n Carpeta con poemas de Pellicer e ilustrada con grabados de la artista


Horas de junio es un proyecto de arqueología de la amistad: Parra

n En su primer trabajo como editor, Carlos Payán se dice impulsado ''por la nostalgia de una época''

Merry Mac Masters n Todas las amistades tienen su punto de partida. La pintora y grabadora Carmen Parra recuerda la suya con la actriz Pilar Pellicer, el actor Gastón Melo y el periodista y senador Carlos Payán Velver. ''Tenía trece años, iba a la Casa del Lago, con mi tía Alicia Peña, al grupo Poesía en Voz Alta que dirigía (Juan José) Arreola. Recitaban Horas de junio (de Carlos Pellicer), además de muchos poemas. Son imágenes que se quedan para toda la vida y son como revivir una época que fue importante, muy significativa y que dejó una impronta en tu alma para siempre. Entonces, esta amistad ha durado hasta ahorita y es una especie de camino que nos unió después de la juventud que pasamos en la Casa del Lago que, creo, fue definitiva para todos nosotros".

En su primer trabajo como editor, el año pasado Payán Velver invitó a Parra a realizar una carpeta de grabados en torno de Horas de junio, impulsado por la ''gran nostalgia de toda esa época y de toda esa amistad", porque ''México era otro y nosotros también éramos otros". La carpeta Horas de junio, hecha en el taller de Emilio Payán, consta de cinco grabados en aguafuerte y aguatinta para los cuales se escogieron cinco poemas que llevan por título Horas de junio. (Son los que vienen en las páginas 270, 279, 287, 296 y 302 del volumen uno de Carlos Pellicer, poesía completa, que en 1996 editaron el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, la Universidad Nacional Autónoma de México y Ediciones El Equilibrista.) El tiraje de la carpeta es de 50 ejemplares.

Dice Parra: ''Horas de junio, para Pellicer, es el sinónimo de la pasión o el amor. Entonces, escogimos esos cinco poemas que son, podríamos decir, casi ríos, poemas/ríos de México, poemas muy importantes". La pintora, quien ya ha ilustrado libros y realizado otras carpetas, señala que ésta se trata de otro tipo de experiencia porque es la primera vez que es ''entrañable", que tiene que ver ''con nuestra juventud, con una ciudad, con la Casa del Lago y con el tiempo que pasa irremediable". Y agrega: ''Este es un proyecto realmente de arqueología de la amistad".

Pilar Pellicer y Gastón Melo entran en escena porque ellos serán los encargados de leer los poemas durante la presentación de la carpeta en el Museo Soumaya. Reunidos en casa de Parra, la sobrina del poeta tabasqueño apunta: ''Para mí, la amistad es algo tan valioso y me parece que es un valor que se pierde cada vez más". La protagonista de películas como Las visitaciones del diablo y La Choca, recuerda que efectivamente la primera vez que Parra acudió al grupo Poesía en Voz Alta, ''escuchó a Pellicer". Fue cuando se conocieron. ''Ella nos conoce, ella era más chiquita que nosotros, llevaba calcetines y nosotros acabábamos de dejarlos. Eramos actores incipientes y decíamos poemas allí con Arreola. Eramos Carlos Payán, Enrique y Eduardo Lizalde, Martha Verduzco y Tomás Segovia, entre otros".

 

La sensualidad de las palabras

 

Respecto de la Casa del Lago, señala Pilar, ''era un lugar maravilloso. No había ese teatro espantoso que hicieron los de CLETA. Era como un remanso, era como irte a otro tiempo realmente. Jugaban ajedrez con el maravilloso maestro Arreola. Los domingos en la mañana había poesía al aire libre. Luego, se hicieron otras (lecturas) adentro, en el teatro. León Felipe también dijo poesías, pero eso ya fue después. Nosotros fuimos los que inauguramos la Casa del Lago en el 58. Después hubo exposiciones, teatro con (Juan José) Gurrola y José Luis Ibáñez, pero ya en los años sesenta. Teníamos mucho público".

Melo retoma: ''Para todos fue una especie de inicio. Carmen expuso por primera vez en la Casa del Lago. Descubrimos todos juntos la poesía de la mano del maestro Arreola. Pilar y yo nos iniciamos casi en el teatro. Entonces, fue un inicio que ahora refuerza nuestro cariño a lo largo de 40 años. El encanto es haber descubierto a Carlos Pellicer, que lo descubre uno cuando tiene 18 años y quedas prendado de esa sonoridad, de esa poesía indiscriptible. Es uno de los más grandes poetas de la lengua española. Todo esto junto con los dibujos de Carmen Parra, que tienen esa especie de viento que tiene la poesía de Pellicer, que tienen ese horizonte, que hacen ya con una nostalgia en el corazón, es emocionante".

El poeta visitaba la Casa del Lago. Pilar recuerda una ocasión, en especial, a finales de los años sesenta: ''Fui por él a su casa y dijo el Discurso por las flores, entre otras cosas, con esa voz que a veces me da como miedo soltarla porque de niña lo escuchaba en la casa". Interviene Melo: ''Pellicer fue una figura deslumbrante para mí. En esa edad conocer a un poeta que acabas de leer y quedar deslumbrado con su poesía, y luego conocerlo personalmente, se me hacía que era como conocer a un ángel o al autor del evangelio...'' ''O al diablo", apunta Pilar. ''Bueno, al diablo -accede Melo-, pero a un ser mucho más allá de lo que acostumbramos conocer y en verdad lo era. El no sólo era un poeta maravilloso sino un hombre maravilloso, que nos enseñó a oír la poesía, gozarla y entregarse a la sensualidad de las palabras, de los ritmos".

(Horas de junio será presentada hoy, a las 19:30 horas, en la sala Julián Slim del Museo Soumaya, Plaza Loreto, San Angel.)