Luis Javier Garrido
La cuña

la patética precampaña del aspirante oficial Francisco Labastida, que al no levantar se está apoyando en todos los mecanismos priístas de imposición, está teniendo también como consecuencia un endurecimiento del gobierno ``de Zedillo'', que en su quinto año va hacia una irracionalidad creciente y un abandono cada vez mayor de sus responsabilidades: como se ve lo mismo en Chiapas o en la UNAM.

1. La decisión del CGH de la UNAM de seguir demandando un diálogo y una salida negociada al conflicto con las autoridades y rechazar la iniciativa de los ocho profesores autollamados ``eméritos'', que no era otra cosa que la propuesta del rector Barnés (15 de agosto), ha suscitado en este escenario una reacción violenta tanto de las autoridades de la UNAM como de los cuadros perredistas o ``moderados'' dirigidos desde el PRD del Distrito Federal. La Rectoría, que confiaba en quebrar la huelga desde adentro del CGH con la complicidad del PRD, se ha lanzado en una escalada de provocaciones con grupos reducidos pero de gran belicosidad, y ha intensificado la campaña propagandística, en tanto que los cuadros perredistas o ``moderados'' están tratando por todos los medios de revertir la decisión.

2. La realidad es sin embargo que en todas estas semanas la Rectoría y el PRD, en su afán de impedir una negociación pública al conflicto, no han logrado gran cosa, a no ser la agravación de la situación. Las autoridades universitarias, al oponerse por ineptitud y ambiciones a una salida negociada, han llevado a la UNAM a una grave crisis, en tanto que los estudiantes y profesores perredistas o ``moderados'' que les han ayudado, en su afan de transar el conflicto en beneficio de su partido, no han logrado otra cosa que generarle desprestigio en vistas al 2000.

3. La negativa de las autoridades de la UNAM a asumir sus responsabilidades y enfrentar por la vía del diálogo una situación que pudo resolverse en una semana, ha conducido a que muchos se pregunten: ¿Dónde están la Junta de Gobierno y el Consejo Universitario? ¿Dónde están las supuestas instituciones universitarias ante tanta ineptitud y mala fe? ¿Qué no hay en la UNAM más que funcionarios y académicos privilegiados que apoyan a ciegas cualquier política de la Rectoría, aunque ésta lleve al desastre?

4. El principal problema del rector Barnés tras fracasar con sus ``eméritos'', con los desplegados pagados por la Rectoría y suscritos por burócratas y académicos (algunos de los cuales han firmado hasta cuatro desplegados en una semana) o con las provocaciones de los reducidos grupos de estudiantes y porros que ha movilizado, es que ante el problema no tiene una respuesta a la comunidad universitaria, más que su permanencia en el cargo. Qué mayor ridículo para la Rectoría que el de las llamadas ``Mujeres de blanco'' que, según se ha señalado, están dirigidas por María Teresa de Labastida, esposa del precandidato oficial del PRI Francisco Labastida, y a quien desde la Rectoría de la UNAM se le ha convencido de que está destinada a ser ``una nueva Evita Perón''. ¿Merece la UNAM estas simulaciones?

5. El cinismo del gobierno ante lo que acontece en la UNAM no sorprende ya a nadie, como acontece en el caso del nefasto gobernador chiapaneco El Croquetas Albores, que al mismo tiempo que auspicia la escalada militar en su entidad vocifera por que hay estudiantes de la ENAH y de la UNAM en actitud solidaria con la comunidad de Amador Hernández, y amenaza con seguir violando la Constitución (19 de agosto).

6. El problema fundamental ante el cual estamos es el mismo de hace cuatro meses. Ni las autoridades universitarias ni las del país, como tampoco el PRD, han entendido las dimensiones y la profundidad del Movimiento Estudiantil de 1999. El sentido de la lucha de todos aquellos que sacrificaron su vida familiar y sus estudios para defender a su Universidad fue caricaturizado en los medios con todo el peso del ``sistema'' (y del PRD).

7. ¿A quien engaña, por ejemplo, la campaña de los perredistas pretendiendo que el CGH no busca una salida negociada al conflicto, y que ellos sí? ¿O que los únicos estudiantes que saben negociar son sus cuadros?

8. El PRD se equivocó históricamente al pretender a principios de abril evitar la huelga y dar pie a los funcionarios de Barnés de jactarse de que tenían ya un acuerdo con el perredismo, al tratar más tarde de montarse sobre de ésta luego de que estalló a pesar suyo, y negociar no se sabe en nombre de quién las modificaciones a las cuotas aprobadas en la sesión del Consejo Universitario del 7 de junio, y al irse de bruces en el apoyo a la propuesta institucional de los ``eméritos'', sirviéndole de cuña a la Rectoría. Lo que hizo el PRD fue enviar la más equívoca de las señales a la sociedad, y con la misma lógica partidocrática del régimen y la misma falta de respeto a un movimiento independiente. Esas políticas no tuvieron más que una lectura: fuera de los partidos nada, y todo aquello que está a la izquierda del PRD es ilegítimo por ``ultra''.

9. El intento fallido del rector Barnés para acelerar la privatización de la UNAM mostró que ésta requiere de una transformación democrática para fortalecer su esencia académica. ¿Cómo puede entonces presentarse él, como lo hizo en su discurso incoherente de inauguración de cursos extramuros, el lunes 16, como quien va a encabezar esa ``transformación''? Las parodias de foros que está ya organizando de manera unilateral y autoritaria la Rectoría, y a los que se refirió de manera elogiosa el secretario de Gobernación, Diódoro Carrasco, ignorando que todavía no se anuncian, pues la celda de los ``eméritos'' no pasó, nada tienen que ver con un Congreso resolutivo, y no son desde luego la solución al problema.

10. ƒsta requiere de autoridades que tengan el consenso y el respeto de los universitarios y la confianza de que van a abrir con un Congreso resolutivo un gran diálogo de concordia: y éste no es el caso de quienes hoy encabezan a la UNAM.