LOS PRECIOS petroleros siguen subiendo, haciendo polvo las "previsiones" oficiales. El precio de la mezcla mexicana de exportación en los últimos días ya duplica la cifra fijada en el artículo cuarto de la Ley de Ingresos, de 9.25 dólares por barril. Por otro lado, luego de declaraciones muy optimistas sobre nuevas reservas, se aclara que las cosas no son ni tan brillantes, ni tan sencillas.
Era previsible que el precio subiera a estos niveles. Hace seis semanas, en este mismo espacio, decíamos, comentando el alza de un precio que estaba poco más de dos dólares abajo del actual, que "si ubicamos este promedio mensual en el comportamiento de más largo plazo, vemos que apenas ahora cruza hacia arriba el precio en torno al cual vimos las principales oscilaciones posteriores a la guerra del Golfo Pérsico". Tan solo el comportamiento histórico muestra que el alza no ha concluido. Pero la de ahora es diferente de la anterior, y por lo menos en cierto sentido el alza es más fuerte que entonces.
Si nos basamos en los promedios semanales de los crudos de referencia WTI y Brent, a partir de principios de 1994 el crudo subió de 14 o 15 dólares por barril, a 24 o 25 dólares a fines de 1996 y principios de 1997. Luego se dio una baja y el alza actual viene desde unos 11 dólares por barril a fines del año pasado y principios del actual, hasta 20 o 21 dólares en las últimas semanas. Mientras que la anterior alza, del orden de 10 dólares, se dio a lo largo de tres años, para otra similar ahora bastaron seis meses. A esta diferencia de cantidad, corresponde una de calidad.
Durante años, sobre todo desde el desplome de precios de 1986, lo que ante todo ha determinado las fluctuaciones de estos precios ha sido el comportamiento de la demanda, a diferencia de lo que sucedió en los anteriores años del "auge petrolero". En éstos, el determinante principal estaba del lado de la oferta, de los exportadores de petróleo. A veces la situación que mencionamos primero se le denomina "mercado de compradores" y a este último caso del auge del crudo se le llama "mercado de vendedores". El anterior ascenso, 1994 a 1996, se apoyaba ante todo en el aumento en la demanda mundial de petróleo. El actual, se basa nuevamente en el de la oferta: los productores de dentro y fuera de la OPEP han logrado un control de la oferta mundial, que no se había logrado en muchos años.
Estamos entonces ante la posibilidad de que, si los exportadores no cometen nuevamente el error de permitir que el precio del petróleo suba de tal manera que haga rentable la incorporación de nuevos productores que saturen el mercado, podremos estar ante un periodo de precios no sólo mejores que los que hemos tenido recientemente, sino más estables.
En cuanto a las reservas, pasada la breve euforia, leíamos en estas páginas, el pasado lunes 16, que el director de Pemex Exploración y Producción informó de los hechos. La primera perforación culminó el 18 de marzo y salieron cinco mil barriles diarios. No está mal, pero tampoco debemos exagerar porque en Cantarell se perforaban, al principio, pozos con 30 y 40 mil barriles diarios. Apenas el año próximo se iniciará un segundo pozo "delimitador", o sea, que se trata de ver hasta dónde llega el yacimiento. Es decir, que no se sabe aún hasta dónde llega ni, por lo mismo, el monto real de sus reservas.
Qué bueno que se perfore, pero no porque vayamos a ser ricos, sino para que no sigan declinando nuestras reservas. En toda la Sonda de Campeche, de donde salen las tres cuartas partes de nuestra producción, las reservas probadas de crudo equivalen ya a sólo 15 años de la producción actual y las de su región suroeste, a cinco años. Las reservas de gas, que es el que impulsa al petróleo hacia el exterior, son respectivamente de seis y cuatro años de la producción actual.
Con los precios altos, Hacienda ya no sabe qué pretextos poner para no devolver el dinero sustraído al presupuesto, al país y al propio Pemex con el pretexto de que el petróleo iba a estar baratísimo. De cara al 2000 y al programa para la elección venidera, es claro que los recursos no deben seguir siendo manejados al arbitrio de unos pocos funcionarios, que ni siquiera se preocupan por que las reservas efectivamente alcancen para el futuro cercano. Debe haber recursos suficientes para esta y otras actividades estratégicas, aunque los funcionarios no se puedan hacer su "guardadito" para el año electoral. *