tocadas en nueve ciudades, con un raro comienzo en Pompano, Florida, entre calor, mosquitos y fallas técnicas. Ahora viene la fiesta de graduación de las bandas que con el Watcha (échale un ojo) tour recorrieron durante dos semanas el sur de Estados Unidos, para intentar mostrar otro sonido latino, "más underground, del rock y el hip-hop", según lo organizadores de la gira, los productores de The warped tour.
Chavos latinos, en su mayoría menores de 25 y con el obligado look streetwear de pantalones holgados, se dejan llegar lentamente este soleado domingo 15 al Teatro Griego, un espacio al aire libre pero con butacas numeradas, al cual ingresan previo desembolso de entre 20 y 40 billetes de los verdes. Son las 4 de la tarde: los raperos de Latin Frozz, la Chris Perez Band (cuyo líder tuvo que cargar durante toda la gira con el fantasma de su difunta esposa Selena, especialmente en Texas, donde no faltaron quienes lo abuchearon y coreaban el nombre de la estrella), y las angelinas Unión 13 y Viva Malpache se turnan en un escenario giratorio que no deja sin música ni un minuto al personal, con la tarea de calentar los motores en un teatro semivacío.
Dos horas después, parte de los 6 mil asientos todavía siguen desocupados y unos pocos se atreven a sacudirse. Vienen los argentinos Todos Tus Muertos y Bersuit, y aunque el ambiente aún bandea entre la inmovilidad y el ambiente de pic nic preparatoriano, la cosa parece entrar un poco en calor con la llegada de más gente. Los primeros, fogueados en la movida underground porteña de los ochenta, son ya bastante conocidos por el personal, mientras los Bersuit lograr sacudir con su éxito Sr. Cobranza y aprovechan para dar a conocer sus otros temas, mezcla de rock, tango, rap o folklore.
Las siete y comienza a caer la noche cuando la cerveza deja de venderse y aparecen los boricuas de Puya, nombre que recibe en Puerto Rico un café bien fuerte y sin azúcar, de esos que despiertan a los muertos. Así nos despertamos también todos en uno de los pocos momentos de verdadera locura con la gente empujándose hasta el escenario para el slam tan esperado.
Pero lo bueno dura poco, dicen, y un ejército del staff de seguridad permite quedarse a un puñado frente al escenario y envía por las buenas o las malas al resto a sus lugares, incluyendo a la fotógrafa de La Jornada. De todas maneras, para Christian, un angelino hijo de mexicanos que dijo tocar en la "muy marginal" banda Beto Bota la Pelota, todo está "de lo mejor", y ningún miembro de la seguridad le arranca la sonrisa.
La audiencia, que ya llena más de las tres cuartas partes del lugar, queda calientita para los Illya Kuryaki and The Valderramas, quienes enganchan al auditorio con su sutil tema Cool o.
Esta vez el escenario giratorio se hace esperar unos minutos, quizá para aumentar la expectativa de la raza que viene por Control Machete, Molotov y Café Tacuba. "A ver, señores, quiero ver a toda la gente, así que prendan todas las luchas. šLight!", exigen los regiomontanos de Control tratando de sacar de las penumbras a quienes no están en platea.
A estas alturas, la raza enarbola sus banderas mexicanas y una que otra del EZLN, mientras corea con euforia los temas, unos más macheteros y otros más control, entre ellos el nuevo Sí, señor, del nuevo disco que para los entendidos es más conceptual, propositivo e intelectual. Para esta cronista, en todo caso, la madurez del trío se revelaría en su vestimenta: ya no son englutidos por sus pantalones.
Para la banda, que fue una de las que platicó más gustosamente con la prensa, la arrancada en Pompano, cerca de Miami, fue lo más duro, "pero mágicamente en Texas todo comienza a cambiar y se empieza a crear una atmósfera de conv ivencia muy interesante con todas las bandas ... tocar en Dallas, San Antonio, Houston, El Paso, fue tocar como en Monterrey". Especialmente porque mucha banda de esa ciudad no tuvo empacho en cruzar la frontera sólo para verlos y no esperar hasta septiembre, cuando se presentarán en México junto con Molotov y los Illya, en la gira Molchete and The Valderramas.
Quizá porque aquí son casi todos de origen latino (al igual que la mayoría de los medios de prensa que cubrieron la gira, con la excepción de algunos pocos medios estadunidenses, entre ellos Spin o CNN), cuando llega Fishbone, el único grupo que cantó totalmente en inglés, el entusiasmo se toma un receso; los aplausos son, digamos, cordiales, y no falta el descolgado con su "habla español, cabrón".
La euforia regresa con Café Tacuba, que con No controles pone a todos de pie y así los mantiene en una impecable media hora en la que destacó un arreglo de violín y huapango en Ojalá que llueva café.
Muchos quieren lanzarse de nuevo al ruedo, pero las playeras anaranjadas de los de seguridad se han multiplicado a la velocidad de Gremlins tras el desborde de Puya.
La gente pide más, pero el escenario, puntual como reloj suizo al término del set, comienza a girar para dejar ver a uno de los grupos más aclamados en esta jornada: es Molotov abriendo con su Rap, soda y bohemia, llevando a todo el mundo a dejar sus asientos --siempre bajo rigurosa vigilancia, aunque esta vez se nos permitió acercanos un poco más al escenario--, para cerrar con otra de sus lindas canciones, Puto, acompañados en gran final gran por los Machete, los Puya y los Illya.
Al parecer satisfechos y exhaustos, los chavos ensayan un tímido "ooootra", pero esto se termina cuando se acaba, señores, y una ordenada retirada comienza a la hora anunciada, poco después de las diez de la noche. Aunque Los Angeles es territorio de la raza, nada de mexican time.
Así se cierra el Watcha tour, que logró reunir por primera vez bandas mexicanas, argentinas y latinas locales para, según algunos, mostrar aquí la otra cara de un boom latino en el que dominan la Rickymanía y los sonidos gruperos, melódicos y tropicales. Pero no se asusten, estadun idenses, que este lado no es tan oscuro, sobre todo cuando los mensajes provocadores ya no llevan obligatoriamente a la revuelta y han demostrado tener una enorme capacidad de venta.