Cubana de redondeces y sueños platónicos


Celia Cruz y Tongolele, en la presentación del cd de Niurka

Arturo Cruz Bárcenas n ƑCanta bien? La pregunta se repetía entre varios asistentes a la presentación del disco de la cubana Niurka, Alcatraz, con temas de la inspiración del maestro Luis Demetrio, en el galerón del Salón 21, el pasado miércoles 18 de agosto.

Niurka es una cubana de tez blanca que no sabe sus medidas corporales, "nunca me ha interesado eso", lo cual no puede creerse tan fácilmente. La cita para la presentación del primer cd de la curvilinea fue a las ocho de la noche. Apareció ya cerca de las 10. Y ya fue imposible dejar de verla. ƑCómo dejar de apreciar los contorneos, los movimientos de pantera blanca, la boca como haciendo mollejitas, instando al beso, a morder los labios carnosos, de rojo carmesí?

--Está bien buena, Ƒverdad? --dijo entre suspiros una asistente.

Los cuatro ángulos se hacían chicos para esa mujer que recibía el alto honor de ser amadrinada, nada más y nada menos, que por la reina del trópico Celia Cruz, la voz de las voces de la sabrosura, mi negro color de llanta. "Y estoy aquí y me pongo al servicio de esta niña, de aquí en adelante. šY... azúcar!", dijo la intérprete de El yerberito.

Ya con Celia hubiera sido más que suficiente para que el evento tuviera trascendencia. Pero no, en el colmo de la ayudita a la exuberancia isleña hecha mujer de platónicas proporciones, también Yolanda Montez, Tongolele, estaba en la mesa de honor, presenciando el show-case dispuesto para que los representantes de los medios de comunicación anotaran-notaran con sus ojos de doctor Mabuse, aquel movimiento en el espacio.

"Va comenzando, es joven, tendrá que seguir superándose, pero sí, sí me gusto su actuación", expresó la neta de la neta en eso de bailar, materia en la que Niurka da sus primeros pasos.

--Señora Yolanda, para usted, con tanta experiencia en estas lides, Ƒqué determina el éxito o fracaso de artistas que, como Niurka, son lanzadas al ruedo con todo el apoyo de su disquera, con bombo y platillo?

--Eso sólo el tiempo y el público tienen la respuesta. Nadie más.

Unos guaruras, de esos que llaman espantapájaros, imponían su presencia y hacían a un lado al grupo de fotógrafos que buscaban el mejor ángulo de esas redondeces, la mejor sonrisa de ese rostro pleno de vida, brillante, joven, carne fresca para los buitres, zopilotes que con ojo de águila no perdían detalle de esas nalgas jugosas y, a la vista, sumamente firmes.

La suave tela de ese vestidito negro resaltaba un talle de halarido. Los caballeros las prefieren Ƒrubias?, šno importa el color! Siempre y cuando prometan, muestren, enseñen, denoten, connoten, esa cachondería que Sabina exige de una mujer en la cama. Ya habrá tiempo para que demuestre que es una dama.

Los casados que iban acompañados de sus respectivas hacían como que no pasaba nada. Pero ojos les faltaban. De repente una sonrisita nerviosa, hipócrita y por aquí y por allá miraditas cómplices.

Sale Niurka por enésima vez. Carga una jaula e interpreta una rola que refiere un pajarero. Alza los brazos, los nacarados brazos, y... "se rasuró todita; se ve que está bien lisita", dice uno que ya de plano no se aguantó las ganas de decir lo que muchos reprimían por miedo a un pellizco.

--Niurka, una última pregunta... Ƒqué te merece el haber sido amadrinada por Celia?

--La verdad, es un gran honor y...

--šYa, queremos un autógrafo!

--Compañero periodista, deja sentar en ese lugar a Juan...

--ƑCuál Juan?

--A mí, Juan Osorio (su novio).

--Pásale, y felicidades, šsuertudo!

--šGracias a Dios!

--Por fin, Ƒcanta bien? --se vuelve a preguntar por aquí y por allá.

--Ejem, ejem. ƑCon play-back?