Ť Peligrosa, la dependencia del exterior para adquirir alimentos básicos, advierten


El campo, en ruinas, y su situación tiende a agravarse: agricultores

Ť Enfrentan problemas para producir y vender sus cosechas, dicen; muchos, en cartera vencida

Angélica Enciso, enviada /I, Culiacán, Sin. Ť Agricultores del noroeste del país advierten que de no haber una solución pronta a la crisis del campo, las consecuencias pueden ser fatales. Y es que la situación de los productores de granos de la región, sobre todo de Sinaloa, se ha visto afectada severamente, ya que la cosecha se redujo 40 por ciento, la mitad de ella no se ha comercializado y están en cartera vencida.

Ello, advierten, es agravado por las crecientes importaciones, pues tan sólo en lo que va del año se han adquirido 3.3 millones de toneladas de maíz, lo cual supera el tope fijado en el Tratado de Libre Comercio (TLC), de 2.9 millones de toneladas.

Además, los importadores prevén comprar este año hasta 4.9 millones de toneladas de ese grano, mientras que de frijol se adquirirán en el exterior 60 mil toneladas, lo cual dificulta la venta de los productos nacionales.

Actualmente la dependencia alimentaria del país es de 95 por ciento en el caso de oleaginosas, 50 por ciento en el de arroz, 40 por ciento en el de carne y en el de maíz ha llegado a ser hasta de 30 por ciento.

En 1990 la producción de granos básicos era de 326 kilogramos per capita, mientras que el año pasado se ubicó en 297, lo cual significa que ha tenido una disminución de 8.9 por ciento, y las importaciones se han elevado, al pasar de 103.7 kilogramos por habitante hace nueve años a 121.3 kilogramos en el presente, indica Víctor Suárez, director de la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras.

Detalla que el valor total de las importaciones de granos en los últimos cinco años, que suma 10 mil 757 millones de dólares, equivale a diez veces el presupuesto de Procampo y cinco veces el de la Sagar de este año.

Tan sólo en Sinaloa existen en este momento 600 mil toneladas de maíz y 90 mil toneladas de frijol sin venderse, lo cual afecta tanto a productores privados como sociales.

La Confederación de Asociaciones Agrícolas del Estado de Sinaloa (Caades) ųque agrupa a los agricultores privadosų logró subastar 180 mil toneladas de maíz, pero la venta efectiva no llega a las 10 mil toneladas.

El año pasado la producción de otoño-invierno de Sinaloa sumó 2.2 millones de toneladas, mientras este año apenas llegó a los 1.2 millones, y la mitad aún esta almacenada, pese a que, con la desaparición de Conasupo, los agricultores recurrieron al mecanismo de la subasta de los granos, el cual no funcionó, ya que los compradores no cuentan con recursos para liquidar las adquisiciones, informó Caades.

Crisis en la comercialización

En todo el país hay unos 3 millones de productores de maíz, que cultivan en una superficie de 8 a 9 millones de hectáreas, lo cual representa 50 por ciento del área cultivable. Este año se han enfrentado, además de los tradicionales problemas de falta de créditos, a la dificultad de colocar el grano en el mercado.

Sinaloa es uno de los principales productores de ese grano ųjunto con Chiapas, Jalisco y estado de Méxicoų, y durante la última década la composición de cultivos se modificó sustancialmente, ya que mientras en 1990 la siembra de garbanzo, sorgo, pastos y maíz constituía 29 por ciento, en la actualidad ya representa 62 puntos porcentuales; tan sólo este último producto concentra 35 por ciento del total de la superficie cultivada y 44 por ciento del área de riego.

En la región ųque también es la principal productora de frutas y hortalizas, ya que abastece al mercado nacional con 80 por ciento y vende 70 por ciento de las exportacionesų el maíz en 1998 llegó a representar 27 por ciento del valor comercial, cuando en 1990 equivalía tan sólo a 6.6 por ciento.

Conasupo realizaba tradicionalmente las compras de maíz a Sinaloa, y todavía el año pasado adquirió más de un millón de toneladas. Luego de que en mayo terminó la cosecha del grano, los agricultores se enfrentaron a la falta de compradores, situación propiciada también por las importaciones, por lo que algunas organizaciones realizaron movilizaciones, como el cierre de carreteras y toma de puentes, en demanda de una solución para el problema de la comercialización de granos.

campo-zacatepec-jpg Uno de los mecanismos que se implementó en la entidad para vender el grano fue la subasta, la que se hizo con el organismo Apoyos y Servicios a la Comercialización Agropecuaria (Aserca), el cual apoya con 200 pesos el precio para que se ubique en los mil 360 pesos, pero no ha habido resultados, ya que las empresas adquirientes no han liquidado el producto.

Los agricultores que hace unos días se reunieron en esta ciudad para formar un frente interestatal de productores de granos, desesperados ante la situación que viven, demandaron un cambio en la política agropecuaria. Expresaron que deben invertir un mínimo de 8 mil pesos para hacer producir una hectárea, que puede rendir de 2 a 6 toneladas, por lo que los mil 360 pesos que se les pagan por tonelada de maíz no les deja ganancias.

"El diagnóstico ya lo sabemos y lo sabe el gobierno de México: la agricultura esta en ruinas y el país depende peligrosamente del exterior para adquirir sus alimentos básicos. No tenemos el agua hasta el cuello, el agua está por encima de nuestras cabezas", precisa Alonso Campos, productor de la región.

Considera: "La primera medida para resolver esta desastrosa situación consiste en el establecimiento de la rentabilidad en la agricultura y la solución real al problema de la deuda, ya que esta actividad desde hace mucho dejó de ser rentable".

Incumplimiento del gobierno

De 1994 a la fecha, las autoridades mexicanas han incumplido con la protección contemplada en el TLC a los productores de maíz y frijol del país, ya que el cupo fijado se ha rebasado constantemente en estos granos, señaló Luis Manuel Fonseca, presidente de la Asociación de Agricultores del Río Sinaloa Poniente.

Entre los aspectos que se establecieron en el TLC y no han sido acatados por las autoridades mexicanas están: certidumbre en la comercialización; aranceles a la baja, pero compensados con apoyos directos; reducción de los diferenciales en costos financieros para avío y comercialización; eliminación de las barreras no arancelarias en la exportación; apoyos suficientes para la reconversión productiva, y creación de más fuentes de empleo en el sector industrial para absorber la migración del campo a la ciudad.

Fonseca advierte que con el acuerdo comercial la situación se ha deteriorado, pero "el TLC no sería dañino a la producción agrícola de México en la medida que el gobierno equilibrara sus efectos negativos con compensaciones internas, pero si sigue aduciendo que no cuenta con recursos para hacerlo, entonces el Senado debe cuidar y vigilar que se cumplan estrictamente las disposiciones acordadas de protección arancelaria a los agricultores".

El gobierno, agregó, en su visión de corto plazo, concluye que las importaciones agrícolas a bajo costo son benéficas para el consumidor, ya que atenúan las presiones inflacionarias, pues permiten tener acceso a los alimentos a menores precios, pero no considera que "de continuar favoreciendo la política de aliento a las importaciones, entonces, dentro de no mucho tiempo, una parte muy importante del sector productivo granero, junto con sus empleos y contribución a la economía, serán aniquilados".

Aseveró: "Si ése es el propósito real del gobierno, la mínima rectitud aconsejaría que lo admita públicamente y diseñe programas de atención para los agricultores que se ven obligados a abandonar el campo".