* Crece la red de intereses comunes entre banqueros y empresarios
Prácticamente diluida la barrera entre capital financiero y económico
* Concentran en sus negocios activos equivalentes a casi 30 por ciento del producto interno bruto
César Martínez Aznárez y Roberto González Amador/II y última * En un lapso tan breve como siete años, la barrera que separaba a las grandes empresas industriales y comerciales de las firmas bancarias ha caído, en un fenómeno que constituye la reanudación de una tendencia que prevalecía hasta antes de la nacionalización de la banca en 1982.
En un proceso que inició con el término de la reprivatización bancaria, concluida en 1992, los intereses de banqueros, industriales y empresarios de los servicios se han ligado para crear un entretejido de negocios que se extiende a todas las ramas de la actividad productiva, hasta crear una gran red que detenta activos por un monto equivalente a casi 30 por ciento del producto interno bruto (PIB).
El entramado es complejo, y la estrecha relación entre banqueros y empresarios ha alcanzado niveles de integración que escapan a la regulación de las autoridades.
Así como los banqueros mexicanos que encabezan las 10 principales instituciones de crédito del país han logrado integrarse como miembros de los consejos de administración de 26 de las mayores firmas comerciales, industriales y de servicios del país, los propietarios de estas empresas han sido correspondidos al ser invitados a formar parte de los consejos de esas mismas instituciones financieras, según se desprende de información pública obtenida en la Bolsa Mexicana de Valores.
La red de negocios tejida por banqueros y empresarios detenta, en conjunto, activos por un billón 133 mil 617.4 millones de pesos, de acuerdo con cifras a diciembre de 1998, cantidad que equivale a 29.56 por ciento del PIB del año pasado.
De esa cantidad, 87.5 por ciento está representada por el valor de los activos de las firmas en las que los 10 principales banqueros mexicanos son miembros de los consejos de administración, y el resto corresponde a los activos de ese mismo grupo de bancos que tienen como socios a los empresarios, indica la información.
La integración que permite a los banqueros ocupar lugares de privilegio en los consejos de administración de las compañías privadas y, del mismo modo, a los mayores accionistas de éstas ser consejeros de los bancos representa un tejido de intereses que mezcla el capital financiero con el industrial y de los otros servicios, que ha borrado la línea divisoria entre ambos sectores.
Se trata de una red que deja fuera a sectores económicos de menor tamaño y que ya ha comenzado a generar conflictos de intereses.
En el informe sobre las operaciones del Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa) entregado a la Cámara de Diputados el 19 de julio pasado, el auditor canadiense Michael Mackey se refirió a este punto, al tiempo que estableció que no pudo obtener información del gobierno para esclarecer la forma en que los bancos dieron créditos a empresas de las que son socios y que después pasaron a formar parte del rescate bancario.
"En México, un sector relativamente pequeño de grupos económicos, aproximadamente de 10 a 12, son responsables de una parte muy importante de la actividad económica. Estos operan típicamente a través de varias compañías en diversos sectores, incluido el financiero. Adeudan cantidades importantes a los bancos que participaron en los programas del Fobaproa y muchos de ellos tienen o tuvieron participación accionaria en ciertos bancos revisados".
Mackey encontró que 42 mil millones de pesos en créditos no cubiertos que pasaron al Fobaproa -y que forman parte del rescate bancario- correspondieron a transacciones "en las que los bancos otorgaron financiamiento a partes con las que tenían alguna relación o afiliación".
Algunos de los grupos empresariales considerados por Mackey también se beneficiaro del Fobaproa al transferir a ese fondo parte de sus deudas corporativas.
En el consejo de administración de Banamex, la principal intermediaria financiera del país, figura Claudio X. González, también consejero de Banco Inbursa (Carlos Slim), principal accionista de la papelera Kimberly Clark e integrante de los consejos de Alfa (industrial) ECE (restaurantes), Grupo Carso (industrial y comercial), Grupo Industrial Saltillo, Grupo Modelo (cerveza), Teléfonos de México y Televisa. También fue asesor personal del ex presidente Carlos Salinas y dirigente del Consejo Coordinador Empresarial.
También miembro del consejo de administración de Banamex, Antonio Madero Bracho, principal accionista de la minera San Luis, es consejero de Inverlat y Banca Quadrum, así como de Alfa, Celulosa y Derivados, ECE, Grupo Acción, Grupo Industrial Durango, Grupo Industrial Saltillo, Grupo Posadas y Seguros Comercial América.
Otro consejero de Banamex, Daniel Servitje, es miembro de la familia propietaria de Bimbo.
Valentín Díez Morodo, consejero de Banamex, figura en los consejos de administración de Grupo Modelo, Kimberly Clark, Pepsi Gemex, Minera San Luis y Seguros Comercial América. Otro consejero de Modelo, Antonino Fernández, también lo es de Banamex.
En el mismo banco figura como consejero Juan Diego Gutiérrez Cortina, principal accionista de Grupo Gutsa (construcción), Elektra y Seguros Comercial América.
Del mismo grupo financiero es consejero Germán Larrea Mota Velasco, consejero en el Grupo México (minera), Televisa y Banco del Atlántico (en proceso de fusión con Bital).
Bernardo Quintana Isaac, consejero de Banamex, es accionista de Ingenieros Civiles Asociados, Cementos Mexicanos, Grupo Carso, Inbursa y Telmex.
Lorenzo Zambrano Treviño, además de Banamex, es consejero y principal accionista de Cementos Mexicanos, Compañía Industrial de Parras (textil) y de Televisa.
En el mismo banco figuran como consejeros Pablo Escandón Cusi (consejero en Nacional de Drogas); Angel Losada Moreno (Grupo Gigante y Telmex) y Enrique Molina Sobrino (Pepsi Gemex y Consorcio Azucarero Escorpión).
En el caso de Bancomer, uno de sus consejeros es Dionisio Garza Medina, principal accionista de Alfa e integrante de los consejos de Cemex, Celulosa y Derivados, Vitro y Seguros Comercial América.
En Bancomer es miembro del consejo de administración Roberto Servitje Sendra, presidente de Bimbo y consejero en Fomento Económico Mexicano, la principal embotelladora del país.
Enrique Hernández Pons, consejero de Bancomer, integra también los consejos de administración de Herdez, de la que es presidente, Aerovías de México, Cintra (controladora de las dos principales líneas de aviación del país), Industrias Peñoles y Mexicana de Aviación.
También en este banco figuran como consejeros: Alberto Bailleres (Palacio de Hierro, Peñoles y Desc); David Peñaloza (la constructora Tribasa, Banco del Atlántico y Grupo Financiero Interacciones); Javier Robinson Bours (Bachoco) y Francisco Arroyo (Fragua y Banco Industrial).
Serfin, el tercer banco del país, fue intervenido por el gobierno el 8 de julio pasado. Entre sus consejeros estaban: Adrián Sada (Vitro, Alfa, Bufete Industrial); Dionisio Garza (Bancomer); Isaak Saba (Kosa, Inbursa y Promex Finamex); y Santiago Clariond Reyes Retana (IMSA).
Otros casos similares son los de Fernando Senderos Mestre, consejero de Banco Santander Mexicano, así como de Desc (de la que es presidente), Alfa, Kimberly Clark, Industrias Peñoles, Grupo Posadas y Televisa.
En Inbursa, de Carlos Slim, figuran como consejeros: José Antonio Chedraui (cadena Chedraui); Claudio X. González, Bernardo Quintana Isaac e Isaac Saba.
Para el caso de Banco del Atlántico, tiene como uno de sus consejeros a Germán Larrea (Banamex, Grupo México y Televisa) y David Peñaloza, de Tribasa.
En el Banco Bilbao Vizcaya está como consejero José Madariaga, al igual que en Grupo Martí.
En el consejo de administración de Banorte figuran también Carlos Hank Rhon (Interacciones) y Eugenio Clariond Reyes Retana (Celulosa y Derivados, Cintra y Grupo Industrial Saltillo).
La red de intereses empresariales tejida entre banqueros e industriales es tan extensa, que el 4 de agosto pasado John Reed, presidente de Citigroup, consideró que los recursos que necesita el sistema bancario nacional para capitalizarse (estimados en siete mil millones de dólares) "están en manos de los propios mexicanos", en los grupos económicos vinculados con las instituciones de crédito.