Bárbara Jacobs
De oficios

Estarán de acuerdo conmigo en que la vida es una obra hecha de retazos. Sobre el antepecho de la ventana del consultorio, alineada a lo largo del vidrio opaco, encima de la camilla paralela al muro, sacudida y silenciosa, la colección de pequeñas figuras de porcelana: médicos gordos y flacos, altos y bajos, cada uno con una insignia según su especialidad; del cuello del cardiólogo colgaba el estetoscopio, una réplica en miniatura meticulosa con la que los pacientes niños, por mejor portados que nos condujéramos, no podíamos jugar. Sólo ver. Contar, los muñecos, imaginar qué función tendrían esas especies de tijeras largas que otra figura sostenía en la mano; el microscopio, el cuchillo, los guantes, el foco de minero que sobresalía del visor que protegía los ojos de un extraño miembro de la colección. Uniformes diferentes, batas, delantales, gorros.

Dado que el pediatra era italiano, imagino que suponíamos que ser coleccionista era tradición de Italia. La extensión de nuestros brazos desde la camilla no daba para alcanzar ni siquiera la figura más cercana, por más que milagrosamente hubiéramos quedado solos en el cubículo un tiempo que, una vez interrumpido, pudimos saber que había sido suficientemente largo. Tentaciones frustradas o insatisfechas. Falta de arrojo. Pero, Ƒqué tal si cuando te acercaras un poco a la pared y estiraras hacia arriba el brazo regresaba el doctor y te sorprendía? ƑQué tal si tomabas una de las figuras en las manos y se te resbalaba y se rompía? Sólo ver.

Más tarde te enteraste de que coleccionar no era una costumbre exclusiva de Italia. Ni siquiera, usar una vestimenta determinada de acuerdo con tu oficio, o tu profesión, o tu especialidad.

Eso viene desde la Edad Media, te dijeron. Suponía que eso, la Edad Media, se relacionaba con Italia. ƑPor qué? Terquedad, ignorancia o incongruencia.

El zapatero que recorre nuestras calles avisa su llegada haciendo sonar un silbato. Se cuelga un delantal grueso del cuello, azul marino y con una bolsa amplia a lo largo del vientre. En una caja carga clavos y un martillo, además de hilos, agujas, hule para hacer suelas, ceras, trapos, cepillos. Se sienta a trabajar en un banco bajo. Cuando termina, sujeta la caja y el banco al manubrio de la bicicleta y se va a la siguiente cuadra. Como gondolero, los sábados y domingos es cantante en las chalupas que recorren los canales de Xochimilco. Los hermanos O. También se transportan en bicicleta. Trabajan en pareja. Según leo en su tarjeta de visita, son plomeros, herreros y electricistas; reparan instalaciones eléctricas y sanitarias, así como calentadores y bombas. Lavan tinacos y cisternas, destapan drenajes. Pero, Ƒpor qué pienso que son canadienses?

La idea del disfraz puede hacer atractiva para un niño la vida adulta. Seré cirujano para usar botas de astronauta. Pero la idea de ser actor que se disfraza según el papel que el director le asigne para representar cada día puede confundirlo. Los directores de escena son tan inencontrables en la vida diaria como los médicos en época de vacaciones. ƑQuién te va a dirigir según el antojo con el que amanezcas? El público no faltará; pero, Ƒy los aplausos?

Asocias con Canadá la idea de unión familiar, y se entendería que aplicaras esa nacionalidad, aunque sólo fuera imaginariamente, a dos hermanos cuidadores de bosques, con monos de mezclilla y botas de suela gruesa; pero, Ƒa una pareja de plomeros? ƑO tal vez se debe a que se desplazan en bicicletas, y por alguna razón crees que esta tradición es aplicable a los canadienses, por sanos, porque creen que es benéfico permanecer cerca de la naturaleza? Como los Niños Exploradores, con una gorra verde, pantalón corto, calcetines verdes largos, hasta las rodillas, sujetados con una liga de la que cuelga una borla de estambre verde también.

Para ciclistas, los italianos, Ƒno? Y para Niños Exploradores, los franceses. Disfraces, insignias, que pueden hacer atractivas las diferentes nacionalidades. Un mundo de posibilidades, al alcance de Ƒqué? ƑDel disfraz, de la insignia? Pensé en la mariposa. No sé si es el único ser vivo que pasa de arrastrarse cuando es oruga, a volar, como medio de transporte. Una transformación radical, en varios sentidos. Insecto lepidóptero, es decir, con dos pares de alas finas cubiertas de escamas y boca chupadora. Alas con infinidad de diseños de dos o más colores.

Al salir de la papelería, en la acera me crucé con un tubo liso, de unos cinco centímetros de largo y uno de grueso, una especie de serie de anillos enlazados, cubiertos por una piel color café, una tira amarilla alrededor del cuello, que se desplazaba lentamente hacia el sur, en sentido contrario al mío. Me llamó la atención, de modo que, en cuclillas, me le acerqué, para observarlo. Me horrorizó la idea de haberlo pisado inadvertidamente. Y me atrajo la idea de ponerle enfrente la palma de mi mano, para que la recorriera con su digna lentitud. ƑHablarle? ƑEra una oruga? ƑLisa; no erizada? ƑAcariciarla? Todo válido, pero me faltó arrojo. Una tentación más insatisfecha.