La Jornada viernes 20 de agosto de 1999

Alejandro Nadal
El Ejército en Montes Azules

El Ejército, afirman funcionarios del gobierno, se encuentra reforestando parte de la reserva de Montes Azules. Esa es la más clara señal de que el tiempo está en contra de la reserva, una de las más importantes en todo el país por la biodiversidad que protege. La acción del Ejército constituye una amenaza para la viabilidad de Montes Azules a corto y mediano plazos. No habrá ``largo plazo'' para esa reserva.

La reserva Montes Azules, establecida por decreto en 1978, es una de las más grandes en México, con una superficie de 331 mil hectáreas, y dentro de sus límites se encuentran ecosistemas de gran importancia por la biodiversidad que albergan: selva alta perennifolia y mediana subcaducifolia, bosque de pino, encino y sabana. Pero la mayor parte de la reserva está cubierta por selva alta perennifolia.

La flora de la reserva de Montes Azules mantiene un patrón de muy alta densidad vegetal, en donde además destaca una extraordinaria diversidad de especies. Precisamente porque la época de pérdida de hojas de esas distintas especies no coincide, la selva es siempre verde. Las especies como la caoba, palo mulato, ceiba y cedro son algunos de los árboles más conocidos, pero la diversidad de flora es realmente excepcional. En estos árboles la presencia de plantas epifitas, bromelias y cactáceas es muy común debido al régimen de humedad imperante en la reserva. En el estrato inferior o sotobosque, la presencia de palmas y plantas de todo tipo hace casi impenetrable la selva.

Por su clima y accidentada topografía, la fauna en la reserva también está caracterizada por una fuerte biodiversidad. Especies de insectos, reptiles, aves y mamíferos de todo tipo habitan sus montes y valles, mientras que peces y tortugas viven en sus ríos y lagos. El número de especies endémicas es notable.

¿Cómo estará reforestando el Ejército federal la reserva Montes Azules? Reforestar la selva no es un ejercicio sencillo. La reforestación de bosques de pinos o encinales (en donde no hay mucha diversidad de especies) es ya de por sí complicada, y sobran ejemplos de ejercicios de reforestación mal planeados y peor ejecutados. En muchos casos, pinos o encinos mueren al poco tiempo por no respetarse los patrones naturales del bosque en cuanto a espacio por árbol y la competencia interespecies.

En el caso de la selva tropical, los problemas se hacen infinitamente más complicados. La gran diversidad de especies por hectáreas hace casi inconcebible un ejercicio de reforestación estándar. Bajo esas condiciones, ``reforestar'' equivale, literalmente, a sembrar un desastre. En rigor, lo mejor para restaurar las cualidades de la vegetación de la selva tropical es realmente dejarla descansar.

Es posible que la reforestación mencionada apresuradamente por funcionarios oficiales para disfrazar la acción del Ejército sea una simple fachada. La maniobra estaría destinada a engañar ingenuos que podrían pensar en un Ejército dedicado a tareas de conservación. La fachada buscaría ocultar la razón por la que los soldados se encuentran ya en las márgenes y el interior de la reserva.

El empuje de tropas federales en contra del poblado Amador Hernández busca consolidar posiciones para golpear uno de los municipios autónomos más comprometidos en la lucha por los derechos de los pueblos indígenas. Amador Hernández se encuentra en una apertura de la cañada del río Perla que desemboca en la reserva de Montes Azules. El operativo militar pretende consolidar la base para la construcción de un camino en el eje Amador Hernández-San Quintín-cañada del río Perla. Este último trazo incluye varios poblados con fuerte apoyo para el EZLN, y se extendería por el sur, a través de una red de caminos militares hasta los grandes ejes Comitán-Margaritas-Ocosingo.

La red de caminos que ha estado construyendo el Ejército federal por fin llegó a la reserva de Montes Azules. La red de caminos militares abarca muchos de los poblados en la zona de influencia de la reserva. Los caminos servirán para usos militares, pero también constituyen una amenaza para la zona de amortiguamiento y las regiones núcleo de la reserva. La destrucción de la reserva es cosa de poco tiempo.

Las autoridades responsables del programa nacional de áreas naturales protegidas (Instituto Nacional de Ecología y Semarnap) deberían prestar más atención al ruido de las motosierras y trascabos militares. El Ejército federal, por su parte, debiera dejar de esgrimir excusas pueriles para justificar su presencia inconstitucional fuera de los cuarteles.