José del Val
ƑQuién detiene al señor albores?

PASAN LOS DIAS Y LAS SEMANAS y seguimos esperando la nueva estrategia que el nuevo secretario de Gobernación prometió para enfrentar el conflicto de Chiapas. Hasta hoy, ninguna respuesta a las reiteradas demandas de la sociedad y de la misma Cocopa; mientras tanto, el señor Albores continúa desgarrando el tejido social chiapaneco, enfrentando a las comunidades indígenas con amenazas y mentiras, leyes sin ley, municipalizaciones falaces y bandas de civiles armados.

La estrategia diseñada por el anterior equipo de Gobernación, de ungir virrey de Chiapas al señor Albores, cargarlo de dinero, darle mando indirecto de tropas y cederle la iniciativa política, nunca tuvo como objetivo avanzar en las negociaciones. Su único objetivo era utilizar un patiño político para golpear al EZLN y a los indios, y dejar impoluta a la Secretaría de Gobernación en caso de desastres.

Les funcionó. Aun a pesar de la masacre de El Bosque, de asesinatos y ejecuciones, de la violación sistemática de los derechos humanos en Chiapas y de haber sido incapaces siquiera de avanzar un milímetro en las negociaciones, el encargado del despacho se largó alegremente de precandidato. Y no sólo eso, sino que declaró a la prensa que la negociación en Chiapas no avanzaría hasta la próxima gestión.

Era evidente que el nuevo secretario de Gobernación debió haberlo puesto en su lugar, ya que esa declaración-instrucción era una intromisión inaceptable en sus responsabilidades. No lo hizo. No sólo no rechazó tal candado, sino que inconcebiblemente mantiene en su equipo a Rabasa, cuya simpatía, buena voluntad, comprensión del conflicto y capacidad de negociación son fuente de vergüenza para propios y extraños. Entonces, Ƒquién va a detener al señor Albores?

Es de tal magnitud la impunidad que se ha instalado en México en los últimos años que, rebasando nuestras fronteras, es hoy objeto de preocupación en todos los foros internacionales: ONU, OEA, OIT, etcétera. Crecen día con día las declaraciones y recomendaciones sobre la violación de los derechos humanos y la impunidad en nuestro país, y cada vez con mayor frecuencia México es destino de visitadores internacionales.

La nómina de funcionarios de todo nivel que han incurrido en responsabilidades por acción o por omisión, sólo en esta gestión y en la guerra de Chiapas, es ya grande.

El pantano de impunidad en el que chapotea hoy el sistema político mexicano es inconcebible: funcionarios de todo nivel cometen o permiten que se cometan estropicios y siguen ahí; otros renuncian, se trasmutan en diplomáticos o se van de paseo y vuelven poco después en busca de otros puestos. Los más osados van por más...

Es tal la descomposición y la impericia política vivida durante los últimos años en el territorio nacional, que tanto ellos como muchos analistas parecen creer que puede mantenerse eternamente el licuado mexicano, el cual incluye en un solo brebaje modernización y pobreza, opulencia y corrupción, democratización e impunidad.

Se equivocan de cabo a rabo quienes piensan que la situación actual puede prolongarse indefinidamente. Pase lo que pase, su suerte está echada: la irrefrenable democratización de México es la voluntad de la mayoría de los mexicanos; nos daremos cuenta de que la hemos alcanzado cuando los hoy impunes sean llamados por la justicia a responder por sus acciones y sus fortunas.

El grito de šya basta! que los indios de Chiapas dieron y lo escuchó el mundo entero se ha convertido en la divisa de la mayoría de los mexicanos. Aquellos que quieren ver "el asunto de Chiapas" como "uno de tantos temas" de la agenda política electoral están en un error. No, los indios de México no son "uno de los temas", son el tema nacional; de la respuesta que se dé a sus demandas se derivará, si lo hay, el nuevo proyecto nacional mexicano.

El papel del Estado en la sociedad, la distribución del presupuesto, la reforma del Poder Judicial, la educación, la salud, el combate a la pobreza, la reforma fiscal, los poderes locales o cualquier otro asunto que se considere pertinente quedarán perfectamente explícitos en la respuesta que se dé a los indios de México: en ellos se concentran los retos y posibilidades de México como nación.

Y mientras tanto, vuelvo a preguntar: Ƒquién detiene a Albores? ƑPermitirán los responsables de la seguridad nacional que continúe perpetrando sus fechorías? ƑSeguirá el Legislativo solapando tanta injusticia y brutalidad solicitando audiencias para haber si hay alguna novedad? ƑSeguirá el Poder Judicial encubriendo la violación sistemática de la ley y los derechos por un interino al cuadrado?

Los que hoy por ley y responsabilidad pueden y deben detenerlo no se llamen a engaño: no hacerlo los hace corresponsables por lo que suceda y por lo que está sucediendo