La Jornada martes 17 de agosto de 1999

IFE: AUTONOMIA REFRENDADA

SOL En su sesión de ayer, en la que se determinó el cese del contralor Carlos Muñoz Villalobos, el Consejo General del Instituto Federal Electoral (IFE) refrendó su plena autonomía y restituyó su integridad. Muñoz Villalobos había pretendido vulnerar ambas cuando, el jueves pasado, decidió, en forma ilegal e improcedente, "destituir" a un consejero electoral --Jesús Cantú-- y "apercibir" a otros dos --Emilio Zebadúa y Jaime Cárdenas--, en una maniobra carente de sustento legal y, aparentemente, dictada por los intereses del Partido Revolucionario Institucional (PRI), el cual ha emprendido una campaña --comenzada hace ya nueve meses-- de golpeteo político y publicitario contra los consejeros electorales del IFE

La absurda determinación del ahora ex contralor, en efecto, fue un capítulo más del empeño priísta por socavar la credibilidad y la autoridad moral de los consejeros, los cuales se han desempeñado en todo momento con una independencia y una imparcialidad ejemplares. El partido del gobierno parece decidido, a contrapelo de los deseos de la sociedad, a restaurar su antigua hegemonía sobre los organismos electorales, la cual le permitió, durante décadas, recurrir con impunidad a diversas prácticas de defraudación de la voluntad popular. Tal determinación choca con la existencia misma de una autoridad electoral ciudadana, equilibrada, apegada a derecho y respetuosa del pluralismo, como lo es el Consejo General del IFE.

Es significativo que, ante tales afanes, los consejeros hayan cerrado filas y hayan rechazado la maniobra de Muñoz, por mayoría de votos, con las únicas abstenciones de los afectados por la arbitrariedad del ex contralor, los cuales dieron así, por añadidura, una muestra de buenas maneras cívicas y republicanas.

Por su parte, los partidos de oposición expresaron su respaldo unánime al Consejo General del IFE. Puede inferirse de ello que percibieron con toda claridad que las ofensivas priístas al organismo electoral están orientadas a socavar los avances democráticos logrados por el país en años recientes, a pesar de las resistencias del régimen.

Sería deseable que, con la destitución de Muñoz, se pusiera fin al episodio y que el partido tricolor depusiera su actitud de confrontación con la máxima autoridad electoral del país, en la inteligencia de que tal enfrentamiento sólo puede, a la larga, incrementar el desprestigio y el aislamiento del priísmo. Por desgracia, las declaraciones de su directiva y las del propio funcionario cesado hacen pensar que se persistirá en el propósito de vulnerar, por medio de artimañas legales y propagandísticas, al Instituto Federal Electoral y a sus máximas autoridades. Ante tal perspectiva, resulta de vital importancia, para preservar, consolidar y ensanchar las conquistas políticas de la nación, que las formaciones opositoras y la ciudadanía, en su conjunto, mantengan y redoblen su respaldo al Consejo General del IFE.