Ť El incumplimiento de acuerdos llevó a hechos como el de Acteal: obispos
Insiste la Iglesia en una salida política y digna en Chiapas
José Antonio Román, enviado, Bachajón, Chis., 13 de agosto Ť La "no ratificación" de los acuerdos de San Andrés no sólo llevó a la suspensión del diálogo entre el gobierno y el EZLN, sino a una serie acciones unilaterales que provocaron vacíos, en particular del estado de derecho, situación que desembocó en hechos violentos como la "masacre de Acteal", afirmó la Comisión Episcopal para la Paz en Chiapas.
En un amplio documento de 12 cuartillas, la jerarquía católica agradeció a la Comisión de Concordia y Pacificación (Cocopa) el que no haya declarado roto el diálogo, pese a todas las adversidades presentadas en estos últimos años en el proceso de paz.
Sin embargo, sostuvo que hoy en día la distancia entre las partes "es más lejana y más difícil de superar", porque no sólo dejó de existir una estructura de diálogo, sino que, además, "hay nuevas heridas" y nuevos motivos que están exacerbando los ánimos y pueden desembocar en nuevas formas de violencia.
En una multitudinaria misa concelebrada por los ocho obispos integrantes de dicha comisión ųentre ellos los cuatro de Chiapasų, el presidente del Episcopado Mexicano, Luis Morales Reyes, leyó la quinta y última parte del texto durante su homilía, ante unos cinco mil feligreses de las etnias tzeltal, zoque y chol.
Ante ellos, y desde esta tierra del grupo paramilitar de Los Chinchulines ųubicada a cien kilómetros de San Cristóbal de las Casas, en el municipio de Ocosingoų, Morales Reyes destacó la labor pastoral del obispo de San Cristóbal de las Casas, Samuel Ruiz García, quien en enero próximo cumplirá 40 años de haber llegado a esta diócesis.
Le dijo que en todo este tiempo ha trabajado en favor de la justicia y el respeto de los derechos humanos, sobre todo de los más marginados, que son los indígenas. Todo este trabajo, agregó, es una contribución a la reconciliación de Chiapas, pues la Iglesia, a la luz del Evangelio, no entiende la reconciliación si ésta no es fruto de la justicia.
Morales Reyes insistió en que las partes deben mantenerse en la búsqueda de una salida política y digna al conflicto. "Les pedimos que, para evitar un mayor deterioro de las comunidades y un progresivo empobrecimiento de los indígenas, den mayores muestras de disponibilidad para buscar nuevos mecanismos de diálogo, superando la desconfianza que hasta el momento ha impedido la continuidad de las negociaciones y aprovechando todo indicio o propuesta de paz justa que pueda surgir".
Pero advirtió que no se debe condicionar la negociación a los tiempos políticos que vive el país. "Es importante que los proyectos ante los problemas chiapanecos no sean soluciones superficiales y unilaterales, sino que ataquen las causas que han generado la miseria y la exclusión, y que sean acordes con la cultura de nuestros pueblos".
De igual forma, apuntó que no habrá una reconciliación verdadera de los mexicanos mientras siga siendo lastimada en sus derechos y cultura la población indígena.
Hizo referencia también a los "escándalos" suscitados por motivos religiosos, a la actitud cerrada de creer que se tiene la verdad absoluta y no escuchar al interlocutor, al papel del Ejército, pero también del que deben jugar los gobiernos, el Congreso, las iglesias y la sociedad civil en su conjunto, en esta tarea de encontrar todos la paz.
El también arzobispo de San Luis Potosí dijo que habrán de verse fraternalmente con quienes confiesen una religión diferente a la católica. "Ya debe desterrarse definitivamente la violencia por pretextos religiosos".
Aclaró que la capacidad de escuchar una opinión distinta a la propia y cambiar los criterios que no se ajustan a la verdad, implica también una renuncia a las ideologías y herencias individualistas, pero que entorpecen el bienestar común.
Al referirse de manera directa al Ejército, expresó su deseo de que éste ayude realmente a superar las condiciones de sufrimiento de los más desprotegidos.
Más adelante planteó que se perdonen las ofensas, pero "que no haya amenazas ni acumulación de armas, mucho menos protección a los asesinos, sino diálogos pacientes y fraternos".
También señaló la necesidad de que los partidos políticos sean capaces de construir una democracia más participativa, para que el país avance, y no estar preocupados sólo por el poder.
Con la multitudinaria celebración religiosaconcluyó la visita de tres días que realizó la Comisión Episcopal, la octava desde que se creó, en enero de 1994.