* Los reporteros tendrán que pedir autorización a la Procuraduría capitalina


Restringen entrevistas con arraigados del caso Stanley

Elia Baltazar * La Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal decidió ayer controlar las entrevistas de prensa con las cinco personas arraigadas por su presunta relación con el asesinato de Francisco Stanley, quienes sólo podrán hablar con los periodistas previa solicitud y autorización de alguna de las autoridades responsables de la investigación.

Esta medida indignó a Mario Rodríguez Bezares, de por sí molesto con la decisión de la juez 15 penal, Beatriz Moreno Cárdenas, quien resolvió prolongar 15 días más el arraigo del conductor de televisión.

Los abogados de Rodríguez Bezares, mientras tanto, decidieron dejar de lado la confrontación con la juez 15 penal y concentrarse en la defensa. Así, ahora revisan minuciosamente los 40 tomos de la investigación para tratar de encontrar aquello que las autoridades no les han informado: los cargos contra el locutor de televisión.

''Habrá que revisar todo para descubrir que aquello está torcido desde la raíz, pues ya contamos con la queja emitida por la Comisión de Derechos Humanos, que avaló las irregularidades de la decisión sobre el arraigo'', dijo Humberto Castillejos, integrante del grupo de abogados que encabeza su padre, Marco Castillejos.

Desde la ventana del hotel San Juan, en improvisada conferencia de prensa que permitieron los policías del Grupo Especial de Reacción Inmediata (GERI), Bezares acusó: ''Están violando todos mis derechos. Desde un principio lo hicieron y ahora coartan mi libertad de comunicación, aunque mi arraigo sólo es de tránsito''.

Bezares argumentó que la PGJDF ha actuado de una manera totalmente irregular. ''No sé qué están tratando de inventar al vincularme con gente que ni siquiera conozco, argumentar pruebas que son falsas, porque yo soy inocente''.

Señalado como presunto autor intelectual del homicidio de Paco Stanley, y a momentos presa de la desesperación, Bezares afirmó: ''No conozco a los hermanos Amezcua. En mi vida he pisado un reclusorio; ni siquiera los conozco por fuera, mucho menos a ese señor, El Cholo''.

En resumen, ''yo no sé qué pretenda la Procuraduría. No sé qué está pasando con las autoridades''.

 

Confía Paola Durante en que

pronto se aclare la confusión

 

''Después de todo lo que ha pasado me da miedo pensar en salir a la calle y que la gente me reconozca'', dice Paola Durante, una joven de 23 años, modelo, madre de una niña de cuatro años y quien ve este momento como pasajero, ''pero quizá definitivo en mi vida''.

Ya sabe el motivo de su arraigo: un hombre que trabaja en el Reclusorio Preventivo Sur, cuyos rostro y nombre desconoce, dijo que es ''la mujer rubia'' que acompañó a Bezares a visitar a los hermanos Amezcua.

Así se lo hicieron saber luego del interrogatorio de tres horas y media del viernes pasado. ''Lo único que me dijeron es que habló de una mujer rubia de acento extranjero a quien la oyó decir que El Cholo no fallaría, pero nunca me describió ni mencionó mi nombre, y aunque soy uruguaya no tengo acento sudamericano, porque llevó más de 15 años de vivir en México, y mucho menos he estado en una cárcel, ni con Bezares ni con nadie''.

A Paola la llevaron el jueves pasado al Reclusorio Sur, con el argumento de que tendría frente a ella al hombre que la señaló. ''Nunca lo vi porque él no quiso salir, pero después me dijeron que sí me había visto de lejos y que me había reconocido'', recordó.

Pasaron seis días para que las autoridades decidieran su arraigo, que cumple desde el pasado miércoles. Ella confía en que la confusión se aclare pronto, ''pero el daño que me han hecho a mí y a mi familia no lo podrán reparar con nada''.

Ha perdido trabajos, contratos que estaban por firmarse. ''Ahora no sé qué pasará con mi vida y si pueda seguir en el modelaje. A lo mejor cuando salga de aquí ya nadie me quiera''.