El debate de la
UNAM
Educación de lujo,
nueva mercancía (*)
La lógica en marcha: "Una enseñanza de lujo toma sus distancias a la vista de un servicio público cada vez menos competitivo; los muchachos de esas elites son cada vez mejor formados ahí y cada vez más apartados de otros grupos sociales". ƑMéxico? No, Europa en un texto elaborado por una comisión presidida por Jacques Attali, con una conclusión demoledora: "Si esa evolución, aún balbuceante a la escala del planeta, debiese concretarse, en Francia barrería todos los cimientos de la República. La igua dad de acceso al servicio público de la enseñanza, que es uno de los mayores principios, no sería garantizada más. Francia en su naturaleza misma sería invalidada en consecuencia"
El desarrollo y la calidad de vida de una nación dependerán de sus niveles cultural y científico, los que a su vez estarán relacionados, en gran parte, con la enseñanza superior.
En Europa, como en cualquier parte del mundo, la enseñanza se confronta con tres grandes problemas: el crecimiento de la demanda de conocimientos, la diversificación de las disciplinas a enseñar y el encarecimiento de la educación.
En todos los países y en todos los aspectos de la actividad humana se ha puesto en movimiento un proceso de mundialización del mercado, cuya dinámica es esencialmente positiva en muy numerosos sectores de la actividad humana. Si ésta fuera aplicada a la educación, ella conduciría a la puesta en marcha de un modelo mundial de enseñanza superior estandarizada, en el cual se borraría el Estado, y el mercado modelaría los cursos y las carreras.
En ese modelo extremo, que no está sino en gestación, las universidades se volverían como empresas a la busca de "clientes" ųde alumnos solventes sin distinción de nacionalidadų y en competencia en el mercado mundial para extraer los mejores "factores de producción" ųlos profesores y los financiamientosų, a fin de maximizar sus "ganancias", es decir, sus medios de desarrollo.
En ese modelo (en el que la enseñanza superior dejaría de ser una carga para la colectividad y pasaría a ser una fuente de beneficios para las empresas), la emulación y la competencia jugarían a todos los niveles. Los estudiantes tendrían que financiar sus estudios por sí mismos, con los recursos de sus familias, endeudándose con la banca e incluso en los mercados financieros, que invertirían en los estudiantes promisorios, como lo hacen hoy en las empresas innovadoras.
En los países donde tal evolución llegase a su término, es decir, ahí donde el mercado rigiera la enseñanza superior, su presupuesto disminuirá, dado que no tendría en cuenta las necesidades colectivas, sino sólo la demanda privada solvente. Se estará en presencia, como en todo mercado de bienes de consumo, de una distinción creciente entre productos de escala superior y productos de masa.
Es decir, de una jerarquización por el dinero de la oferta de enseñanza superior. Arriba, polos de excelencia atrayendo, sobre la base de una selección muy severa, a los estudiantes de calidad y solventes, los capitales y los maestros, venidos del mundo entero. Abajo, una enseñanza de masa, más o menos correcta, cada vez más mal financiada. Así se verán acumularse, de generación en generación, las experiencias culturales del grupo social privilegiado, y agravarse las desigualdades frente al saber.
Además, sólo los mejor formados tendrán entonces acceso a las nuevas tecnologías, que transformarán la naturaleza de los conocimientos y los modos de enseñanza. Se verá a las universidades deshacerse de algunas de sus misiones de investigación básica ųaquellas que no podrán atar o contraer vinculaciones con lo privadoų, eliminar las enseñanzas de disciplinas muy costosas y sin desembocaduras inmediatas, y depender cada vez más para sus actividades no rentables del mecenazgo más o menos desinteresado. En algunos países, los sistemas de bolsas ųo al menos una asistencia a los jóvenes de medios desfavorecidos para permitirles encontrar trabajo durante sus estudiosų compensarán, al menos en parte, lo que ese sistema tendrá de extremadamente desigual.
Esta lógica ya se encuentra en marcha en numerosos países: una enseñanza de lujo ųcostosa, excepto para algunos estudiantes señalados entre los mejoresų toma sus distancias a la vista de un servicio público cada vez menos competitivo; los muchachos de esas elites son cada vez mejor formados ahí y cada vez más apartados de aquellos de otros grupos sociales.
Si esa evolución, aún balbuceante a la escala del planeta, debiese concretarse, en Francia barrería todos los cimientos de la República. En particular, la igualdad de acceso al servicio público de la enseñanza, que es uno de los mayores principios, no sería garantizada más. Francia en su naturaleza misma sería invalidada en consecuencia.
Aún no nos encontramos ahí: la mundialización de la economía de mercado, muy benéfica en tan numerosos sectores de la economía, no ha tocado la enseñanza superior francesa. Sin embargo, parece particularmente amenazada por tales perspectivas, pues desde hace mucho tiempo, por razones completamente extrañas a la lógica del mercado, está dividida en dos subconjuntos: universidades y grandes escuelas, distinción que no existe en ningún otro país de Europa y que bien podría preparar y acelerar, si no se está en guardia, la dualidad que porta el mercado.
Para preservar su naturaleza y su cualidad, para prepararse a afrontar esos nuevos desafíos, la enseñanza superior francesa deberá entonces reformarse profundamente y rápido. Esta necesitará ponerse en situación de poder responder a las exigencias de formación en permanencia. Integrar el aporte de las nuevas tecnologías y crear instituciones eficaces y ahorradoras de los recursos públicos. Esta deberá también aceptar una competencia apasionada, una emulación científica y pedagógica entre establecimientos de enseñanza. Será necesario sobre todo reducir el extraordinario abismo que se ha abierto entre los grupos sociales donde los muchachos monopolizan lo mejor de la enseñanza superior, y los otros, que serán cada vez más excluidos irreversiblemente.
Además, la enseñanza superior no sabría seguir un rumbo duradero diferente de aquel de sus socios europeos ni de otras dimensiones de la construcción europea: no se puede tener a la vez una libre circulación de mercancías, de capitales, de personas, de ideas, permitiendo a cada uno ejercer su profesión donde le parezca, y mantener una situación donde incluso no es posible comp arar el valor de los diplomas entregados por las universidades de los países miembros de la Unión Europea, necesarios para el ejercicio de sus profesiones: ahí no podrá haber una Europa del Empleo sin una Europa de la Educación.
Sin uniformar sus sistemas, los países de Europa deberán decidir una suerte de armonización de los cursos y de los diplomas y definir un modelo europeo específico, ni burocrático ni sometido al mercado. El mismo tendrá la talla necesaria para dominar la mundialización y promover sus propios valores en un continente donde fue, por primera vez en la historia moderna, establecida una universidad. b
(Traducción de Rubén Moheno)
(*) Introducción del documento Para un nuevo modelo de enseñanza superior, elaborado por la comisión que preside Jacques Attali, quien fuera asesor de Francois Mitterrand y primer presidente del Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo.
ALARMA POR LA EDUCACION
México no es Francia. Las desigualdades sociales y de ingreso son mayúsculas acá, y en los últimos años no han hecho sino aumentar. México no es Francia, pero acá se estableció la primera universidad de todo el continente, previa a Harvard, a Cornell, a Yale...
La mundialización llegó a Francia, llegó a México, llegó a todos los rincones de la vida donde muchos, sin duda, disfrutan las ventajas de adquirir en la tienda de la esquina los genuinos productos Calvin Klein. En tanto que otros, no es menos cierto, deberán transportar sus tambos vacíos para adquirir agua si es que se proponen, aunque sea, enjuagarse los genitales una vez al día. Y esa agua, obediente a las leyes del mercado, tendrá un precio que crecerá en proporción geométrica a la distancia recorrida. Dijo un gran autor: "Es asombrosa la cantidad de dinero que puede hacerse con los pobres entre los pobres con un poco de ingenio".
Y las catedrales, y las universidades y el petróleo, Ƒpor qué habrían de escapar a los cálculos de "la tasa interna de retorno de la mundialización"? Bien mirado, incluso los panteones ocupan terrenos valiosos que podrían ser aprovechados para la construcción; para los modernos "desarrollos inmobiliarios", para los grandes Malls.
Pero ahí están, también, los panteones de la fama tecnocrática de donde, se dice, surgen nocturnos los zombies. Zombies como el señor que abdicó de su origen y que nunca, de nada, fue ni será rector; no obstante que, tenaz, perdura en su fantasmal representación; no obstante que perdura, tenaz, en la agudización de un conflicto no exento de violencia en la universidad.
Si los universitarios tenían que pagar por su educación, Ƒno sobran cerebros en la universidad que los organizaran para que pudiera pagar?
Además, debemos contar, por otra parte, con la contraparte del no-rector: con los sempiternos abogángsters (cuyo alumno y maestro y prohombre fue y es el legendario Piri Payán) que han parasitado y parasitan la universidad; como los carrujeros de las Islas; como esos "estudiantes" con más de treinta años de paleolítica militancia en la misma facultad, cursando la misma licenciatura, cobrando en las mismas ventanillas de los mismos sótanos. Todos esos habrán, me temo, de perdurar en su existir fantasmal. Existir que ni un zombie, en su irresponsabilidad, podía ignorar. Cosas de las universidades, de la desvergüenza, de la mundialización.
Pero el mayo francés fue prácticamente limpio en pérdidas humanas, en tanto nosotros aún recordamos nuestros muchos muertos.
Ahora es el momento de abandonar esa existencia fantasmal, de abandonar el cargo; abandonarlo, después de concertar un acuerdo que deje sin chances a la fauna paleolítica de uno y otro y otro y otro bando. Es decir, el momento de mostrar espíritu universitario y dejar de causar dolor a la matriz de todas las universidades mexicanas.
No hay que olvidar que la lengua italiana, tan sólo a un lado de la francesa, nos ha aportado una palabra tan bella como dura: defenestrar, verbo que ni los zombies ni ellos mismos pueden ignorar.
(Rubén Moheno)
Que no se escuche sólo a los antagónicos
Un grupo de académicos e investigadores de la UNAM trabaja desde hace unas semanas en una "campaña en defensa" de la universidad, a partir de la idea de que la sociedad no sólo debe escuchar a "los antagónicos", es decir, las autoridades y el Consejo General de Huelga, pues "no son los únicos interlocutores".
El argumento que esgrime es: "Los cambios que requiere la UNAM pueden ser inteligentemente discutidos por los universitarios, pero sólo en un marco de normalidad y respeto".
Los ejes de la acción de este grupo son la "defensa de la universidad académica" y el convencimiento de que el estado actual del conflicto "atenta contra la existencia" de la institución.
Masiosare charló con tres integrantes de este grupo: el doctor Pedro Morales, del Instituto de Geología, quien tiene una carrera de 35 años en la UNAM; el doctor Claudio Delgadillo, del Instituto de Biología, y el maestro en sociología Salvador Alvarado, de la Escuela Nacional de Trabajo Social.
Las opiniones vertidas por los tres universitarios son una muestra de la diversidad de posiciones que existen en la UNAM.
Aquí presentamos extractos de la charla.
La salida del conflicto
Claudio Delgadillo (CD): "Es tiempo de que dejemos el miedo de qué es lo que puede pasar si entra la fuerza pública a la universidad. Los peligros están ahí, siempre han estado, pero en algún momento la autoridad va a tener que tomar decisiones que no son populares o que pueden ser peligrosas y dolorosas. Hay dolores que se necesitan para tener nacimientos, como el parto".
Pedro Morales (PM): "Pese a la mejor propuesta que se tiene, otra vez hemos sido retomados y capturados por un miedo a una confrontación, sólo que ya tenemos 120 días de confrontación".
Salvador Alvarado (SA): "Queda claro que en el seno del CGH hay grupos que apuestan por un mayor endurecimiento y por una salida de fuerza. No podemos seguir esperando y esperando, porque la institución con todos los académicos corre el riesgo de desaparecer. Y ese es un costo que la sociedad no puede pagar. Habrá que tomar medidas, no sé de qué magnitud".
La rectoría
PM: "(Las autoridades) han actuado desde el único punto de vista posible para una autoridad académica, que es la defensa de la universidad académica".
CD: "El rector no es la máxima autoridad de la universidad. Si desde la Presidencia de la República se da la indicación de que esto tiene que resolverse por la vía del diálogo, por muy rector que sea va a tener que obedecer la indicación... Entonces, si el rector actuó de manera tibia, no necesariamente es su culpa".
SA: "Es muy difícil iniciar un proceso de diálogo cuando de antemano asumo que hay seis puntos que son innegociables. El rector como representante de la institución apostó por la razón y eso tienen un costo, y creo que estaba muy acotado".
El financiamiento
PM: "No hay una imposición de una cosas así, etéreas, como el Banco Mundial. Simplemente, como responsable de una institución tienes que decir: 'maestros, tenemos que mejorar académicamente o nos lleva la fregada'".
CD: "Cuando no se tienen recursos hay que improvisar. Es tiempo de que esta universidad tenga los recursos suficientes y que también los individuos que recibimos la educación dentro de las aulas universitarias, reconozcamos el hecho de que la educación cuesta... Necesitamos contribuir a esa misma institución con una pequeña compensación para poder exigir una mejor educación".
PM: "Hay falta de solidaridad social. 'A mí me lo dan todo sin que yo ponga un quinto'. El presupuesto unversitario fue recortado y que se le dio mucho menos de las cantidades que debieron ser. Y la universidad solamente está sufriendo las consecuencias .
La propuesta
de los eméritos
SA: Es lo único que tenemos para encontrar una salida negociada, una salida en la que no haya vencedores y vencidos, sino que la universidad salga fortalecida. Si la preocupación por reformar a nuestra universidad de los compañeros del CGH es real, la propuesta de los eméritos abre una puerta para que estos asuntos se puedan discutir con la participación de todos los sectores de la comunidad... No creo que la universidad haya estado detenida. Hay numerosos ejemplos. La propuesta de los eméritos nos permite retomar algunos puntos que son trascendentales para la vida de la universidad y que permitiría convocar a otros muchos actores...".
PM: Hay muchas cosas que hay que arreglar en la universidad, igual que en los partidos políticos, en el Fobaproa, cada una de esas cajitas de Pandora hay miles de cosas que arreglar y actualizar. La universidad no es el único y exclusivo lugar donde haya que hacer reformas... y no vamos a resolver todo de la noche a la mañana.
(Daniela Pastrana y Arturo Cano)
ƑLos canadienses son ultras?
"Una política suicida para el país", dice Jaime Torres Parés, profesor del Colegio de Académicos de Filosofía, cuando habla de los "criterios eficientistas" que han regido los cambios en la UNAM durante los últimos 12 años.
Algunos de esos cambios han estado regidos por la tesis de que se necesita disminuir la matrícula para mejorar el nivel académico. La universidad de masas, dicen los promotores de esta política, es una propuesta demagógica. Torres Parés replica: "Los canadienses deben ser populistas ultraradicales, porque el ciento por ciento de sus jóvenes tiene acceso a la universidad".
"Todo depende del país que quieras", lanza Torres. Y explica: Es imposible que limitando el acceso de la población a estudios superiores se pueda tener una sociedad altamente educada. Un país moderno, con un alto nivel cultural y político, sólo puede ser producto de la apertura de oportunidades educativas a una base muy amplia de la población.
Además de partir de una "concepción de darwinismo social", la reducción de la matrícula, dice el académico, es una negación de las características históricas de la UNAM: "La universidad no sólo es un espacio académico, también es un aspecto social. Su riqueza es la pluralidad"
En este sentido, Torres Parés cuestiona la corriente "que supone una contraposición entre lo académico y lo democrático" y que no acepta criterios sociales y humanísticos.
"Eso de que unos somos ideólogos y los otros científicos es sólo un argumento para presentar la idea de que sólo los funcionarios pueden decidir. En el fondo, los científicos son mucho más ideológicos, lo peligroso es que no lo asumen".
***
ƑCuál democracia para la UNAM?
Torres explica: "Claro que no hablamos de una democracia electoral. La democracia está en el peso de los actores de la universidad, para eso existen los cuerpos colegiados. Lo que no pueden hacer es decidir en la cúpula una serie de reformas de la universidad y mandarlas a la comunidad a que las cumpla, no somos sus empleados".
De ahí que Torres Parés considere que la permanencia de la UNAM pasa por un cambio en sus formas de gobierno, basado en "un proyecto equilibrado de fuerzas que reduzca el poder de los administrativos".
En la ruta de la transformación de la universidad, el académico encuentra el otro eje en una reorientación de las políticas públicas: "Mientras sigan pensando que los recursos de educación deben aplicarse a otras cosas más importantes no vamos a avanzar".
Los problemas de financiamiento de la universidad deben resolverse desde la perspectiva de que es una institución pública, de carácter social y nacional.
Igualmente, sostiene que entre las alternativas podría estar la creación de nuevas instituciones de educación superior: "La Universidad Autónoma Metropolitana y las escuelas nacionales de Estudios Profesionales son los ejemplos recientes de cómo se resolvió bien el problema".
Cacerolismo y guerra
Ante el conflicto, Torres Parés asegura: "No hay más que dos opciones: o se negocia a partir del planteamiento de los profesores eméritos, o lo que sigue es una exacerbación del conflicto con resultados impredecibles".
Para el académico"la UNAM ha llegado a un punto en el que se transforma o se convierte en una institución de problemas constantes, con una incapacidad de organizarse armónicamente".
Sin embargo, evalúa el profesor, en la división universitaria hay una enorme responsabilidad de las autoridades.
"En los hechos lo que hay es un escalamiento del conflicto, motivado por un edurecimiento del movimiento estudiantil -que ha demostrado poca capacidad de presentar alternativas-, pero también por una conducción errónea de las autoridades que abre la coyuntura para que se refuercen posiciones del cacerolismo".
Abuda: "El Consejo Universitario debería estar constantemente reunido, buscando propuestas de negociación como lo han hecho los profesores eméritos. Y lo que vemos es una pasividad, una actitud de no hacer nada, de dejar que se desgaste el movimiento, que sólo contribuye a ampliar y endurecer el conflicto".
-ƑPerversidad?
-Más bien irresponsabilidad y una falta de sensibilidad escandalosas -dice Torres-. Antes del estallamiento de la huelga, porque hubo una oposición muy fuerte a su propuesta y no se consideró. Y durante el conflicto, porque en vez de atender los orígenes del problema se han conducido como si fuera una guerra.
(Daniela Pastrana)
A nadie se le ocurrirá
Cerrar la UNAM
"Yo no creo en la democratización de las universidades", advierte, de entrada, José Núñez Castañeda, director de la Escuela Nacional de Estudios Profesionales (ENEP) Acatlán.
"La universidad no es una nación, no es una estructura política, ni se puede gobernar así, la universidad es un cuerpo de saber, de investigación y de docencia. Y los problemas del saber, de la investigación y de la promoción de la cultura no son problemas ni de plebiscito ni de votación ni de asambleas".
ƑDónde quedan, entonces, las demandas de estudiantes y profesores, y la propuesta de los eméritos), quienes plantean iniciar un amplio debate de las reformas que requiere la universidad?
"Eso es discurso", dice Núñez. "La necesidad de transformar la universidad está planteada en el Plan de Desarrollo de la UNAM, que fue presentado hace dos años. Pensar que la universidad se dio cuenta de su necesidad de cambio, a raíz de esta huelga es una mentira".
Entre los cambios a los que alude está, sin duda, el asunto de las cuotas, cuyo incremento iba sobre todo dirigido, según Núñez, a establecer el principio corresponsabilidad.
"Que el estudiante entienda que es corresponsable de su propia educación y de su propia institución, en función del privilegio que tiene de haber llegado a los estudios superiores en un país donde sólo15% de los jóvenes tiene acceso a la educación superior".
Núñez acepta que el presupuesto para la educación superior es insuficiente, como sucede también con "la seguridad pública, la vivienda, como muchos otros presupuestos en el país".
Sin embargo, sostiene que la UNAM "no puede seguir siendo una excepción frente al resto de las universidades públicas -donde existen cuotas y son mucho más altas-, cuando es la universidad que tiene el mayor presupuesto por alumno de todo el país".
Guerra civil
El daño está hecho, afirma el director de la ENEP Acatlán, José Núñez Castañeda. "Queramos o no, esta huelga repercutirá en un demérito ante la sociedad del título de la UNAM".
Pero aún hay un peligro mayor: La polarización de la comunidad universitaria. El riesgo real de que la prolongación del conflicto pueda derivar en "una especie de guerra civil universitaria", aventura el profesor.
"Los pleitos que han tenido son la parte visible, pero evidentemente hay fisuras y volver a reconstruir el tejido social, la armonía de la vida universitaria, la tolerancia y la libertad no será fácil".
Pese a ello, el funcionario considera que el cierre de la UNAM está muy lejano.
"Es algo que se ha planteado, sobre todo por los antecedentes de algunos países centroamericanos, pero este caso es distinto. Primero, porque este un movimiento estudiantil sin apoyo estudiantil, y segundo, porque a diferencia de los otros países, la universidad significa mucho para México, en términos de investigación científica y difusión de la cultura, y honestamente no creo que a nadie se le vaya a ocurrir clausurar la investigación científica del país".
El uso de la fuerza pública para retomar las instalaciones es otra historia. "Es un escenario que no se puede descartar, como un caso extremo", dice Núñez Castañeda.
-El uso de la fuerza pública dejaría una herida más profunda en la UNAM, dicen muchos.
-No lo comparto. El estado de derecho implica la posibilidad de aplicación de la ley. Y hablar de que hay una parte de la sociedad en la que no se puede aplicar la ley porque si la aplicas va a haber fisuras, es un contrasentido histórico.
(Daniela Pastrana)