Néstor de Buen
Una cuestión electoral laboral

HAY QUE RECONOCER que el PRI o, para ser más preciso, algunos priístas muy reconocidos, tienen un claro sentido del humor... negro. Y, desde que juegan a la oposición, dan lecciones de marrulla, de cartas marcadas y otras linduras. La férrea oposición al Gobierno de Cuauhtémoc Cárdenas en el Distrito Federal, hoy ocupada en la organización sindical y la propaganda constante en su contra hacen recordar aquello de š"Ladran, luego caminamos"! que dijo Don Quijote.

Ahora es el IFE, como lo precisa Pablo Gómez en su excelente artículo del jueves intitulado "Ablandar al IFE", el objeto de los combates. Y allí la guerra ha pretendido ser total, pero se encontraron con un Consejo con los pantalones bien puestos que ha colocado a los priístas, con su carga de argumentos legales sin sustancia, en su lugar.

He revisado la Constitución, el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales y el Estatuto del Servicio Profesional Electoral para encontrar respuestas a muchas preguntas. No he quedado nada satisfecho del resultado de mi investigación, no tanto en relación con el famoso problema del contralor intrépido sino a las mañas laborales que esos dispositivos contienen, notablemente discrepantes de las reglas laborales más normales. Y es que el Sagrado Gobierno, cuando se fija sus propias reglas laborales, comete todos los estropicios imaginables con las garantías fundamentales del mundo social.

Muestrecitas: en este mundo de la globalización y de las ciudadanías multinacionales (Europa como maravilloso ejemplo): seguimos con la faenita (chovinismo acomplejado) de exigir la nacionalidad mexicana de origen para ingresar al Servicio Profesional Electoral. La adscripción y readscripción de los trabajadores puede hacerse "considerando las necesidades del instituto y la idoneidad del personal de carrera" con lo que el derecho al puesto vale para lo que les conté. Y el gran remate: todo el personal del Servicio Profesional Electoral será de confianza "y quedará sujeto al régimen establecido en la fracción XIV del apartado "B" del artículo 123 de la Constitución". Esto quiere decir muchas cosas, entre otras, que no tienen estabilidad en el empleo y que pueden ser despedidos como gusten las autoridades, sin responsabilidades ni de reinstalación ni de indemnización. Exactamente como los benditos empleados de confianza de los Poderes de la Unión y del Gobierno del DF. Una de las maravillas de nuestra proclamada justicia social.

Hay, por supuesto, los órganos centrales del IFE, a saber, el Consejo General, la Presidencia del Consejo General, la Junta General Ejecutiva y la Secretaría Ejecutiva sin que, por cierto, aparezca por ahí algún contralor. Pero en la misma Constitución se comprueba de qué manera progresa en México el sentido social. En el Estatuto, de acuerdo a lo dispuesto en la frac. III, párrafo segundo del art. 41 (šbonito número!) se establece que corresponde al Consejo General (el gran patrón) dictar el estatuto que regirá "las relaciones de trabajo de los servidores del organismo público". Con lo que, con una larga cordobesa, se deja ir al espacio sideral la posibilidad de que los trabajadores exijan contratos colectivos de trabajo, previa sindicalización que, por supuesto, no se permite (tácitamente, por supuesto) independientemente de que se agreguen otras maravillas como la prevista en el art. 146 del susodicho estatuto que dice que "la relación jurídica entre el instituto y el personal administrativo y temporal se dará a través de un nombramiento o mediante un contrato celebrado conforme a la legislación federal civil, respectivamente". šAdiós al mundo del derecho del trabajo!

Con esos tiros Ƒpretenden el PRI y el señor ex contralor del IFE invocar un despido injustificado? Ocupando un puesto de evidente confianza, sometido a leyes civiles según la monería anterior, sin estabilidad en el empleo, que eso es laboral, confundido con los de confianza al servicio de los Poderes de la Unión que sólo tienen derecho a la protección al salario y a las medidas de seguridad social: Ƒa qué le tira? Porque, además, el motivo de pérdida de la confianza no puede ser más notable. Por lo que habrá que presumir que la tirada buscaría otros rumbos.

Y, entre tanto, con enorme emoción, un fortísimo abrazo a Teresa del Conde y a Sergio Sarmiento. *