PARABOLA Ť Emilio Lomas M.
La economía, sin pies ni cabeza

Duro y tupido se están dando los candidatos priístas a la Presidencia de la República, pese a los jalones de oreja de su dirigente nacional, José Antonio González Fernández, quien por momentos pareciera ser rebasado por sus hijos desobedientes. Lo cierto es que por más pulgas que brinquen en el petate, no hay todavía candidato tricolor a quién irle, pues salvo Labastida, el resto tiene un historial que da pena y parece estar marcado con los sellos del Apocalipsis priísta: Humberto Roque, con su vulgar tragedia mímica, desembocada en un incremento sustancial al impuesto al valor agregado (IVA); Manuel Bartlett, con los errores computacionales de 1988, muy lejanos al Y2K, pero tan significativos y causantes de seis años de un gobierno de apariencias y corrupción que durante años seguiremos lamentando; Francisco Labastida, con su tímido y silencioso tono de actuar, el cual no acaba de convencer y, para cerrar con broche de oro, qué no decir del señor Madrazo Pintado, hijo de la propaganda, que ha dicho y hecho sin ton son, pero aún no aclara sus vínculos con el ex banquero Cabal Peniche, preso en Australia, y no dice ni pío sobre sus exorbitantes gastos de campaña. Bravo por el teatro electoral del tricolor. Mientras tanto, la economía y la población penden de los alfileres otorgados por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Señores candidatos, México necesita propuestas viables, no más madrazos. Sobre el terreno económico, en el que se supone Labastida es el más diestro de los cuatro, ninguno ha dicho absolutamente nada; no se han dado cuenta de que a los mexicanos les valen gorro sus dimes y diretes y que lo que en este momento necesitan es un empleo bien remunerado para tener acceso a una vida digna. Hoy, más que nunca, conviene no perder de vista el comportamiento de las finanzas, pues el entorno internacional no es del todo certero, los tiempos electorales --nada claros-- ya amenazan con repercutir en los indicadores y, lo que es aún más importante, la población comienza a modificar sus niveles y hábitos de consumo. Recordemos que sobre la recuperación de los precios del petróleo, la disminución del riesgo-país frente a otras naciones latinoamericanas y los buenos resultados en inflación, a fines de julio la Bolsa Mexicana de Valores descendió en tan sólo dos semanas 10 por ciento, y aunque la reacción en el mercado cambiario fue menor, en el de dinero la presión sobre las tasas de interés de fondeo bancario y gubernamental estuvo presente. Tampoco hay que olvidar que el financiamiento al sector privado no muestra indicios de recuperación, pues de acuerdo con Banamex, observa un descenso real anual de 8 por ciento, como resultado de una caída de 9.1 por ciento y 6 por ciento en la banca comercial y de desarrollo, respectivamente. En este caso es evidente la falta de liquidez que enfrentan algunos bancos, la devolución de activos, de parte del IPAB y la astringencia de recursos públicos para sanear carteras con problemas potenciales. En tanto, el consumo privado mantiene un avance pausado, pues sus determinantes están en función del crecimiento en el empleo. En los primeros seis meses de este año las ventas al menudeo reflejan mejoría en las clases más ligadas a bienes no duraderos, las vinculadas a los duraderos continúan presentando tasas negativas. Recordemos que las ventas de autos --uno de sus principales componentes-- cayeron en junio y las de instancias afiliadas a la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y departamentales (ANTAD) reportan crecimientos paulatinos.

 

Melée

 

El presidente Ernesto Zedillo y los funcionarios José Angel Gurría y Guillermo Ortiz, encargados de las finanzas públicas del país, no se han cansado de repetir en sus discursos que las políticas restrictivas han servido para evitar el colapso financiero de la economía. Pero si no se considera un colapso la falta de financiamientos al sector productivo, una banca descapitalizada, la necesidad de créditos externos, la carencia de una forma de vida digna para todos los mexicanos, que prevea alimentación, empleo, educación, tolerancia y seguridad, entonces los funcionarios viven en un país totalmente distinto al que habitamos el resto de los mexicanos. Sus esfuerzos más bien han estado centrado en hacernos creer que la crisis es un estado normal al que debemos de habituarnos. Y para muestra de nuestro ineludible quebranto económico, político y todo lo que se agregue, los analistas señalan que a pesar de la mejora en la calificación de la deuda externa mexicana por Moody's --hecho que hizo cacarear a muchos-- los inversionistas se mantienen cautelosos en los mercados financieros locales, y muestra de ello es el reducido volumen de operaciones registradas hasta el momento.

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