Masiosare, domingo 15 de agosto de 1999



Política social

La fórmula que sí sirve

Daniela Pastrana

¿Alguien falló? Por el contrario. En las regiones prioritarias en el combate a la pobreza se iban a realizar 16 mil acciones gubernamentales. ¡Se realizaron 51 mil! ¿Aumentó el presupuesto? ¿Todas las dependencias y ámbitos de gobierno se pusieron por fin a trabajar? ¿Cómo se contaron las acciones que permiten al gobierno decir que se superaron las acciones programadas? Quizá en la Sedeso encontraron una nueva fórmula para hacer las cuentas. De 16 mil a 51 mil acciones, pese a que el presidente Ernesto Zedillo acababa de decir que en su sexenio no habría resultados ``lucidores'' en la lucha contra la pobreza

En estos días de gran activismo presidencial en relación con los programas para combatir la pobreza, ya nadie parece recordar ``la gran epopeya del pueblo mexicano'', es decir, el Programa Nacional de Solidaridad. Tan venido a menos está que en la Secretaría de Desarrollo Social acaban de encontrar -por fin, en el quinto año del sexenio- la ``fórmula que sí sirve'' para combatir la pobreza.

La novedosa mezcla incluye coordinación institucional (que debe existir por ley), concentración de esfuerzos en las zonas más pobres (la focalización que es moda sexenal), ``visión territorial'' de las regiones y la participación de las comunidades (dos ingredientes que ya tenía el Pronasol).

Algo más presume el director general de programas sociales de la Secretaría de Desarrollo Social, Cuauhtémoc Sanchez Osio: ``Un sistema de información que te permite de una manera homologada, electrónicamente, muy tratable, saber que avances tenemos y donde están los rezagos'', que permite además hacer ``juegos estadísticos'' de los rezagos en las distintas regiones y servirá de guía para planeaciones futuras, comenta al evaluar los primeros 100 días del Programa Nacional de Atención a Regiones Prioritarias.

La base de datos de la pobreza, pues.

Aquí, en la Montaña de Guerrero, donde se ubica el tercer municipio más pobre del país y donde se concentran 10 de los 12 municipios con mayores índices de marginalidad del estado, las bondades de la computación simplemente no se ven.

Los cerca de 150 mil habitantes que viven en la parte alta, en más de 500 comunidades dispersas, siguen en la miseria de siempre.

Los proyectos productivos, por ejemplo, no han alcanzado a las mujeres que siguen vendiendo los sombreros de palma que trenzan a 90 centavos cada uno.

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``Con los recursos del pueblo no se juega, con los recursos del pueblo no se hace política barata; con los recursos del pueblo se sirve al pueblo'', sentenció Zedillo este miércoles en Veracruz.

A dos días de cumplirse el plazo que marcó para la primera evaluación del programa de regiones prioritarias, el Presidente salió en defensa de su política social.

``Un gobierno responsable tiene que pensar en el futuro; un gobierno responsable no puede pensar ni preocuparse por la popularidad a de corto plazo'', dijo, antes de señalar que estos programas no darán resultados ``tangibles y lucidores'' en este sexenio, sino en algunos años.

El jueves, en Zacatecas, acompañado del nuevo titular de la Sedeso, Carlos Jarque, el Presidente apenas mencionó el llamado programa de los 100 días, a los que ya no llegó Esteban Moctezuma.

Según Sánchez Osio, el balance ``sin duda'' es positivo: las metas de los primeros 100 días están cumplidas y rebasadas en todas las regiones; hay ``avances importantes en planeación participativa y en capacitación''; definiciones formales de parte de las dependencias involucradas, por medio del convenio de coordinación; presupuestos muy definidos, y foros específicos (consejos regionales y subcomités estatales de atención) con los que se podrá concretar, ahora sí, la coordinación interinstitucional.

¿A cinco años, en el cierre del sexenio?

``Son procesos que necesitan ir madurando'', justifica, y reitera que se debe celebrar que finalmente se cuente con elementos útiles para combatir la pobreza.

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Jazmin es una niña mixteca de 10 años que vive en Alacatlatzala, municipio de Malinaltepec. Hace cinco años que no puede ver a la luz del día. Le arden tanto los ojos que se pega contra la pared para tratar de cubrirlos.

Su madre, Alberta Galindo, cuenta que no la ha atendido, porque no puede dejar solos a sus siete hijos para llevarla hasta Tlapa, a seis horas de camino, donde está el hospital.

``Los proyectos productivos que se han promovido en la Montaña sólo son accesibles para quienes tienen capacidad de organizarse. El problema con los indígenas es que son muy desconfiados, incluso los que están en el consejo casi no hablan y son pocos los que realmente participan en organizaciones'', dice Enrique Ramírez, presidente del Consejo Regional de la Montaña.

Rigoberto Acosta, coordinador del Consejo Regional de la Sierra (Cresig), otra de las regiones prioritarias en Guerrero, asegura que en los últimos años ha habido avances notables: ``La sierra ha avanzado en tres años lo que no había avanzado en 30''.

La medida del éxito

Oaxaca será la medida del éxito o el fracaso de la política social de mi gobierno, dijo el presidente Zedillo en 1995. Hace unos meses el gobierno estableció un parámetro más claro: las 16 mil acciones del programa de regiones prioritarias.

Lo malo es que nadie parece tener claro qué son y cómo se miden las ``acciones''.

``El criterio para hablar de una acción es una comunidad'', explica Cuauhtémoc Sánchez. ``Una acción no es un beneficiario, tan solo del Progresa tenemos en estas regiones prioritarias un millón de beneficiarios. La acción es llegar a la comunidad a entregar apoyos''.

Sin embargo, precisa: ``Lo importante no es el número de acciones, sino que se estén enfocando en lo que la gente necesita''.

Aunque no era ``lo importante'', el principal dato de la información oficial dada a conocer el viernes es que en lugar de 16 mil se realizaron 51 mil.

``Del número de acciones yo no insistiría en perder tiempo con el análisis ni en tratar de inferir ahí que el avance es o no es real'', decía unos días antes Sánchez Osio.

-¿Cómo evalúan?

-Hay que diferenciar dos conceptos: seguimiento de las acciones e impacto social. Lo que con números podemos hacer es el seguimiento. La medición del impacto social es una cuestión de una gran discusión académica que todavía no está resuelta.

Olvidada la epopeya, queda la conclusión del funcionario Sánchez Osio: ``Este programa es muy bonito porque toca los distintos componentes que se necesitan para que funcione, por eso, si antes había encontrado mayores dificultades para aplicarse, hoy celebramos que hemos encontrado una fórmula que sí sirve''.