José Cueli
Sigue José Tomás

La televisión nos envió las imágenes del nuevo triunfo de José Tomás en San Sebastián. Nos lo revela como una muestra de la técnica que conseguía en cada pase, el temple justo para ligar y mandar en el toro, y hacer valer el detalle típico de la invención, trazada con rara firmeza y desenfadada gallardía.

En el cuadro televisivo sorprende la unidad lograda en la estructura de la faena, en la que el espíritu regocijado del torero de Galapagar pareciera resucitar en la playa Donostiara de la Concha, en marco de belleza torera.

El toreo de José Tomás volvió a tener el aroma característico de la verdad torera de siempre; bajo la estructura armónica, modernísima, de que su torear parece revestido, donde los más violentos contrastes del genio del toro y el ritmo de su tela, no impiden que la faena se desarrolle con unidad sorpredente y como abarcada en conjunto bajo una sola mirada. Lo que permite al torero madrileño estar por encima del resto de la torería, no sólo por la factura de la construcción de sus faenas, sino por la gracia, la belleza y el arte sobrio de su quehacer torero.

José Tomás no necesita recurrir a lo extravagante para llamar la atención. Sus lances metódicos, fundidos en lo clásico son presentados en forma original, natural y espontáneamente sentida. Al fundar un moderno toreo que es el de siempre, descubre a los pegapases que estaban a punto de enterrar la fiesta.

Nuestros novilleros deberán tomar nota del futuro del toreo que será el clasismo tomasino. Lo contrario de los verdes jóvenes sin oficio, que pisaron el ruedo de la México, la tarde de ayer, desperdiciando una espléndida novillada de Haro, en especial el corrido en quinto lugar. De todos modos, tanto Javier Gutiérrez El Cachorro, como Daniel Ayala, que hacían su presentación, apuntaron cualidades dignas de mención. En especial una tanda de naturales del primero con mucha torería; lástima que su inexperiencia le impidiera redondear la faena. Al finalizar el festejo fue ovacionado el ganadero.